Crítica: "La Mula", la Guerra Civil española vista desde el otro bando
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Por José Daniel Díaz
La Guerra Civil española vuelve a la palestra. Arriesgado, en los tiempos que corren, retomar un tema tan manido en este país. Pese a todo, “La mula”, es distinta a la mayor parte del cine nacional de las últimas décadas por muchos motivos entre los que podríamos destacar enfocar la narración de la contienda desde el bando fascista, contar con un director “anónimo” ó mostrar a un fantástico Mario Casas como jamás le habíamos visto.
Varios años de peleas judiciales dejaron en “stand by” el estreno de “La mula”. Cuando ya parecía que la cinta acabaría en un cajón, las sentencias positivas para su productora Alejandra Frade desbloquearon el asunto y el Festival de Málaga fue espectador de lujo de su estreno mundial. No sólo tuvo buena acogida entre la crítica, sino que además su actor principal, Mario Casas, recogió la Biznaga de plata a la mejor interpretación masculina.
Michael Radford, el director y coproductor teórico de la película, abandonó el proyecto por un conflicto con la parte mayoritaria española cuando apenas quedaban unos días para terminar el rodaje. Esos problemas obligaron a terminar la película de forma abrupta y con un realizador suplente en los días finales.
Todo en “La mula” ha sido complicado. Aún así, es de agradecer que esta apuesta finalmente haya acabado en las salas de cine. Su guión (basado en la novela de Juan Eslava Galán) es original, divertido y tierno a la vez, con una representación de la época creíble y muy representativa de de esos españolitos que, tras las trincheras, esperaban con ahínco el final de la guerra.
En ese conflictivo paisaje, Juan Castro, un joven de Jaén que combate en el bando nacional, se encuentra una mula. A partir de ahí, su vida gira en torno al futuro que espera tener al lado de ese animal cuando acabe la guerra.
Mario Casas está madurando como actor. Su trabajo es más que correcto, diría que se acerca a la brillantez. Mucho se habla de su acento perfecto de Andújar (Jaén), pero su actuación va más allá de ese detalle. Todo en él te traslada a la época, a la lucha diaria del campesino jienense que se enamora de una hermosa chica más preocupada por el “parné” que por el corazón, y que interpreta con altibajos su ex pareja María Valverde.
Entre los secundarios de lujo destacan Secun de la Rosa, Luis Callejo y Jesús Carroza, cómplices de una trabajada labor actoral que transmiten verdad.
Lástima que todo funcione a la perfección excepto su atropellado montaje; sin duda debido a lo ocurrido con Radford. La película sufre un final descoordinado, rápido e incompleto, que deja un regusto amargo en el espectador. Te quedas con la sensación de resultado incompleto, de no tomarse el tiempo necesario para digerir los acontecimientos y de terminar la historia “como se pueda”.
Aún así, “La mula” es un recomendable título que nos traslada un abierto mensaje de dignidad y libertad. Una guerra que separa a hermanos y amigos, pero que obvia entrar en el sentimentalismo fácil. Se muestra tan cruda e irónica como la propia vida, donde más vale reír que llorar y la amistad se encierra en una simple palmada en la espalda. El drama, cuando se recibe con una sonrisa, parece menos drama.