Crítica: "Espacio interior", dolor para recuperar la fe

por © Redacción-NOTICINE.com
Backer, en 'Espacio interior'


Por Hugo Lara Chávez

A México corresponde el triste primer lugar mundial en número de secuestros, un negocio que desde hace años se ha vuelto uno de los más prósperos del crimen organizado vinculado al narcotráfico. En las últimas décadas, se han hecho públicos muchos casos de espectaculares secuestros de empresarios, políticos, deportistas y actores que han caído en manos del hampa. Uno de los casos más recordados es el del arquitecto y empresario Bosco Gutiérrez Cortina, ocurrido en agosto de 1990 y que ha dado pie a la película "Espacio interior" (2012), opera prima del cineasta mexicano Kai Parlange y que se estrena este viernes 26 de julio.

Con guión de Pierre Favreau y del propio director, el film describe los 257 días del secuestro de Lázaro (Kuno Becker), un joven arquitecto perteneciente a una familia rica. Lázaro es confinado por sus captores a un estrecho zulo de tres metros de largo por uno de ancho, tan solo con una ventanilla por donde sus tres custodios lo alimentan, sin jamás descubrir sus rostros ni cruzar una palabra con él, pues se comunican por medio de mensajes escritos. De esta manera, el personaje es forzado a revelar datos privados sobre su familia y sus hábitos. Durante las largas negociaciones para obtener el rescate, el protagonista transita de la depresión absoluta a la recuperación de la fe, lo que le permite hacerle frente a su desgraciada situación.

La trama recupera varios de los episodios que en la realidad experimentó Gutiérrez Cortina (quien se dice que pidió el anonimato a los realizadores de este film, aunque hay abundante material de su caso en la red) y que se han consignado en diversas conferencias, entrevistas y a través del libro "257" escrito por el sacerdote José Pedro Manglano. Hay algunos episodios emblemáticos, como el del whisky que le es ofrecido por sus captores la noche de las fiestas patrias mexicanas y que el personaje decide tirar por el escusado; o cuando éste invita a rezar a sus custodios en Noche Buena.

Si bien existen algunas escenas en la residencia de Lázaro, donde se ve a su familia, o incluso la secuencia de un maratón en Paseo de la Reforma, la mayoría de los 89 minutos que dura "Espacio interior" ocurre en el claustrofóbico calabozo, lo que entraña en términos cinematográficos cierta habilidad para que no decaiga la atención, solucionado con el apoyo eficaz del fotógrafo Juan José Saravia y de los editores Alex Rodríguez y Jorge García. Asimismo, por la construcción narrativa, el relato recae en un gran porcentaje en la actuación de Becker, quien tuvo que someterse a una exigente caracterización y que logra una buena nota en ello. Por tanto, son brevísimas las intervenciones que tienen otros actores como Ana Serradilla, Rocío Verdejo, Marina de Tavira, Roberto Sosa o Juan Carlos Colombo.

En términos de ritmo y de estructura, la película se sostiene a pesar de sus defectos, lo que le alcanzó para ganar el Premio del Público en el Festival de Guadalajara en 2011. Pero hay que advertir la clara vocación edificante de la narración (la voz en off del protagonista lo enfatiza más), con una carga religiosa que se desliza a lo largo de la trama, lo que no es de extrañar, toda vez que es sabido que Gutiérrez Cortina salió de esta experiencia reforzado en su fe católica, pues incluso es supernumerario del Opus Dei. Todo esto ha pesado para que "Espacio interior" fuera seleccionado (como lo indica el cartel) para inaugurar la Jornada Mundial de la Juventud, durante la visita del papa Francisco a Río de Janeiro, esta semana.

Hay una parte del público en México que no le gusta que se aborden los temas duros como la violencia y la pobreza, que quisiera que dominaran los filmes rosas y familiares, pero sin duda que hablar de la cruda realidad es un ejercicio necesario y natural no sólo del cine, sino de los demás medios de expresión. Debido a la atmósfera actual de violencia e inseguridad, es de imaginar que en los próximos años vendrán más películas sobre secuestros en México, como "Espacio interior" o la estupenda "Días de gracia" (Everardo Gout, 2011), que tuvo su première en el Festival de Cannes aunque pasó con más pena que gloria por las salas comerciales.