Crítica: "A los 40", fórmula nada original para llevar gente a las salas

por © NOTICINE.com
Los 'cuarentones'


Por José Romero Carrillo

La nueva apuesta de Tondero Producciones parece ser infalible: aglutinar a la mayor cantidad de actores de comprobada popularidad mediática y recurrir a un género -la comedia- que les funcionó a la perfección en su ingreso en este negocio. Si en "Asu mare" en gran parte del éxito dependía del lucimiento de Carlos Alcántara -ya que la historia era por todos conocida- y no solo por los miles que vieron su espectáculo de stand-up en el que está basada; en "A los 40" (2014), el actual fenómeno comercial de la cartelera peruana, la premisa y necesidad –mientras se prepara la secuela de la anterior- era ofrecer un material original para lo cual se convocó a Bruno Ascenzo, un joven actor de cine y teatro, que además de dirigir su opera prima se encargaría también del guión.

El primer problema con el que uno se encuentra es el facilismo de la concepción de sus personajes. Las mayoría de ellos, están basados en actitudes / perfiles / roles que hemos visto hasta el cansancio en cada uno de los actores, por lo consiguiente ninguno de ellos se escapa al concepto ya instalado en el público. El grupo Pataclaun y agregados tienen todo a su merced, sin que esto pueda ser considerado un buen augurio, pues se echa en falta una dirección de actores desenfadada e incorrecta como la de July Naters. Cambian de nombres, pero las figuras que desfilan en la gran pantalla, todas en esencia resultan ser las mismas. Es decir, se va a lo seguro, lo comprobado una y otra vez.
Películas en las que un grupo de compañeros de una promoción se reencuentran después de muchos años, es algo que ya se ha visto mucho tanto en Hollywood como en el resto del mundo.

Este simple detalle argumental es el caldo de cultivo para lo más delicioso: las pequeñas tramas que se convertirán en el verdadero motor de la película, en lo que realmente importa. Lástima que en "A los 40", lo "atractivo" se reduzca a una sucesión y repetición de gags y grosería travestida de "buen humor". Por ejemplo, a estas alturas el recurso de los "brownies de marihuana" y los efectos de su consumo ya resulta algo trillado y su uso solo debería utilizarse como un disparador o una transición de algo realmente creativo o novedoso, cosas que por supuesto aquí no suceden.

Entre las subtramas que se derivan hay temas de interés -polémicos o no- con los que se pretende barnizar de actualidad a la película: las diferencias generacionales, las familias disfuncionales, la cada vez más frecuente moda cougar, hasta una tácita y postergada homosexualidad femenina, que es el caso de Bárbara, el personaje interpretado por la estupenda actriz de teatro Sofia Rocha.

Otro de los aspectos que debilita la película, es el tramo final de la historia, pues el anticipado cambio de actitud de buena parte del reparto se realiza de una manera tan abrupta e inverosímil, que para ese entonces las esperanzas de ver algo originalmente divertido prácticamente se han esfumado. Bien es sabido que todo se resolverá, pero estos personajes que en un inicio son como niños, de una escena a otra adquieren una repentina e inexplicable madurez, tal es el caso de Johanna San Miguel, que tiene a su cargo una de las secuencias más desafortunadas de la película, aquella en la que se reconcilia con su hija.

Todos arreglan sus vidas en pos de las buenas intenciones que el director quiere impregnar a su película pero descuida o quizá nunca supo del enorme potencial de su reparto tan curtido en este género; como por ejemplo, para subvertir los cánones de nuestra sociedad y por qué no cuestionar mordazmente la hipocresía de la clase alta limeña.

Lo que sí encuentro injustificable es solayar aquellos "temas de actualidad" que en una primera instancia se exponen sin pudor para luego desestimarlos, negándoles un satisfactorio desarrollo dramático y por qué no, acceder a la posibilidad de un "happy ending". En suma, todo queda en el plano de los estereotipos, lo socialmente aceptado y los ganchos comerciales para llevar la mayor cantidad de público a las salas. Que duda cabe que se trata de un producto de impecable factura que quiere aparentar mucho más de lo que es en realidad: una deslucida comedia que se apropia y recicla, con mucho oportunismo y marketing de por medio, ese humor chapucero que tanto pulula en nuestra televisión nacional.

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