Crítica: "De martes a martes", de abuso en abuso

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'De martes a martes'


Por Edurne Sarriegui

“De martes a martes” es el primer largometraje como director y guionista de Gustavo Triviño. Antes dirigió y escribió los cortos “Los hermanos Ramundo deben morir” (2001) y “El aguita” (1996) y cuenta con una amplia experiencia en el medio audiovisual como asistente de dirección, operador de cámara y sonidista. Llega a su estreno comercial después de transitar por varios concursos internacionales y ganar diversos premios. “De martes a martes” es una película interesante que poco a poco nos introduce en una situación dramática y en un dilema que el protagonista resolverá de un modo sin duda polémico.

El film cuenta una semana crucial, de martes a martes, en la vida de Juan (Pablo Pinto). Es un hombre silencioso, fornido, aficionado al trabajo en el gimnasio cuyo físico desarrollado no condice con su actitud tranquila y muchas veces sometida ante el mal trato que recibe en su trabajo. Un jefe que abusa de su poder y compañeros de trabajo que se burlan de él no consiguen que cambie esa conducta. Acaricia el sueño de abrir un día su propio gimnasio pero a pesar de su esfuerzo con horas extras y como portero en discotecas, está muy lejos de poder conseguir. Una noche es testigo de la violación de una muchacha, Valeria (Malena Sánchez), una de las pocas personas que se dirige a él con amabilidad  todos los días cuando acude a un kiosko del cual es cliente.  A partir de ese momento conoceremos un nuevo Juan.

Durante la primera parte de la cinta el realizador nos va mostrando el carácter del personaje y consigue una identificación con él por parte del espectador. Por eso sorprende su actitud pasiva ante el ataque y la posterior, cuando decide sacar provecho de la situación. En la segunda parte es cuando se desarrolla la parte dramática y vemos al pasivo Juan tomar decisiones que cambiarán su vida. Ganará mucho y también perderá mucho. El peso de la película descansa en la actuación de Pinto, sobria y mesurada, que le valió el premio a la mejor actuación masculina en el festival de Huelva del pasado año. Está acompañado por Alejandro Awada en el papel del violador que compone un villano frío calculador y confiado en que su poder económico puede exculparlo de su delito.

“De martes a martes” es una película bien contada que nos introduce en los meandros de las razones de los seres humanos para actuar como lo hacen, en las consecuencias de las decisiones tomadas y en la influencia que el entorno tiene en el protagonista. Para charlar y debatir después de verla.

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