Colaboración: Carlos Bardem reflexiona sobre la nueva Plataforma en Defensa de la Cultura

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Carlos Bardem
Por Carlos Bardem *

Tras haber asistido a la asamblea en el Círculo de Bellas Artes del pasado 4 de noviembre (en la que más de 50 organizaciones se fijaron dos grandes objetivos: exigir la rebaja inmediata del IVA cultural, que desde septiembre de 2012 se cifra en el 21 por ciento, y evitar que las distintas administraciones materialicen sus tentaciones privatizadoras en el caso de teatros y demás centros culturales públicos), y declarando de antemano mi apoyo a las iniciativas que esta plataforma tome en futuras asambleas, escribo esta carta abierta como medio para lanzar algunas reflexiones que, espero, sean de utilidad.

- 1: La creación de una marea de la cultura, a imagen de las mareas ciudadanas de la educación y la sanidad, es desde luego deseable pero se antoja un tanto complicada, dado lo heterogéneo de los colectivos y asociaciones que conforman la plataforma. Las realidades sociales y económicas son muy diversas, por no mencionar las condiciones laborales y la falta de adscripción a centros de trabajo. ¿Cómo organizar una huelga general de "la Cultura"? Un actor o un trabajador de un centro cultural puede parar en su centro de trabajo, pero no, de una manera visible, un creador por cuenta propia (escritor, pintor, compositor…). Debemos ser imaginativos e ir más allá de los habituales manifiestos, paros sectoriales y huelgas. Convertir lo que sería una debilidad, esa naturaleza heterogénea, en una ventaja estratégica. Una pluralidad de voces que nos permita llegar desde muchos frentes a la ciudadanía, utilizando para ello desde la proximidad con los ciudadanos de las asociaciones culturales de barrio a la repercusión internacional de las voces más autorizadas de la alta cultura, de esa marca España que sí es conocida y reconocida fuera de nuestras fronteras. En la sociedad de la información, es en la presencia en múltiples canales de información (vecinal, municipal, autonómica, nacional e internacional) donde debemos estar y dar la batalla.

- 2: Gran parte de la ciudadanía ha sido permeable a un discurso destructor y demagógico lanzado por la derecha política y mediática desde el "No a la guerra". En el caso de la cultura, como ya hemos visto en muchos otros sectores, la derecha repite su estrategia: desprestigiar como paso previo a recortar y malvender, con el agravante de un deseo de vendetta contra quienes estuvieron claramente en contra de una guerra, de una agresión construida sobre mentiras. Como digo, ese discurso ha calado en gran parte de la ciudadanía, que no ve la cultura como una necesidad o un derecho, sino como una de esas cosas de las que se puede prescindir en caso de "crisis". Algo que se disfruta solo en tiempos de bonanza o cuando, como repite cansina e interesadamente el poder político, los ciudadanos "viven por encima de sus posibilidades". Una labor fundamental de la plataforma debe ser restablecer la comunicación con la ciudadanía, aclarar de una manera sencilla y comprensible la importancia económica que tiene la actividad cultural en la economía del país (empleos, porcentaje del PIB, etcétera), romper ese mantra venenoso que responde a la estrategia bien conocida de este gobierno en su ataque a todo lo publico: desacreditar, denigrar y despiezar para luego privatizar y favorecer el negocio de sus amigos. Por eso el gobierno insiste una y otra vez en el uso peyorativo del término "entretenimiento" en vez de "cultura": el entretenimiento se puede tratar como un bien de consumo, gravarlo, privatizarlo y hacer negocio con él. La cultura es un derecho, un derecho constitucional (art. 44.1), y NADIE puede o debe hacer negocio con los derechos garantizados de toda una sociedad. Con medidas como la privatización de espacios culturales públicos o el irracional e ideológico 21 por ciento de IVA, el gobierno está conculcando un derecho constitucional y la plataforma debe centrarse en denunciar esto ante las instancias jurídicas competentes. Sí siempre a las movilizaciones, pero sí también, más que nunca, a las denuncias ante tribunales autonómicos, nacionales y, sobre todo, europeos. Recordemos la importancia de los tribunales en la paralización de las privatizaciones de hospitales en Madrid y la visibilidad social, el debate generado, por esas sentencias. La plataforma debería buscar una colaboración estrecha con juristas expertos y diseñar toda una estrategia legal que traslade la lucha por el derecho a la cultura de las tertulias y clichés interesados al ámbito de los tribunales y la lucha legal por unos derechos colectivos e irrenunciables.

- 3: Otro campo de batalla debe ser la escena internacional. Hay que buscar alianzas y apoyos con los sectores y personalidades culturales de otros países de nuestro entorno. Crear esas "alianzas de intelectuales", favorecer un "frontismo cultural" que sirva de caja de resonancia de esta lucha contra la barbarie más allá de nuestras fronteras. A este gobierno le encanta usar una neolengua perversa, llena de palabros y tecnicismos inexistentes para camuflar la verdad y darle un aire de seriedad a lo que nos es más que burla y estafa. Como no quieren decir privatizar, usan "externalizar". Sugiero que llevemos a quienes aman la cultura española, a los muchos que la admiran fuera de nuestras fronteras, a esos aliados externos, nuestras demandas, solicitemos su apoyo y que sus voces y razones se unan a las nuestras. Llevemos la lucha contra la sinrazón a las más altas instancias culturales y políticas del mundo. Que esta plataforma sirva para hacer marca España de la buena, para resucitar a todos los genios que fueron asesinados, exiliados o simplemente asfixiados hasta llevarlos al destierro. A Lorca, a Miguel Hernández, a Machado, a Picasso, a Buñuel, a todos ellos, para que griten junto a nosotros que no, que la cultura no es mercancía, que la cultura es un derecho inalienable, que de la cultura salen los sueños, las ideas y valores que dan pie a la educación y a la libertad de unos ciudadanos libres, conscientes y combativos.

(*): Carlos Bardem, actor y escritor, es hermano del también actor Javier Bardem. A desarrollado una amplia carrera en España y América Latina. Su último estreno fue "Alacrán enamorado", basada en un libro suyo, y en México "González". También ha participado recientemente en cintas como "Diamantes negros" o "Días de gracia".