Crítica: "Destino anunciado", complicidades y remordimientos

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'Destino anunciado'


Por Edurne Sarriegui

"Destino anunciado" es el primer largometraje de ficción del argentino Juan Dickinson, quien cuenta con una larga trayectoria en el campo del documental. El guión fue escrito por Enrique Cortés sobre una idea del mismo Dickinson. Tiene una buena historia con una trama bien construida que consigue los climas adecuados en cada momento, pero con  cierta morosidad en su primera parte y un apresuramiento en el final que atentan contra su buen ritmo.

Pocho (Luis Machín) es un conductor de autobús de larga distancia, solitario, callado, serio y con una honestidad capaz de resistir cualquier tentación. Le falta poco tiempo para jubilarse y nada parece poder modificar su vida rutinaria  hecha de largas horas en la carretera, comidas en paradores al borde del camino y hoteles de pequeñas ciudades. Entre todos sus compañeros se destaca Olivo (Manuel Vicente), totalmente opuesto a lo que es él: extrovertido, ganador con las mujeres y con la vida. Después de muchos años de trabajar juntos, ambos comparten una cierta amistad y el gusto por la pesca.

El aparente sosiego en la vida de Pocho se ve alterado cuando desaparece Clarita (Celeste Gerez), una joven empleada de un bar en una ruta del norte argentino, y nadie puede dar razón de su paradero. Algo muy íntimo se conmueve  en el protagonista con esta situación y adopta una actitud impensada en ese hombre que tan bien nos mostró Dickinson: pasa a la acción.

Con un relato centrado en el protagonista, la película está claramente dividida en dos partes. Nos presenta en la primera a Pocho con una cierta redundancia y éste tal vez sea el mayor reproche que se le pueda hacer. El personaje está inmerso en esos viajes que se repiten constantemente como un tiovivo infinito. Un día interrumpe el recorrido a mitad de camino, abandona el autobús y comienza la segunda parte. Aparece el “thriller”, se transmite la sensación de suspenso y peligro, apreciamos la soledad de nuestro “quijote” que se mueve entre las complicidades y el temor de los que deben saber algo pero lo niegan.

Se destacan en el film la dirección e interpretación actoral y el acierto en la elección de las locaciones que muestran una Argentina profunda, aislada, atemorizada, plagada de complicidades delictivas.

Aborda "Destino anunciado" el tema de la trata de personas, asunto inquietante que ocupa muchas páginas en los periódicos y genera preocupación en la opinión pública. Habla también de los pecados de omisión, de la necesidad de redención de un hombre que permanentemente es acosado por sus recuerdos y el remordimiento por no haber intervenido en una situación límite aún cuando lo ocurrido solamente le enfrenta consigo mismo.