Crítica: “Depositarios”, buen reparto para una pobre ciencia-ficción mexicana

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'Depositarios'


Por Hugo Lara Chávez

“Depositarios” es una película de ciencia-ficción mexicana dirigida por Rodrigo Ordoñez. Ambientada en México en un futuro cercano, el film narra la intriga alrededor de los “depositarios”, clones inertes que sirven para trasladar las enfermedades de los humanos y que han sido desarrollados gracias a asombrosos avances tecnológicos y médicos. Esta película tiene la mala fortuna de estrenarse el mismo fin de semana que otra de ciencia-ficción, "Elysium" (2013) de Neill Blomkamp, porque la comparación se vuelve inevitable, como se explica adelante.

Mario (Gustavo Sánchez Parra) e Ignacio (Jose Carlos Montes) son dos policías que siguen la pista del misterioso robo del “depositario” de una mujer en crisis emocional, Carla (Alejandra Ambrosi). Sus pesquisas los enfrenta a “Los impares”, un grupo clandestino de saboteadores que pelean para demostrar que los “depositarios” también son seres humanos y que tienen vida propia. Mario, en vísperas de ser padre junto a su esposa (Karina Gidi), se enfrenta a un dilema cuando se enamora de Marcia (Anilú Pardo), miembro de “Los impares” que está infiltrada en la policía. Las diferentes historias individuales se entrelazan en un desenlace trágico.

La ciencia-ficción ha sido históricamente un género espinoso para el cine mexicano (para no ir muy lejos basta recordar la fallida “2033” de Francisco Laresgoiti, de 2009) donde por lo regular sale mal librado, básicamente por un aspecto clave: los limitados recursos de producción que le den consistencia y credibilidad. Es difícil porque el público está acostumbrado a producciones impecables de Hollywood de este mismo género, donde hay derroche de recursos y calidad en la construcción de ambientes (independientemente de que sea buena o mala la historia). Y este aspecto es uno de los que más sufre “Depositarios”, hecha con un presupuesto de alrededor de 23 millones de pesos (como referencia, “Elysium”, se hizo con 115 millones pero de dólares) . La película se nota de una gran precariedad en su diseño de producción, sin esmero en la atmósfera, en las locaciones, en los vestuarios y ni siquiera en los peinados.

En cuanto al guión del mismo Ordoñez sucede lo mismo: parece que estaba en un nivel no acabado y que requería más tratamientos. La historia está integrada por ideas tomadas de clásicos como la novela “1984” de George Orwell, o de filmes como la imprescindible “Blade Runner” (1982), “Gattaca” (1997), "Minority Report" (2002) o “La isla” (The Island, 2005). Estas referencias se pueden encontrar incluso en curiosidades como no llamar clones a los "depositarios", como en "Blade Runner" tampoco se les llama androides a los "replicantes", etcétera. Pero en suma, la narración provoca humor involuntario, es confusa y está llena de baches, debido a una titubeante dirección que poco permite mejorar en la edición. Las escenas de acción, que aparentemente absorbieron buena parte de recursos, están resueltas torpemente y fuera de ritmo.

Algo llamativo es el reparto, formado por reputados actores del cine mexicano, aunque en su mayoría están desperdiciados: Sánchez Parra, Gidi, Tenoch Huerta, Fernando Becerril, José Sefami, Humberto Busto y Jorge Zárate.

“Depositarios” permite hacer una reflexión acerca de la necesidad de subir la calidad de las películas de género (y de aquéllas que no buscan ganar premios en festivales), muchas hechas con más entusiasmo y buenas intenciones que con el maldito dinero y el rigor que se necesita. Lo cierto es que un volumen importante de este tipo de estrenos nacionales al año no logran un estándar apropiado para llegar a las salas y cumplir con su cometido: entretener al público satisfactoriamente.