Colombia revive episodio trágico de su pasado reciente en "Antes del fuego"
- por © Corresponsal (Colombia)-NOTICINE.com
A ritmo de thriller, a la vez político y sentimental, Laura Mora Ortega ha estrenado este jueves en cines colombianos su opera prima en la gran pantalla, "Antes del fuego", que ficcionaliza la mundialmente difundida toma del Palacio de Justicia de Bogotá, perpetrada por el movimiento guerrillero M-19, hace tres décadas, en noviembre de 1985. Protagonizada por Luis Fernando Hoyos y Mónica Lopera, y escrita por Mauricio Cuervo, la película "Conecta dos mundos en un mismo país: el de un hombre curtido e incrédulo y el de una joven con un cierto romanticismo político y que termina golpeada por la tragedia y la dura realidad de un país", según su realizadora, con previa experiencia televisiva.
El film tiene como protagonista al periodista Arturo Mendoza, un ser autodestructivo que se negó a seguir una prometedora carrera política para dedicarse al periodismo de investigación, que en Colombia es una profesión de alto riesgo, y una mañana encuentra a su amigo y colega con un tiro en la cabeza. El dictamen de las autoridades, suicidio, pero él lo conocía bien y sabía que no era verdad, empezando la más peligrosa de las investigaciones, al lado de Milena Bedoya (Mónica Lopera), una entusiasta estudiante de periodismo que coincidencialmente su madre trabaja en la cafetería del Palacio de Justicia.
"Preferimos -ha dicho Mora a El Tiempo- darle elementos más cercanos a la acción para que tuviera un tono más cercano al público. Pero a la vez tratando de abrir un debate alrededor de un hecho que muchos vieron o vivieron y otros apenas están descubriendo. El país necesita recordar y pensar que fue una tragedia para la justicia".
Para la cineasta, "se intentó retratar el clima de un país en medio de unos diálogos de paz, una opinión polarizada, unas fuerzas militares divididas y un Estado enfrentado a la encrucijada de la mafia. Un contexto que, al fin y al cabo, no dista mucho de la situación actual, razón por la cual, cada vez más, la película se volvió pertinente y vigente".
Por su parte, el productor del film, Alessandro Angulo, decía a Confidencial Colombia que "la toma del Palacio y la película cuentan un fracaso en un proceso de paz. Ahora no se vive un fracaso pero sí un proceso de paz muy difícil y complicado", agregando que es el retrato de un país "donde todos querían ‘darse en la jeta’ y por eso es una oda a la terquedad, a la vanidad y a la estupidez. Y lo que siento es que hoy en día en Colombia seguimos caminando en el borde del precipicio". Para Angulo, el hecho histórico terminó en una masacre que pudo evitarse, y esa es quizás la moraleja de la película.
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El film tiene como protagonista al periodista Arturo Mendoza, un ser autodestructivo que se negó a seguir una prometedora carrera política para dedicarse al periodismo de investigación, que en Colombia es una profesión de alto riesgo, y una mañana encuentra a su amigo y colega con un tiro en la cabeza. El dictamen de las autoridades, suicidio, pero él lo conocía bien y sabía que no era verdad, empezando la más peligrosa de las investigaciones, al lado de Milena Bedoya (Mónica Lopera), una entusiasta estudiante de periodismo que coincidencialmente su madre trabaja en la cafetería del Palacio de Justicia.
"Preferimos -ha dicho Mora a El Tiempo- darle elementos más cercanos a la acción para que tuviera un tono más cercano al público. Pero a la vez tratando de abrir un debate alrededor de un hecho que muchos vieron o vivieron y otros apenas están descubriendo. El país necesita recordar y pensar que fue una tragedia para la justicia".
Para la cineasta, "se intentó retratar el clima de un país en medio de unos diálogos de paz, una opinión polarizada, unas fuerzas militares divididas y un Estado enfrentado a la encrucijada de la mafia. Un contexto que, al fin y al cabo, no dista mucho de la situación actual, razón por la cual, cada vez más, la película se volvió pertinente y vigente".
Por su parte, el productor del film, Alessandro Angulo, decía a Confidencial Colombia que "la toma del Palacio y la película cuentan un fracaso en un proceso de paz. Ahora no se vive un fracaso pero sí un proceso de paz muy difícil y complicado", agregando que es el retrato de un país "donde todos querían ‘darse en la jeta’ y por eso es una oda a la terquedad, a la vanidad y a la estupidez. Y lo que siento es que hoy en día en Colombia seguimos caminando en el borde del precipicio". Para Angulo, el hecho histórico terminó en una masacre que pudo evitarse, y esa es quizás la moraleja de la película.
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