Manane Rodríguez, con "Migas de pan", en Gijón: la pregunta que nunca hicieron a las presas
- por © Ingrid Ortiz (Gijón)-NOTICINE.com
Es incómodo reconocer un factor común que compartimos los países hispanos: el del sufrimiento de dictaduras que durante años reprimieron los intentos frustrados de libertad a base de secuestros, torturas y violaciones. Algunos transitaron hacia la democracia de aquélla manera, corriendo un tupido velo para evitar revivir el miedo y la vergüenza; otros tienen más presente esa memoria histórica a modo preventivo y reclamando justicia. "Migas de pan" es el último film de la cineasta uruguaya afincada en Galicia Manane Rodríguez, una coproducción que compite este año en la Sección Oficial del Festival de Gijón.
La historia está inspirada en un grupo de mujeres que decidieron denunciar colectivamente los abusos cometidos en Uruguay por el régimen militar entre 1972 y 1983, tras haber sido silenciadas durante años por la sociedad.
"Esta es la primera película que toca el tema de pleno", afirmó la directora en un encuentro con la prensa. "Algunos me preguntan por qué no se ha hablado hasta ahora y no lo sé, pero había que empezar en algún momento". A pesar de ello, la historia se centra en el reclamo de estas mujeres más que en sus ideas políticas.
La cinta está protagonizada por la veterana actriz Cecilia Roth en el papel de Liliana Pereira, y la talentosísima Justina Bustos en su versión joven, con la que ya había coincidido en la serie "Historia de un clan". Su estreno en Uruguay causó gran conmoción y va camino de tener el mismo impacto en España, un país que aún guarda reminiscencias de la dictadura franquista.
La directora, sin embargo, no llena la trama de dramatismos ni se recrea en escenas morbosas, sino que ofrece las dosis adecuadas y deja el resto a la imaginación del espectador, aún más peligrosa –si cabe- que la realidad. De ahí que transite entre los límites de la ficción y el documental: "Estaba claro que iba a emplear actrices para que su interpretación empatizara con el público. Los testimonios reales resultan fríos; una no puede revivir todo ello cada vez que cuenta la historia".
Resulta evidente la exigencia física y emocional que requiere el papel de la joven Justina Bustos, que admitió la complicación del rodaje: "Había una atmósfera muy densa porque éramos mucha gente en un espacio pequeño, durante muchas horas. Eso, en realidad, ayudó a la construcción del personaje, pero al terminar teníamos que salir, tomar algo y hablar de otra cosa".
Rodríguez, que confesó el temor a la reacción que pudieran tener las afectadas al ver la cinta, contó con el asesoramiento de algunas presas para el guion y el diseño de los decorados. Algunas bufandas o manualidades, de hecho, son piezas originales que poseían las recluidas en la cárcel.
"Migas de pan" hace alusión al cuento de Pulgarcito, en el que deja un rastro para saber volver a casa. Es ese viaje hacia el que emprenden las presas que demandan justicia. Pero el título, aseguró la directora uruguaya, también hace referencia a las migas y semillas que estas mujeres usaban dentro de la cárcel para comunicarse entre pabellones aislados.
Una de las escenas más potentes es el momento en que el hijo de la protagonista le pregunta cómo está: "Esa es la pregunta que la sociedad nunca hizo a las presas, a veces para protegerlas y evitar que revivieran recuerdos dolorosos, otras porque no quería saber los detalles", explicó Manane Rodríguez. "Se quedaron solas con su historia, y yo quise hacerles este homenaje".
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La historia está inspirada en un grupo de mujeres que decidieron denunciar colectivamente los abusos cometidos en Uruguay por el régimen militar entre 1972 y 1983, tras haber sido silenciadas durante años por la sociedad.
"Esta es la primera película que toca el tema de pleno", afirmó la directora en un encuentro con la prensa. "Algunos me preguntan por qué no se ha hablado hasta ahora y no lo sé, pero había que empezar en algún momento". A pesar de ello, la historia se centra en el reclamo de estas mujeres más que en sus ideas políticas.
La cinta está protagonizada por la veterana actriz Cecilia Roth en el papel de Liliana Pereira, y la talentosísima Justina Bustos en su versión joven, con la que ya había coincidido en la serie "Historia de un clan". Su estreno en Uruguay causó gran conmoción y va camino de tener el mismo impacto en España, un país que aún guarda reminiscencias de la dictadura franquista.
La directora, sin embargo, no llena la trama de dramatismos ni se recrea en escenas morbosas, sino que ofrece las dosis adecuadas y deja el resto a la imaginación del espectador, aún más peligrosa –si cabe- que la realidad. De ahí que transite entre los límites de la ficción y el documental: "Estaba claro que iba a emplear actrices para que su interpretación empatizara con el público. Los testimonios reales resultan fríos; una no puede revivir todo ello cada vez que cuenta la historia".
Resulta evidente la exigencia física y emocional que requiere el papel de la joven Justina Bustos, que admitió la complicación del rodaje: "Había una atmósfera muy densa porque éramos mucha gente en un espacio pequeño, durante muchas horas. Eso, en realidad, ayudó a la construcción del personaje, pero al terminar teníamos que salir, tomar algo y hablar de otra cosa".
Rodríguez, que confesó el temor a la reacción que pudieran tener las afectadas al ver la cinta, contó con el asesoramiento de algunas presas para el guion y el diseño de los decorados. Algunas bufandas o manualidades, de hecho, son piezas originales que poseían las recluidas en la cárcel.
"Migas de pan" hace alusión al cuento de Pulgarcito, en el que deja un rastro para saber volver a casa. Es ese viaje hacia el que emprenden las presas que demandan justicia. Pero el título, aseguró la directora uruguaya, también hace referencia a las migas y semillas que estas mujeres usaban dentro de la cárcel para comunicarse entre pabellones aislados.
Una de las escenas más potentes es el momento en que el hijo de la protagonista le pregunta cómo está: "Esa es la pregunta que la sociedad nunca hizo a las presas, a veces para protegerlas y evitar que revivieran recuerdos dolorosos, otras porque no quería saber los detalles", explicó Manane Rodríguez. "Se quedaron solas con su historia, y yo quise hacerles este homenaje".
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