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Por Edurne Sarriegui

“Aire Libre” (2014) es el cuarto film de la directora argentina Anahí Berneri que ya estrenó “Un año sin amor”, “Encarnación” y “Por tu culpa”. En este nuevo trabajo es coguionista junto a Javier van de Couter y trae a la pantalla la historia de desamor de una  joven pareja. “Aire  libre” es el retrato descarnado de una convivencia infeliz entre dos individualidades poco dispuestas a descubrir nuevos puntos de encuentro, cuando el tiempo y las aspiraciones personales hacen mella en lo que un día pareció amor.

Lucía (Celeste Cid) y Manuel (Leonardo Sbaraglia) son una pareja de jóvenes  arquitectos que llevan varios años casados, tienen un hijo de siete años y el proyecto de rehabilitar una vieja casa en las afueras de la ciudad. Para llevar a cabo ese propósito venden su departamento en la ciudad y se mudan a la casa de la madre de Lucía mientras la obra se termina. Esa convivencia forzada no hace sino profundizar más las diferencias y el malestar de los protagonistas y les lleva a compartir cada día menos tiempo.

Berneri muestra desde el primer momento la relación crispada de la pareja sin que conozcamos las causas. Retrata a unos personajes inmaduros y egoístas que adoptan actitudes adolescentes y a veces parecen olvidar que tienen un hijo del cual son responsables. Incapaces de tomar una decisión, permanecen unidos por la vieja casa que solo empeora a pesar de los trabajos que realizan en ella, convirtiéndose en metáfora de esa relación que no saben, no quieren o no pueden arreglar. Los ambientes desordenados, sobrecargados o derruidos acentúan la sensación de agobio que se adivina en los protagonistas.

“Aire libre” expone bien todos esos sentimientos de frustración, de rabia contenida y, a veces, de ira desatada. Pero deja un regusto amargo en el espectador convertido en testigo forzado de tanto desatino que conduce irremediablemente a sus protagonistas al abismo de la infelicidad.

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