Walter Salles habla sobre "En el camino / On the road"

por © A.T./Wandavisión-NOTICINE.com
Salles con Kristen Stewart
Casi un año después de haberse estrenado en Cannes sin levantar las pasiones esperadas, se estrena en España la adaptación de la novela de Jack Kerouac "En el camino / On the road", realizada por el brasileño Walter Salles sobre un guión del boricua José Rivera. Sam Riley, Kristen Stewart, Garrett Hedlund, Kirsten Dunst y Viggo Mortensen protagonizan una "road movie" iniciática, de carretera, manta, alcohol, drogas y sexo, producida mayoritariamente por Francia. Autobiográfica, "En el camino" narra la historia de tres amigos que se lanzan a las rutas norteamericanas para experimentar todo tipo de vivencias. Publicada originalmente en 1957 se considera en literatura el referente máximo de la generación "Beat".

- ¿Se acuerda de cómo se sintió al leer On the Road por primera vez?

Leí el libro en tiempos muy difíciles en Brasil, durante los años del régimen militar. La censura afectaba a la prensa, a las editoriales, a la música y al cine. "On the Road" no fue publicado en Brasil en aquel entonces por lo que tuve que leerlo en inglés. Me sentí inmediatamente atraído por la libertad de los personajes, por la narrativa tan influenciada por el jazz, por la manera en que el sexo y las drogas eran utilizadas como instrumentos para expandir nuestras nociones del mundo. Se trataba justamente de lo opuesto a lo que estábamos viviendo en Brasil. Así que la visión de Kerouac me impresionó mucho, al igual que a otras muchas personas de mi generación. Sintomáticamente, "On the Road" fue publicado en Brasil en 1984, cuando el país volvía hacia la democracia. El libro fue tan emblemático que la idea de adaptarlo a la gran pantalla ni siquiera se me cruzó por la mente.  

- A grandes rasgos, ¿cuáles son sus afinidades con la Generación Beat?

A finales de los 60 y principios de los 70, yo era un adolescente. Para la gente de mi generación, no fue difícil entender que la mayoría de los movimientos libertarios de los que fuimos testigos o fuimos parte, tenían sus raíces en la generación de Ginsberg, Kerouac, Snyder, di Prima, o Baraka. Ellos habían redefinido la cultura desde dentro. Michael McClure, que fue parte del movimiento, lo expresa mucho mejor que yo cuando dice: “El otro día, un chico de unos 21 años, me preguntó sobre lo que había pasado con la Generación Beat. El chico iba vestido como quería, llevaba el pelo como le parecía oportuno, estaba en contra de la guerra en Irak e interesado en la ecología y el budismo. Así que le devolví la pregunta: “Eso mismo, ¿dónde está la Generación Beat?”

- En su documental "Buscando en camino",  habla usted de toda la investigación que hizo antes del rodaje. ¿Por qué fue esto algo tan importante para usted?

Cuando comenzaron las conversaciones con American Zoetrope en 2004, no me sentía preparado. La posibilidad de hacer una adaptación me parecía tan compleja que primero propuse hacer un documental, siguiendo los pasos que tomó Kerouac y el resto del grupo, para intentar entender mejor la odisea descrita en el libro. A través de este proceso, quise ahondar aún más en la perspectiva de los temas a los que se enfrentaba esa generación, en el contenido social y político de finales de los 40 y principios de los 50. Finalmente, rodé el documental porque me había quedado con ganas de hacerlo mientras estuvimos localizando para la película "Los diarios de motocicleta" en Latinoamérica. Vivimos  momentos únicos que nunca se van a reproducir. Fue así de simple.

- ¿Qué versión de la novela  utilizó para el guión que compusieron usted y su guionista José Rivera?
En Lowell, Massachusetts, un pueblo donde Kerouac pasó parte de su infancia y adolescencia, conocimos a John Sampas, el cuñado de Jack. Fue muy generoso y me mostró una copia manuscrito original. Me atrapó la urgencia y la inmediatez de esta versión. La primera frase ya indicaba otro tipo de narrativa. La versión que se publicó en 1957 comenzaba con: “Conocí a Dean poco después de que mi mujer y yo nos separamos”.  Este manuscrito empieza de otra manera: “Conocí por primera vez a Neal poco después de morir mi padre”. El héroe del manuscrito acaba de sufrir una pérdida que le obliga a ir hacia adelante. La búsqueda del padre es un tema vital en el pergamino, mucho más que en la versión publicada en 1957. Es un tema que siempre me ha interesado y se convirtió en uno de los motores de la adaptación. Durante cinco años, José y yo trabajamos y hablamos de muchas versiones diferentes. Intentamos respetar el libro al máximo pero a veces nos desviábamos – lo traicionamos para poder serle más fieles. Una adaptación debería incitar a volver al libro, a la versión original y construir  versiones propias de "On the Road".

