Crítica: "La princesa de Francia", teatro de cámara

por © NOTICINE.com
''La princesa de Francia''


Por Edurne Sarriegui

"La princesa de Francia" (2014), que esta semana se estrena en Argentina, es la sexta obra del realizador local Matías Piñeiro y la tercera de la serie que su autor denomina "Las Shakespereadas". Después de "Rosalinda" (2010) y "Viola" (2012) basadas respectivamente en "Como les guste" y "Noche de reyes", obras del dramaturgo inglés, esta nueva propuesta es una versión libérrima de "Trabajos de amor perdidos" del mismo autor británico.


El director y guionista cuenta en este nuevo trabajo las idas y venidas amorosas de Víctor (Julián Laquier Tellarini) y las seis mujeres de su vida, a saber: Paula (Agustina Muñoz), Jimena (Gabriela Saidón), Natalia (Romina Paula), Ana (María Villar), Lorena (Laura Paredes) y Carla ( Elisa Carricajo) que a su vez son la novia, la novia engañada, la exnovia, la amante, la amiga y la desconocida que tal vez pueda ser algo más, respectivamente.

Víctor vuelve a Buenos Aires después de pasar un año en México tras la muerte de su padre con la idea de adaptar la obra de teatro que montó en el pasado para realizar un radioteatro. Para ello convocará a seis actrices que, en su mayoría, estuvieron en el proyecto anterior.

Filmada con un estilo intimista, con una cámara muy cercana a los actores, la cinta conserva en muchas de sus secuencias un marcado aspecto teatral. Piñeiro utiliza el recurso de repetir una y otra vez la misma escena con distintos personajes. Esto y los diálogos reiterados dan la idea de lo laberíntico de las relaciones que los unen. Pero nunca llegamos a entender cuáles son los encantos de Víctor para despertar tanto interés en las mujeres que le rodean.

"La princesa de Francia" carece de la fuerza que hace universales y atemporales las obras de Shakespeare. Resulta un complicado y un poco pretencioso ejercicio intelectual. Personajes y relaciones escasamente o nada definidos,  unidos a la ausencia de una historia interesante, provocan indiferencia. Es muy probable que los seguidores de Piñeiro quedarán contentos pero es también altamente probable que no llegará a conmover al resto del público.

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