Crítica: "Vino para robar", buena química en un estimable caldo

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Hendler y Bertuccelli


Por Edurne Sarriegui

"Vino para robar", que se estrena en Argentina este jueves, es la última cinta de Ariel Winograd. Después de las comedias "Cara de queso- Mi primer ghetto" y "Mi primera boda" y con guion de Adrián Garelik, el realizador porteño incursiona en una mezcla de géneros en la que convergen el policial, el suspenso y la intriga condimentada con un poco de romance y adobada con mucho humor. El resultado es una película entretenida que atrapa la atención del espectador.

Nos cuenta la historia de Sebastián (Daniel Hendler) y Natalia (Valeria Bertuccelli), dos ladrones de guante blanco que se encuentran cuando ambos  tratan de robar una valiosa pieza arqueológica. Natalia, con gran habilidad, consigue el botín y Sebastián, tocado en su orgullo, viaja hasta Mendoza tratando de recuperar lo que considera suyo. Allí, enfrentados a Basile  (Juan Leyrado), un villano coleccionista, caprichoso y millonario, que no duda en matar si es necesario para conseguir lo que desea, se  verán obligados por su propia supervivencia a trabajar juntos en un difícil robo. Para ello cuentan con la ayuda de Chucho (Martin Piroyansky), socio de Sebastián y especialista en computación. El objetivo será acceder a la bóveda de un importante banco y robar una valiosa botella de vino que perteneció a Napoleón.

Con múltiples referencias cinéfilas  ("Bond, mi nombre es Juan Bond") y obviamente inspirada en muchas de las cintas de Hollywood que relatan robos de altos vuelos, riesgosos y cuasi imposibles, la película no pretende absoluta verosimilitud, sin embargo mantiene el ritmo del género y construye bien a sus personajes.

La pareja protagónica logra una química notable que sostiene sobre sus actuaciones el mayor peso del film y se hace patente la habilidad de Bertuccelli para la comedia. Con el foco central de la acción en el robo que han de cometer, el enamoramiento de los protagonistas surge irremediablemente pero de una forma sutil sin imponerse sobre el nudo del argumento. Las actuaciones de los personajes secundarios interpretados por Leyrado, Alarcón, Rago, Sagasti y Piroyansky acompañan eficazmente  a  los protagonistas destacándose este último, cuyo personaje crece a medida que avanza la historia.

La fotografía que refleja los paisajes de la cordillera mendocina, los interminables viñedos, las pequeñas  y las grandes bodegas, las escenas de acción, el cuidado vestuario y la música incidental son todos elementos que aportan al resultado final y logran un producto para ser tenido en cuenta.