Crítica: "Rouge amargo", policial disperso y fallido

por Super User
'Rouge amargo'


Por Edurne Sarriegui

"Rouge Amargo", que se estrena en Argentina este jueves, está escrita, además de por su realizador Gustavo Cova, por Oscar Yáñez, Lucas Santa Ana, Ana Halabe y Horacio Maldonado. Tal cúmulo de guionistas (o tal vez debido a ello) no consigue hilvanar una historia convincente. El resultado está lleno de clichés y lugares comunes, con lagunas en su desarrollo que son totalmente incompatibles con el género policial. Estamos ante un “thriller” fallido en el cual sus “héroes” no dan la talla y el ritmo y la acción dejan mucho que desear.

Es de noche y Julián (Luciano Cáceres), que acaba de salir de la cárcel, se aloja en un hotel de la zona roja de la ciudad. Allí lo sorprenden los gritos pidiendo ayuda de una mujer. Se trata de Cintya (Emme), una prostituta, testigo del asesinato de su cliente. Julián se enfrenta al asesino (César Vianco) y huye con Cintya al darse cuenta de la identidad del hombre muerto, un reconocido político. Buscan refugio en la casa de Rita (Gustavo Moro), un travesti amigo de Cintya, mientras tratan de averiguar quién está detrás del asesinato y escapar de su alcance. Mientras tanto, la policía los busca como sospechosos del crimen y un periodista (Nicolás Pauls), que trabaja para una revista llamada sugestivamente “Libertad”, realiza una investigación paralela para desentrañar la red de corrupción infiltrada en los más altos estamentos del poder.

La primera mitad del film se desarrolla durante la noche, en una serie de ambientes lúgubres y marginales. Prostitución, mafias, violencia, persecuciones y crímenes se suceden en la pantalla. Durante el día la acción se traslada al Puerto de Frutos de Tigre, lugar de febril actividad, ajeno a la estética propuesta en la primera parte. Pero todos estos elementos al servicio de un guión que hace agua por varios lados, condimentados con diálogos obvios, sosos y dichos sin ninguna convicción por unos personajes desdibujados, no consiguen un resultado creíble que provoque emoción y expectativa.

En esta feria de obviedades nadie es quién parece ser. Y así transcurre la película hasta que cerca del final, algunos giros de la trama ponen de manifiesto lo que ocultaban los personajes. Pero ya es tarde. Hace ya rato que habíamos perdido el interés.