Crítica: "Mindscape", intriga efectiva

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Taissa Farmiga y Mark Strong en 'Mindscape'


Por Alejandro Chacón

Pasión, osadía, ganas de comerse el mundo… estas y muchas otras características son las que necesita un director novel para afrontar su primera película. Jorge Dorado parece haber cogido cada una de ellas y las ha hecho suyas. Su opera prima, la coproducción entre Estados Unidos y España “Mindscape” (2013), consigue dejarte atrapado en la butaca durante todo su metraje. Deslumbra técnicamente a pesar de encontrarse por primera vez ante una historia de larga duración que no está rodada en castellano.

Si hay un género que exige el máximo por parte del director ese es el thriller y el madrileño pasa la prueba con solvencia. La secuencia prólogo está rodada con brillantez; es la carta de presentación del realizador y del resto de la historia, y con esos primeros minutos nos confirma que vamos a asistir a una buena dosis de suspense, y cierto grado de terror psicológico muy bien medido. Dorado mantiene el pulso apoyándose en directores como Nolan o el maestro Hitchcock, no como imitador sino como referencia a su universo.

La estética que se muestra provoca sensaciones encontradas. Por una parte el mundo real es percibido como triste y desolador; identificándonos más con el dolor que siente el protagonista. Por otra parte, el mundo de los recuerdos tiene una paleta de color más cálida, ahondando en la idea de que esa huella que hay en nuestra mente es más acogedora y placentera que la realidad.

A pesar de los pocos personajes que pueblan la historia, su contenido en ningún momento se hace pesado, sin embargo, a mitad del segundo acto hay una bajada de ritmo que se soluciona en el clímax. El guión cumple perfectamente su cometido aunque puede pecar de ser previsible con respecto al final, pero en ningún momento la película es tramposa. Desde la segunda secuencia, donde se nos explica a través de un canal de noticias como funciona el universo diegético, un recurso ya visto pero que aquí funciona y se acepta sin problemas, la cinta muestra abiertamente sus cartas y el espectador más preparado podrá ir desengranando la trama apoyándose en las pistas que se han ido dejando, marca indispensable en el género que se está tratando. Tampoco molestan las posibles coincidencias que se puedan encontrar con historias de la misma temática como “Origen / Incepcion”.

El elenco actoral está más que bien. Mark Strong, a pesar de lo inquietante de su rostro, consigue regalarnos un protagonista afable con el que poder sentirse cómodo. Su interpretación reside en la contención de un personaje atormentado por su pasado. Pero sin duda el mejor acierto de casting es Taissa Farmiga que da vida a Anna. La joven actriz abraza su rol enriqueciendo al personaje con matices que la hacen bailar entre la ternura, la crueldad y la fragilidad. Habrá que seguir a esta joven intérprete en el futuro porque puede dar mucho que hablar. El resto del reparto cumple sin más, aunque se echa de menos haber disfrutado del genial Brian Cox. La música corre a cargo de John Ottman y el español Lucas Vidal. Ambos han compuesto una partitura potente que nos conduce a través de todo el metraje potenciando nuestras emociones en los momentos oportunos. No sobra ni molesta en ningún momento.

Jorge Dorado ha creado una película notable y se posiciona como uno de los directores españoles más interesantes del momento. Si en su primera experiencia en el largometraje ha sido capaz de construir una cinta tan sólida, es de esperar que sus próximos proyectos mejoren o al menos vayan por el mismo camino. Darle una oportunidad a un director novel siempre es un riesgo pero el espectador no quedará decepcionado.

Reportaje en vídeo sobre "Mindscape" de Alejandro Chacón para NOTICINE.com: