Crítica: "Olvídame", lo haremos con seguridad

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'Olvídame'


Por Edurne Sarriegui

Para ver "Olvídame", la película de Aldo Paparella que se estrena este jueves en Argentina, es indispensable leer primero la sinopsis, de lo contrario será muy difícil entender la historia. Es tan críptica la narración que corre el espectador el serio riesgo de simplemente no entender. Se presenta como un "thriller" pero no llega a generar la sensación de suspenso e intriga que debería sino más bien perplejidad ante un producto muy elaborado en su estética con personajes desdibujados y situaciones inexplicables.

Víctor Terx (Gonzalo Valenzuela) es un joven predicador espiritista que esconde un oscuro secreto: asesina a sus ocasionales parejas después de alcanzar con ellas  el clímax en una relación sexual. Las estrangula con una soga, las envuelve como una crisálida, las cuelga cabeza para abajo en distintos escenarios y deja que se desangren. Las referencias a los insectos se repetirán a lo largo de toda la película.

Su camino se cruza con el de Ámbar (Antonella Costa) una bailarina erótica que ejerce la prostitución en un club llamado Urutaú, como el pájaro sudamericano en torno al cual se tejen multitud de leyendas, conocido también como pájaro fantasma, elemento que hace al clima de superstición que se evidencia a lo largo de toda la cinta. Se enamoran –eso dice la sinopsis- y juntos inician un  periplo por sesiones espiritistas, brujos, chamanes y personajes similares a cual más oscuro y grotesco.

Es destacable la fotografía y la dirección de arte, extremadamente cuidada y artificiosa, que mezcla arquitecturas barrocas, animales disecados, gárgolas, escenarios rotos y descuidados que sugieren un ambiente onírico en el que se desarrolla todo el film.

También, como en los propios sueños evoluciona esa historia perdiendo por momentos el hilo, introduciendo elementos nuevos y asumiendo sinsentidos.

"Olvídame" es el segundo largometraje del argentino Aldo Paparella cuya primera obra fue la también controversial "Hoteles" (2004). Son 110 minutos de trabajo arduo para la audiencia que tendrá que poner su mejor voluntad para seguir el derrotero de las almas en pena que pueblan esta película, condenada a cumplir la divisa de su título.