David Trueba: Reflexiones en la recta final del rodaje de "Vivir es fácil con los ojos cerrados"
- por © David Trueba-NOTICINE.com
Este sábado finalizará en Almería el rodaje de "Vivir es fácil con los ojos cerrados", la nueva cinta escrita y dirigida por David Trueba, que han protagonizado Javier Cámara, Natalia de Molina y Francesc Colomer. En estas semanas, mientras dirigía esta historia de un profesor que utiliza las canciones de los Beatles para enseñar inglés en la España de 1966, que viaja a Almería con la esperanza de conocer a John Lenon, quien estaba allí rodando una película, y en su camino se encuentra con una chica y un adolescente, el cineasta ha escrito un diario del que extraemos algunos párrafos:
- Los protagonista son tres personajes de la España de ese momento. Un profesor exigente y vitalista, que sospecha que las reformas sociales tienen más que ver con ambiciones personales que con planes políticos, que se deja llevar por el entusiasmo y las ganas. Y dos jóvenes que se enfrentan, de modo bien distinto, a las frustraciones sociales y a que los demás decidan sus destinos. Los tres representan tres formas de rebeldía frente a un orden establecido. No son personajes históricos sino seres anónimos que con su pelea, particular, íntima y esforzada, ayudaron a cambiar el país. Verdaderos protagonistas de una reforma llevada a cabo por termitas y no por héroes.
- El primer día de rodaje siempre es intenso y complicado. En nuestro caso aún más, porque empezábamos por una clase con 22 niños, todos vestidos de época bajo los rigurosos retratos de José Antonio y Franco. Para acercarse al año 1966, sin embargo, nada es más práctico que una selección del reparto ajustada y tuvimos la suerte de que la directora de casting, Arantza, nos preparara un conjunto escolar lleno de rostros peculiares y chavales estupendos, que se portaron de maravilla.
- Ser actor de cine consiste en hacer arte en un taller de carpintería, me dijo una vez Fernán Gómez. Un rodaje a veces parece eso. Ahí se imponen los actores con la calma suficiente para templar, aislarse del tiempo y el lugar, y levantar su personaje.
- Yo nunca sé qué decirles a los actores para ayudarles. Soy un inútil absoluto como director. Cuando veo a esos directores que presumen de sacarles lo mejor a sus actores siempre siento envidia, yo me limito a elegir a los mejores y tratar de no estropear mucho sus planes.
- En los rodajes te pasas el día mirando la información meteorológica. Ayer nos vimos atrapados por un viento huracanado. En esto nos parecemos a los agricultores. Que siempre andan preocupados por el clima. Nuestra cosecha depende del tiempo que nos toque. Lo más complicado hasta ahora es lidiar con el viento. Hemos tenido un par de días con ráfagas bestiales de más de 70 kilómetros por hora. Con ese viento no hay peinado de actriz, sonido, ni foco de luz que resista. Lo más fascinante era arrancar una toma bajo el vendaval y que cuando los actores empezaban a hablar se detuviera, casi respetándoles. Así salvamos las frases una a una.
- Javier Cámara ha sido fundamental para que Natalia y Francesc se sintieran cómodos y dueños de su espacio en el rodaje. Los ayuda cada día a sentirse protagonistas, cediendo su esfuerzo para ellos. A ratos le pido que les provoque reacciones inesperadas, que les cambie la frase, que les insista en una dirección. No hay segundo en que no esté bromeando. Entre toma y toma convierte la escena en un musical, en un documental narrado por un locutor oligofrénico o es capaz de imitar con precisión el balido de una cabra.
- Cuando un día de rodaje va mal, casi siempre es por la misma razón. No acertamos a distinguir lo que es esencial de lo que es prescindible. En un rodaje estás siempre tomando esas decisiones. Porque trabajas con el tiempo limitado de una jornada. A veces pienso que es como si un novelista tuviera que trabajar con un reloj de ajedrez y cada frase tuviera que ser escrita en un arrebato veloz. Por eso tienes constantemente que renegociar tus deseos y tu planificación. Reducir planos, resolver de manera más sencilla, conceder el tiempo a lo que es esencial y robárselo a lo que no lo es.
