Crítica: "Cuando yo te vuelva a ver", volver con la frente marchita
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Por Emiliano Basile
La argentina "Cuando yo te vuelva a ver" (2013) es un drama romántico sobre una pareja que reflota un amor de la adolescencia a los cincuenta años. Dirigida por Rodolfo Durán ("Terapias Alternativas"), el film cuenta con un gran elenco que incluye a Ana María Picchio, Manuel Callau, Alejandro Awada y Malena Solda, entre otros.
Margarita (Ana María Picchio) vive una tensa relación con su hija (Malena Solda) y su nieta, mientras realiza servicios de catering con su socia (Miriam Lanzoni). Ella quedó dolida por una relación interrumpida con Paco (Manuel Callau), un novio de la adolescencia que se fue a vivir a España. Luego de 34 años Paco vuelve a la Argentina para participar de la boda de un amigo, se aloja en la casa de su compañero Félix (Alejandro Awada), y se reencuentra con su antiguo amor.
No hay que ser exigente al sentarse a ver "Cuando yo te vuelva a ver", ya que estamos frente a un relato que presenta problemas de realización. En primer lugar la narración avanza a los tumbos: hay una falta de fluidez narrativa y peor construcción de tensión dramática, producto de la poca imaginación en la puesta en escena, la puesta de cámara y el diseño de vestuario, por mencionar sólo algunos rubros.
La producción parece no querer correr ningún riesgo e ir a lo trillado en las decisiones técnicas: plano y contra plano, música de piano para exacerbar los momentos tristes, estereotipos en la elaboración de los decorados y época (la estética hippie en los flashbacks setenteros es tremenda), y ni hablar de los diálogos que sólo se sostienen por la talla del elenco.
En el inicio Durán realiza un montaje paralelo (al estilo "Extraños en un tren") para trazar las similitudes ente Paco y Margarita que al menos pretende un simpático juego de asociación. El resto es una película con formato de telefilm melodramático, sin ninguna otra pretensión que generar empatía con el espectador.
Y es justamente en ese punto donde los actores sacan a relucir su carisma, al mejor estilo tira Pol-ka, para levantar un producto muy pero muy pobre desde su realización.