Crítica: "La vida inesperada", sueños y pesadillas en Nueva York

por © NOTICINE.com
'La vida inesperada'


Por Cristian Moure

Son muchos los cineastas españoles que, de forma intermitente, han contado las aventuras y desventuras de sus personajes al intentar sobrevivir en la isla de Manhattan. Lo hizo Colomo en "La línea del cielo", también Chus Gutiérrez en "Sublet" y, ahora, Jorge Torregrosa con "La vida inesperada", escrita por Elvira Lindo, nos cuenta esta fábula de promesas no cumplidas, sueños rotos en la ciudad de Nueva York. Una urbe que, como una femme fatale, atrae y enamora a todo aquel que llega, pero también consume de manera incontrolada, dejando una estela de ciudadanos empeñados en vivir en una metrópoli que no se pueden permitir.  

Este es el caso de Juanito (Javier Cámara), un buen hombre que se marchó del amparo de sus padres para cumplir su sueño de ser actor y que, tras años residiendo en la gran manzana, sigue malviviendo de actuaciones en teatros de mala muerte y del trabajo como tendero en un comercio local. Pero a la vez, se trata de un personaje que vaga a la deriva en un territorio desconocido que le plantea pruebas, retos y la posibilidad de reinventarse a sí mismo.

En un relato que se opone absolutamente al reality televisivo "Españoles por el mundo", la segunda película de Jorge Torregrosa -después de la fatídica "Fin"- narra de forma cómica, aunque siempre de una manera ácida, la historia de tres buenas personas. Atravesando las fronteras del personaje "bueno pero tonto" habitual de las comedias de género, los tres principales de esta película -interpretados por Carmen Ruiz, Javier Cámara y Raúl Arévalo- suponen una vuelta de tuerca a la comedia convencional, proporcionando un nuevo enfoque melancólico.

Sin embargo y aunque se trate de uno de los mejores guiones de su autora, Elvira Lindo, siguen existiendo excesivos diálogos explicativos, multitud de chistes fáciles -y malos- y unos personajes completamente desubicados, desdibujados y, en ocasiones, estúpidos. Si bien Carmen Ruiz está estupenda en su papel, Raúl Arévalo salva un personaje sin nombre -sólo se dirigen a él como Primo- que no llega nunca a mostrar una verdadera personalidad, dejando cabos sueltos sin atar en una evolución incomprensible.

Por su parte, el director consigue dotar de un punto ácido a su puesta en escena en una película donde la comedia tiene que lidiar con uno de los puntos más tristes en la vida de muchas personas: la imposibilidad de aprovechar las segundas oportunidades y la necesidad de abandonar tus sueños para poder lograr subsistir.  En esos derroteros se mueve un director que, si bien ha intentado crear una película personal que ha costado cinco años llevar a cabo, no ha podido evitar caer en la tentación del tópico, recreando de manera preciosista los elementos emblemáticos de Nueva York. Es verdad que si hablas de la gran manzana es imposible dejar de pensar en Woody Allen, pero la visión de Torregrosa excede los límites del homenaje estropeando el discurso narrativo intentando emular las películas -incluida la música- del director norteamericano.

"La vida inesperada" se plantea entonces como un cuento triste. Una historia de vivencias desafortunadas que se explican con la frase "tengo la posibilidad de vivir otra vida y no me atrevo" que recita el primo y la duda constante de si "la vida no sería mejor viviendola en Logroño",  que no para de repetirse durante toda la película y que revienta de forma calmada la promesa del sueño americano y los sueños de la vida neoyorquina.

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