- Cada día, después de la jornada vemos la proyección de lo rodado el día anterior. A mucha gente no le gusta hacerlo, alarga demasiado el día y uno siempre es reservado con su material. Pero a mí me encanta que la gente se sume y más como en este caso, que no faltan los tres actores principales. En muchas ocasiones, que vean proyección significa que aprenden a tolerarse, a entender el mérito y el esfuerzo de otros técnicos, a comprender las dificultades de un plano e incluso a corregirse para ocasiones futuras. Te enseña sobre todo a ser humilde. En mi caso, tengo la sensación de que si participan de la proyección, todos los implicados en el rodaje serán más generosos y comprensivos con el director y empezarán a sentir cómo la película se construye palmo a palmo, día tras día.
- Los protagonista son tres personajes de la España de ese momento. Un profesor exigente y vitalista, que sospecha que las reformas sociales tienen más que ver con ambiciones personales que con planes políticos, que se deja llevar por el entusiasmo y las ganas. Y dos jóvenes que se enfrentan, de modo bien distinto, a las frustraciones sociales y a que los demás decidan sus destinos. Los tres representan tres formas de rebeldía frente a un orden establecido. No son personajes históricos sino seres anónimos que con su pelea, particular, íntima y esforzada, ayudaron a cambiar el país. Verdaderos protagonistas de una reforma llevada a cabo por termitas y no por héroes.
- El primer día de rodaje siempre es intenso y complicado. En nuestro caso aún más, porque empezábamos por una clase con 22 niños, todos vestidos de época bajo los rigurosos retratos de José Antonio y Franco. Para acercarse al año 1966, sin embargo, nada es más práctico que una selección del reparto ajustada y tuvimos la suerte de que la directora de casting, Arantza, nos preparara un conjunto escolar lleno de rostros peculiares y chavales estupendos, que se portaron de maravilla.
- Ser actor de cine consiste en hacer arte en un taller de carpintería, me dijo una vez Fernán Gómez. Un rodaje a veces parece eso. Ahí se imponen los actores con la calma suficiente para templar, aislarse del tiempo y el lugar, y levantar su personaje.
- Yo nunca sé qué decirles a los actores para ayudarles. Soy un inútil absoluto como director. Cuando veo a esos directores que presumen de sacarles lo mejor a sus actores siempre siento envidia, yo me limito a elegir a los mejores y tratar de no estropear mucho sus planes.
- En los rodajes te pasas el día mirando la información meteorológica. Ayer nos vimos atrapados por un viento huracanado. En esto nos parecemos a los agricultores. Que siempre andan preocupados por el clima. Nuestra cosecha depende del tiempo que nos toque. Lo más complicado hasta ahora es lidiar con el viento. Hemos tenido un par de días con ráfagas bestiales de más de 70 kilómetros por hora. Con ese viento no hay peinado de actriz, sonido, ni foco de luz que resista. Lo más fascinante era arrancar una toma bajo el vendaval y que cuando los actores empezaban a hablar se detuviera, casi respetándoles. Así salvamos las frases una a una.
- Javier Cámara ha sido fundamental para que Natalia y Francesc se sintieran cómodos y dueños de su espacio en el rodaje. Los ayuda cada día a sentirse protagonistas, cediendo su esfuerzo para ellos. A ratos le pido que les provoque reacciones inesperadas, que les cambie la frase, que les insista en una dirección. No hay segundo en que no esté bromeando. Entre toma y toma convierte la escena en un musical, en un documental narrado por un locutor oligofrénico o es capaz de imitar con precisión el balido de una cabra.
- Cuando un día de rodaje va mal, casi siempre es por la misma razón. No acertamos a distinguir lo que es esencial de lo que es prescindible. En un rodaje estás siempre tomando esas decisiones. Porque trabajas con el tiempo limitado de una jornada. A veces pienso que es como si un novelista tuviera que trabajar con un reloj de ajedrez y cada frase tuviera que ser escrita en un arrebato veloz. Por eso tienes constantemente que renegociar tus deseos y tu planificación. Reducir planos, resolver de manera más sencilla, conceder el tiempo a lo que es esencial y robárselo a lo que no lo es.
- Cada día, después de la jornada vemos la proyección de lo rodado el día anterior. A mucha gente no le gusta hacerlo, alarga demasiado el día y uno siempre es reservado con su material. Pero a mí me encanta que la gente se sume y más como en este caso, que no faltan los tres actores principales. En muchas ocasiones, que vean proyección significa que aprenden a tolerarse, a entender el mérito y el esfuerzo de otros técnicos, a comprender las dificultades de un plano e incluso a corregirse para ocasiones futuras. Te enseña sobre todo a ser humilde. En mi caso, tengo la sensación de que si participan de la proyección, todos los implicados en el rodaje serán más generosos y comprensivos con el director y empezarán a sentir cómo la película se construye palmo a palmo, día tras día.