Eugenio Mira escribe sobre "Grand piano"

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Elijah Wood (Tom), con Mira y el piano
Por Eugenio Mira *

Habiéndome criado con los trucos de magia de Steven Spielberg, Robert Zemeckis, Brian de Palma y el Maestro de los Maestros, el señor Alfred Hitchcock, cuando escuché por primera vez la premisa de "Grand piano", no me la podía creer. ¿La historia de un pianista retirado que sufre pánico escénico y vuelve a los escenarios tras una pausa de cinco años? Me encanta. Pero eso sólo era el principio…

Justo cuando va a tocar el primer compás, el protagonista se da cuenta de que alguien ha escrito un mensaje a mano en la partitura: "Si fallas una nota, morirás". ¡Es una locura! Y sigue y sigue: El malo de la película consigue chantajear al protagonista obligándole a tomar parte en un atraco… sin que deje de tocar el piano ante un auditorio repleto con cuatro mil asistentes. ¿Qué? Tuve que leerlo de nuevo. Y el guión me dejó sin palabras.

Después de leer "Grand piano", la primera película que me vino a la mente fue "El hombre que sabía demasiado / The Man Who Knew Too Much", de Alfred Hitchcock, principalmente por su increíble escena final en el auditorio. La música, la disección precisa de tiempo y espacio, James Stewart haciendo esto, Doris Day viendo lo otro, el pistolero comprobando la partitura, esperando el momento justo para disparar al embajador… Puro cine.

De repente, me di cuenta que a partir de la página 20, "Grand piano" se convertía en una única y enorme escena que crece y crece en tensión como una gran bola de nieve rodando cuesta abajo hacia un autobús lleno de niños discapacitados. Conformada por grandes pedazos de tiempo real entrelazados por casi imperceptibles elipsis, "Grand piano" se acerca más a "La soga / The rope" que a "La jungla de cristal ("Die Hard") en un auditorio".

De hecho, el punto de vista de Tom es rara vez traicionado: estamos obligados a quedarnos con él, por lo que siempre sabemos tanto como él (y no más) sobre lo que está pasando. En mi opinión, esto agrega una increíble cantidad de tensión a una película, especialmente si es un "thriller". De hecho, considero "Grand piano" como un metathriller: la idea del público en el auditorio (en la película) disfrutando de un extraordinario concierto de piano, totalmente inconsciente de lo que realmente está sucediendo, mientras el otro público (en la vida real) está sufriendo en el cine, sudando y luchando mano a mano con Tom, convierte este proyecto en una oportunidad única.

¿Hasta dónde se puede llegar jugando con los dos públicos y el extraño vínculo que la película nos permite establecer entre ellos? Podría hacer una lista interminable con cada uno de los elementos que llamaron mi atención como espectador y como cineasta: la casi lovecraftiana presencia fuera de la pantalla de Clem durante la mayor parte de la película, hasta el final; Emma cantando desde el balcón con Tom tratando de resolver el puzzle, abandonando el escenario antes de que su mujer concluya la canción; la demostración del poder de Clem en forma de agujeros de bala en las cortinas y cadáveres en el backstage… Por citar sólo unos ejemplos.

En cualquier caso, lo que personalmente me atrajo más es la posibilidad de retratar el propio concierto como una porción de espacio y tiempo en el universo, una oportunidad que el destino otorga a nuestro peculiar protagonista para crecer, profesional, psicológica y humanamente: si Tom consigue tocar «La Cinquette» hasta el final, habrá conseguido superar su pánico escénico para siempre. Y nosotros desearemos que lo consiga.

Estamos representando un extraordinario concierto de piano que se lleva a cabo en un auditorio repleto, con la flor y nata de la sociedad de Chicago. Por lo tanto, esta película debería establecer ese aire distinguido, elegante y sofisticado de forma inmediata. Mi objetivo era hacernos sentir como espectadores que no pertenecemos a ese mundo. Soy consciente de que, cuanto más ajenos a nosotros presentemos a los invitados, más intimidatoria va a ser la cita con el destino de Tom.

Por alguna razón, las películas de género de los últimos quince años se han decantado más por enmarcarse estéticamente en la gama de los colores fríos de alto contraste, con una mayoría de escenas rodadas con cámara en mano y un diseño de sonido y música que te indican lo que tus ojos no pueden manejar. Echo de menos la majestuosidad, la cadencia y, aquí viene la palabra clave, la paciencia necesaria para establecer la geografía antes de entrar en el frenético dinamismo de las propias acciones, sin trucos de post-producción.

Con el fin de captar el sentido de simultaneidad entre lo íntimo y la parafernalia que rodea al evento, utilizamos lentes anamórficas para proporcionar un ratio 2’35:1, de forma que pudiéramos tener un perfil muy próximo de Tom en la esquina derecha del plano y, con un rápido movimiento de enfoque, pidiéramos ver ese ejército de hormigas observando cada uno de los movimientos de Tom.

Planos con grúa sobrevolando las cabezas del público, conectando la sonrisa de Emma en un balcón con los dedos sudorosos de Tom, pulsando con odio cada tecla de ese misterioso piano; tramos de dolly para interconectar —sin cortes— las escapadas de Tom desde el escenario al vestuario, steadicams para unir el exterior y el interior… Lo que fuera necesario para sentir que todo está sucediendo al mismo tiempo, borrando de la cabeza del espectador la consciencia de estar viendo una película y así dejarse llevar por la sensación de estar viendo desde el punto de vista más exclusivo este embarazoso, intenso y peligroso concierto de piano.

(*): "Grand piano", que se estrena este viernes en España tras abrir el Festival de Sitges, es el tercer largo del valenciano Eugenio Mira, tras "The Birthday" y "Agnosia". También compositor, guionista y ocasional actor, tuvo en este film, escrito por el estadounidense Damien Chazelle, ante su cámara a dos conocidos astros de Hollywood, Elijah Wood (quien le ha tomado gusto a filmar en España) y John Cusack. Entre los productores de esta ambiciosa cinta rodada en inglés pero de producción española está Rodrigo Cortes ("Buried").