- Su adaptación de "On the Road" sigue un ritmo similar al que hay en el libro, alternando momentos de introspección con otros de aceleración. Su película ¿podría ser entendida como un “making-off” de sí misma?
El libro tiene esa misma dualidad. Por un lado, está la urgencia de una generación que explora todos los sentidos, viviendo al son del Be-bop y las anfetaminas. Los matices de improvisación del jazz resuenan en el libro. Por otra parte, tiene ese lado contemplativo e introspectivo, tan  propio de Kerouac.  En la película, intentamos expresar ese movimiento de vaivén. Aunque también está impregnada de lo que nosotros vivimos durante el rodaje, como si fuéramos una familia: momentos de felicidad, de duda, de alegría y desesperación. Si el rodaje de "Los diarios de motocicleta" fue duro, "On the Road" fue 10 veces peor. América del Sur es aún un lugar fronterizo pero el Norte ha sido contaminado por Wal-Marts y suburbios. A veces teníamos que alejarnos mucho para conseguir dar esa sensación de búsqueda de nuevo territorio.

- "On the Road"  cuenta la historia de la juventud, consumiéndose como las velas al anochecer. Pero también contiene momentos de alegría, reflejados en las exuberantes secuencias de baile. ¿Cómo se aseguró de que los actores que intervienen en esas escenas, tuvieran esas olas de energía?
Sí, los personajes en el libro arden, arden, arden como velas romanas.... ¿Cómo se interpreta esa energía en la pantalla? Pues en el lenguaje corporal y los gestos de los personajes, en el ritmo constante que define la película, en los momentos de éxtasis como en las escenas del baile. Pero también tuvimos que buscar  intervalos de silencio y contemplación para poder contrastar con las secuencias más rápidas.

- ¿Cómo se planteó usted el casting de la película?
El casting se fue armando poco a poco durante el 2004 y 2005. La primera actriz que vi fue a Kirsten Dunst pensando en el papel de Camille. Siempre la encuentro increíblemente precisa en lo que hace, nada es innecesariamente enfatizado. Sin embargo, para Kristen Stewart, las cosas sucedieron de manera imprevisible. Gustavo Santaolalla y Alejandro González Inárritu acababan de ver el primer montaje de "Hacia rutas salvajes", y me dijeron, “Deja de buscar a Marylou. La chica en la nueva peli de Sean Penn es ella y es fantástica”. Vi la película de Penn, que me gustó muchísimo, y conocí a Kristen justo antes de toda la locura de "Crepúsculo". Ella conocía el libro y entendía bien a  Marylou. Kristen se comprometió a hacer la película durante todos esos años de incertidumbre. Mientras que, en el caso de Garrett, él vino a hacer una prueba. Me pidió que le dejara leer un texto que había escrito en el autobús de Minnesota a Los Ángeles, haciendo escala en bares de carretera. Cuando iba por la mitad del texto, sabía que él iba a ser Dean. Garret también esperó todos esos años. Cuando le hacían una oferta para otra película, él me llamaba primero. Surgió una amistad a raíz de la confianza que sentíamos mutuamente, igual que ocurrió con Gael García Bernal. Tom Sturridge también hizo una prueba magnífica, leyendo el papel de Carlo. Recuerdo que todos los que estábamos en la habitación nos quedamos atónitos. Cuando vi "Control", me impresionó muchísimo la actuación de Sam Riley en el personaje de Ian Curtis. ¡Era simplemente brillante! Vino a hacer una prueba con Garrett en Nueva York y me conmovió su humanidad e inteligencia, así como su precisión como actor. Estas son las cualidades necesarias para poder interpretar a un escritor. Cuando se aproximó el rodaje, Viggo se unió al equipo para interpretar a Bull Lee. Lo mismo ocurrió con Amy Adams. Como actores, los dos son genios, capaces de transformarse, casi sin esfuerzo, en cualquier personaje, y ambos les otorgan una vida interior alucinante.

- En su opinión, ¿dónde yace la modernidad de Kerouac?

En el deseo de explorar todo en primera persona. Tocar, oler, probar, vivir cada momento al máximo – y no a través de otros. Cuando rodé el documental, estaba conduciendo por San Francisco con Lawrence Ferlinghetti cuando éste miró el puente atestado de coches, desde Bay Bridge hasta Berkeley y soltó una frase que nunca se me olvidará: “Ves, ya no hay un lejos,  un más allá”. Cuando se escribió "On the Road", el mundo aun no había sido delimitado íntegramente. Borges decía que uno sus grandes placeres literarios era darle nombre a aquello que aun no lo tenía. Hoy día, tenemos la impresión de que todo está hecho o ya ha sido explorado. El director chino Jia Zhang-Ke describe la implosión del tiempo y el espacio de una manera muy bella en su película "El Mundo". Acaba, sintomáticamente, con el suicidio del joven héroe y la heroína. "On the Road" es como un antídoto a esa inmovilidad. Eso es lo que más me fascina del libro.