Sergio Hernández, 40 años en pantallas chilenas: "El cine es para siempre"

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En 'La noche de enfrente'
Por Daniel Olave M.

La película "Gloria", de Sebastián Lelio ("El año del tigre"), se acaba de estrenar en Chile con buenos resultados de crítica y público (más de 14 000 espectadores en su primer fin de semana), y viene precedida por la expectación creada en el Festival de Cine de Berlín, donde su protagonista, Paulina García, ganó el Oso de Plata a la mejor actriz. Pero García no está sola en su excelente actuación, aunque ella se roba la cinta, sin duda. Pero junto a ella, destaca también un gran actor chileno. Uno de los que tiene mayor trayectoria cinematográfica, Sergio Hernández, con más de cuatro décadas en las pantallas suramericanas. Ante un próximo homenaje, hablamos con él.


Sergio Hernández comparte honores en "Gloria", y de paso, cumple 40 años de carrera en la pantalla grande. Hernández era aún un veinteañero cuando tuvo sus primeras incursiones cinematográficas. Un pequeño papel –como muchos jóvenes actores chilenos- en el filme "Estado de sitio", realizada por Constantin Costa-Gavras en Chile; y un rol en "La Tierra Prometida", el segundo largometraje de Miguel Littin. Hoy, con 30 largometrajes en el cuerpo, es uno de los actores más reconocidos del cine nacional.

Sergio Hernández recibirá un homenaje por su trayectoria en el Festival Internacional de Cine de Cuenca, a realizarse entre el 25 y el 31 de mayo en Ecuador, donde se presentarán varias de sus últimas películas. Además, de "Gloria", pronto se estrenará en Chile otro filme donde aparece "Carne de Perro", de Fernando Guzzoni.

También famoso actor de teatro y televisión, sólo desde el año 2000 en adelante, Sergio Hernández ha participado en una veintena de películas chilenas. Sumando cortos y mediometrajes, el número asciende a 50 o 60 trabajos. "De todos mis trabajos, el más importante es el que hice en "Amelia Lopes O’Neill", de Valeria Sarmiento", recuerda Hernández. "Ahí encarnaba al ladrón arrepentido. Estuvimos un mes y medio filmando en Valparaíso. Pero yo me fui antes, estuve metido en ese ambiente del puerto, en los bares, me hice amigo y cliente de esos lugares y de la gente que vivía ahí. Me gusta eso, de meterme en el ambiente y en el personaje".

"Otro director que es serio, es Sebastián Lelio, con quien ya he hecho tres películas: "La sagrada familia", "La noche del tigre" y ahora "Gloria". Con el también hay un trabajo antes, que es muy importante. En la primera, yo me metí mucho en el personaje que era un arquitecto. Conversé del tema, con Coca Guazzini, que era mi mujer, con Néstor Cantillana que era mi hijo, pero –por ejemplo- a Patria López, no la vi hasta que llegó, a filmar. En "El año del Tigre", me pasó la Biblia, para leerla antes y prepararme y en "Gloria" me hizo adelgazar hartos kilos, porque el personaje se había operado, se ha hecho una  gastroplastia, es un ex gordo, y eso te provoca un cambio psicológico. La preparación previa es muy importante, y eso me gusta mucho en mi trabajo como actor para encarar una película".

Además, será el protagonista de la comedia "Dos ejecuciones y un amor dudoso", del realizador Percy Matas, con quien ya había trabajado hace casi cuatro décadas en el filme "Los transplantados", filmado en París.  "Es una película bastante delirante" dice el actor. "Es una sátira de un grupo de poetas de Valparaíso, que no son muy buenos poetas, pero son cultos y buenos para comer y tomar. El film tiene algo del cine de Raúl Ruiz, en lo que respecta al rescate de nuestra historia cultural, y con una mirada irónica de lo que es la política".

"Pero no siempre un proyecto te permite tener la preparación adecuada". No hay tiempo dice. "Hay otros directores que lo hacen todo rapidito y a presión. Hay algunos asistentes de dirección jóvenes que te dicen: "¿Tienes tu parte"? y te pasan una hojita. ¿Cómo se te ocurre? Pásame el guión completo, cómo que me vas a pasar mi parte, sin saber el contexto, dónde estoy sumergido en la historia. Es gente que tiene una preparación limitada, o vienen de trabajar en la publicidad".

Sus recuerdos también se detienen en Raúl Ruiz que al igual que le ocurrió con Percy Matas, trabajaron juntos en el año 1974, en el filme "Diálogos de exiliado", y pasaron cuarenta años para volver a colaborar en la que fuera la obra póstuma del destacado cineasta chileno: "La noche de enfrente".  Para él, trabajar con un artista del talento e imaginación de Ruiz lo hizo sentir "que estás es un espacio único de creación. Ese momento de creación que al mismo tiempo es para siempre. Eso es lo que tiene el cine, que no es desechable. El cine es para siempre".