"Historias de la música cubana", el regreso de Gutiérrez Aragón
- por © Redacción-NOTICINE.com
"Cuba es madre de músicas", dice Manuel Gutiérrez Aragón, un enamorado de la isla caribeña, donde nació su padre y en cuya capital ha ambientado varias de sus películas ("Una rosa de Francia" y "Cosas que dejé en La Habana", entre otras). Y en Cuba es donde se desarrolla "Historias de la música cubana", trabajo impulsado por el cineasta y novelista cántabro, cuyos dos primeros capítulos se han proyectado este jueves en la Academia de Cine española, desmintiendo su retiro de la realización en 2008 tras rodar la no muy apreciada comercialmente "Todos están invitados"
"La música es un punto de contacto y comunicación, de unión y entendimiento, y ayuda a narrar la Historia. Hemos contado con diversas voces y diferentes timbres, estéticas, ritmos y colores, sin importarnos la época", apunta Gutiérrez Aragón.
La sesión de música cubana, donde todo es fusión y mezcla, comienza con "Manteca, mondongo y bacalao con pan", episodio firmado por Pavel Giroud que reúne a primeras figuras e intérpretes de tres generaciones del jazz cubano, entre ellos a los pianistas Frank Emilio y Emiliano Salvador. Y del jazz afrocubano de la mano de Chucho Valdés, conductor de "Mantena, mondongo…", al jazz con "Música para vivir".
Gutiérrez Aragón firma esta historia que coescribió con el periodista Mauricio Vicent, hijo del escritor Manuel Vicent y corresponsal durante años de El País en Cuba, que muestra cómo el jazz fue suprimido en la isla cuando triunfó la revolución. "Fue considerado una contaminación ideológica que era necesaria suprimir", destaca su autor.
35 años de oficio avalan a Gutiérrez Aragón (Torrelavega, 1942), quien dijo adiós oficialmente a la gran pantalla en 2008, pero los cineastas, como los toreros, no se cortan la coleta, y le molesta la etiqueta de exdirector "porque tendría la sensación de jubilado. No he vuelto a hacer una película por soberbia, pensé: ‘Antes de que me quiten, me quito yo’".
"La música es un punto de contacto y comunicación, de unión y entendimiento, y ayuda a narrar la Historia. Hemos contado con diversas voces y diferentes timbres, estéticas, ritmos y colores, sin importarnos la época", apunta Gutiérrez Aragón.
La sesión de música cubana, donde todo es fusión y mezcla, comienza con "Manteca, mondongo y bacalao con pan", episodio firmado por Pavel Giroud que reúne a primeras figuras e intérpretes de tres generaciones del jazz cubano, entre ellos a los pianistas Frank Emilio y Emiliano Salvador. Y del jazz afrocubano de la mano de Chucho Valdés, conductor de "Mantena, mondongo…", al jazz con "Música para vivir".
Gutiérrez Aragón firma esta historia que coescribió con el periodista Mauricio Vicent, hijo del escritor Manuel Vicent y corresponsal durante años de El País en Cuba, que muestra cómo el jazz fue suprimido en la isla cuando triunfó la revolución. "Fue considerado una contaminación ideológica que era necesaria suprimir", destaca su autor.
35 años de oficio avalan a Gutiérrez Aragón (Torrelavega, 1942), quien dijo adiós oficialmente a la gran pantalla en 2008, pero los cineastas, como los toreros, no se cortan la coleta, y le molesta la etiqueta de exdirector "porque tendría la sensación de jubilado. No he vuelto a hacer una película por soberbia, pensé: ‘Antes de que me quiten, me quito yo’".