Crítica: "Todo el mundo tiene a alguien menos yo", romance lésbico a la mexicana

por © Correcamara.com-NOTICINE.com
Andrea Portal y Naian Daeva


Por Hugo Lara

"Todo el mundo tiene a alguien menos yo" es la ópera prima de Raúl Fuentes, egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y que estuvo nominado este año a tres Arieles, como mejor guión original (del propio Fuentes), mejor fotografía y mejor ópera prima. Es un film sobre un "amour fou" entre dos mujeres de diferentes edades y circunstancias.

La trama relata el tórrido romance entre Alejandra (Andrea Portal) y María (Naian Daeva), la primera es una joven y exitosa ejecutiva, de gusto refinado y de personalidad enérgica, mientras que la otra es una colegiala adolescente, desenfadada y sensual que pertenece a una familia de buena posición económica.  De la ardiente atracción erótica pasan a una tortuosa ruptura producto de sus diferencias de edad y de sus perspectivas de la vida, que dejan en mal estado emocional a Alejandra.

Lo mejor de "Todo el mundo tiene a alguien menos yo" son los primeros veinte minutos que valen el resto de la película, de 90 minutos de duración en total. Es una entrada potente, con evidentes reminiscencia al cine de la Nouvelle Vague francesa de los años 60, remarcado por una convincente ambientación y la solvente fotografía en blanco y negro de Jerónimo Rodríguez-García. Sin embargo, este primer impacto languidece gradualmente porque el resto del relato carece de la misma fuerza y consistencia. De hecho, si el film fuera narrado de manera lineal, esos primeros 20 minutos son un flashback que pertenecería a la parte intermedia del relato, lo que da la impresión que fue movido en la edición, pero no estaba así desde el guión.

Asimismo, es en el libreto donde se notan los puntos más débiles de la película, en oportunidades desperdiciadas o situaciones inacabadas (como por ejemplo, permitir ver mejor la reacción de las familias o de los amigos respecto a esta relación lésbica, lo que la realización pasa por alto).  Igualmente, falta trabajo a la definición de los personajes, especialmente en el aspecto de establecer mejor las brechas que las separan, pues de pronto no parece tan distantes ni en edad ni en posición social. No obstante, de lo mejor que tiene "Todo el mundo tiene a alguien menos yo" son las actuaciones de las protagonistas Andrea Portal y Naian Daeva, y su atractiva banda sonora.

Algo que vale la pena mencionar es que es de las pocas cintas del cine nacional que abordan el lesbianismo de manera abierta (otro antecedente sería "Tres mujeres en la hoguera", de 1979 y, más recientemente, "Deseo", 2012). Además, resulta curioso  la distancia que guarda con un referente internacional que toca temas afines y que está haciendo su recorrido en los cines al mismo tiempo: la controversial "La vida de Adèle. Capítulos 1 y 2" de Abdellatif Kechiche. La comparación podría ser injusta y desigual, pero puede detonar algunas reflexiones de las cuestionables idiosincrasia y moral mexicana, que a veces, tras una apariencia progresista, oculta un corazón mojigato lleno de culpas, castigos e insatisfacciones.