Crítica: "Asu Mare 2", más de lo mismo y algo más

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El trío protagonista de la nueva 'Asu Mare'


Por José Romero Carrillo

Superar a la primera “Asu Mare”, a primera impresión, no era una tarea difícil. Con esto me refiero al propósito de ofrecer una mejor película, no a quebrar el récord histórico del Perú de tres millones de espectadores, registrado hace dos años. A un mes de su estreno, los 2 millones 850 mil personas que se han acercado a ver la película, indican con un alto grado de confiabilidad que la marca de 2013 no será destronada.

“Asu Mare 2”, en líneas generales, está mejor construida que su predecesora pero ello tampoco es un logro a destacar. Comparte con la original ese gusto por satisfacerse con un humor básico y ramplón, que aquí tiene dos vertientes: el uso (y abuso) de los sobrenombres y el doble sentido. Todo ello barnizado de nostalgia, que se convierte en "AM2" en todo un gancho para cautivar a un grueso sector de espectadores que se complacerá con el desfile de una larga lista de personajes y referencias de memorabilia noventera local que abunda en toda la película.

Una lástima por Carlos Alcántara que bien podría encontrar un vehículo de mayor lucimiento para el enorme potencial  que tiene como comediante. Si se decantara por proyectos donde su habilidad verbal estuviera en sintonía con un despliegue físico o hacia el gag desbocado, estaríamos hablando, sin duda, del mejor Alcántara posible.

Precisamente sus mejores momentos en "AM2", cuando se despoja del personaje de “Cachín” para caracterizar a otros como el cónsul de migraciones o el vendedor en el microbús de la línea 69. Lejos de ello, prefiero al “Cachín” de la primera película, en la aún podíamos reconocer lo divertido que puede ser, esencialmente en aquellas secuencias del espectáculo de stand-up, que en definitiva es la génesis de todo este fenómeno del cine peruano.

Pero ¿cuáles son los aciertos de "AM2"? Digamos que ofrecer una historia fluida, ya no con los problemas de los insertos del stand-up que fracturaba, interrumpía y frenaba constantemente la ficción (y la diversión) de la primera parte. En esta nueva entrega, los personajes -ciertamente elementales- tienen sus conflictos y todo conduce al esperado “happy ending”.  Se le promete al espectador una cinta de entretenimiento y eso es al fin y al cabo lo que Tondero Producciones nos ha entregado. Entretiene, sí pero a que costo. No hay en “Asu Mare 2” alguna secuencia o ni siquiera alguna línea afortunada que pueda quedar en la memoria. Los conflictos dramáticos son tan endebles y arcaicos (el conflicto del robo para ser más exactos); y cuando la pareja consolida su unión y con esto pienso no estropearle la película a nadie, sentimos que nada de lo hemos visto en pantalla ha valido la pena, ni justificado el tiempo invertido en ella.

Si bien el villano / antagonista encarnado por Christian Meier no ha sido bien aprovechado en su desarrollo, la sola composición auto paródica de un insospechado Meier en faceta cómica es uno de los puntos altos de la cinta. Y junto a él, otros que se lucen son los amigos de barrio de Carlos Alcántara. La frescura de esta troupe de jóvenes comediantes: Andrés Salas (El Culi), Franco Cabrera (Lechuga), Miguel Vergara (El Chato) y Ricardo Mendoza (Tarrón), consigue que la película no resulte insufrible. Ellos en su conjunto, logran disimular todas las inconsistencias de una floja historia de amor o remedo de atracción amorosa que nos ofrece la pareja protagónica. “Cachín” y sus amigotes destronan -en base a genuino carisma y mucha risotada- a un segundo o tercer plano a la trama amorosa. Quizá mucho tenga que ver con ello, la ausencia total de eso que llaman química.

Que esta nueva entrega esté siendo un enorme éxito de taquilla para el cine nacional, no sorprende a nadie. Que sea (relativamente) mejor que la primera parte, tampoco la convierte en lo que debiera ser en realidad: una eficaz comedia. Aquella que tanto esperamos, hace años ya, en el cine peruano.

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