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"Una actuación excepcional, que constituye el correlato de una fábula de redención ejecutada con absoluta maestría artística". Esas palabras usó el jurado, encabezado por el destacado cineasta alemán Volker Schlondorff, para entregar el premio Ingmar Bergman a la película chilena "Carne de perro", que esta semana se estrenó en salas comerciales de Chile y en julio se verá en España. Este premio, entregado en el Festival Internacional de Goteborg, en Suecia, se suma a los ya obtenidos en los encuentros de cine como Valdivia, San Sebastián y La Habana. La cinta es la ópera prima del joven realizador chileno Fernando Guzzoni, y además, el primer protagónico en la pantalla grande para Alejandro Goic.

Su protagonista, Goic, ha participado en más de una docena de films chilenos como "Gringuito", de Sergio Castilla; "Dawson, Isla 10", de Miguel Littin;  "La nana",  de Sebastián Silva, "No", de Pablo Larraín y "Gloria", de Sebastián Lelio.  En "Carne de Perro", el actor chileno encarna a un hombre de 55 años llamado Alejandro, quien vive atormentado por su pasado. El es un ex torturador buscando darle sentido a su vida.  "Es una historia de la pérdida de sentido. De la búsqueda de la existencia de este ex agente convertido en un paria, y que vive en una soledad absoluta", agrega el actor.

"Yo creo que una de las grandes virtudes de la película, es que Fernando Guzzoni, hizo un relato universal. Contó la historia de este personaje como la de un hombre cualquiera, sin  proselitismo", explica sobre el por qué de los premios y la llegada al público en los encuentros internacionales. En la película –coproducción con Francia y Alemania- también actúan Amparo Noguera ("Tony Manero"), Maria Gracia Omegna ("Joven y alocada"), Alfredo Castro ("No"), Sergio Hernández ("Gloria"), entre otros. Este es el segundo trabajo de Fernando Guzzoni, de 29 años, tras correalizar el año 2008, el documental "La colorina", sobre la poeta Stella Díaz Varín.  "Carne de Perro" es producida por Adrián Solar ("En la cama", "La vida de los peces") y la fotografía está a cargo de la uruguaya Bárbara Álvarez ("Whisky", "La mujer sin cabeza", "La vida de los peces", "De jueves a domingo").

Sobre el director, dice Goic: "hay que tener ojo con Fernando. Este es recién su primer largometraje de ficción y ya es un artista importante. Estoy muy orgulloso de haber trabajado con él. Y aunque podría ser su padre, ya que lo doblo en edad, he aprendido mucho con él. Es un artista al que hay que seguir, uno muy  importante para Chile".

Por su parte, el realizador, Fernando Guzzoni, explica que nació "de la necesidad de reflexionar sobre un personaje presente en nuestro panorama social, pero el cual se ha obviado en la historia oficial. Un personaje que hace algunos años estaba amparado por el establishment de la época, que se sentía validado y que de vuelta a la democracia, no es condenado ni identificado y queda sin lugares de pertenencia, intentando darle un nuevo norte a su existencia y encontrar un lugar en la sociedad, pero va chocando con sus fantasmas y la hostilidad de su pasado".

Sobre la labor del protagonista, Alejandro Goic, el joven realizador dijo "es un gran trabajo ya que cargaba con la mayor responsabilidad y peso sobre su personaje y es capaz de sostener la película dando la urgencia y emoción con la que carga el personaje a lo largo de la historia". Goic estuvo preso tras el golpe de Estado de 1973, por lo mismo, Guzzoni destaca que "Alejandro al ser enfrentado al personaje que le tocó representar revela una situación muy contradictoria a la que se sometió y que sin duda le da a su personaje una complejidad y tridimensionalidad que se siente en la película".