Colaboración: El cine mexicano ante la era Trump
- por © NOTICINE.com
Por Víctor Ugalde *
Ahora que está de moda hablar del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) con eso de que Trump no quiere firmar el TPP (Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica) y este 20 de enero empieza su posible renegociación por su fétida voluntad como presidente de EUA, resulta conveniente reflexionar, brevemente, sobre el panorama de nuestro cine ante Trump y después de 22 años de TLCAN para que la comunidad se vaya organizando para defenderse de las nuevas pretensiones imperiales. ¡Proteccionismo local con invasión focalizada!
Los resultados obtenidos en la industria cultural cinematográfica mexicana en el 2016 nos muestran y demuestran que el único gran ganador del TLCAN, desde el 94, han sido las trasnacionales de la comunicación norteamericana (Sony, Warner, Universal, Paramount, Fox, Disney, etc.), las cuales obtuvieron el año pasado la cifra de 11 116 millones de pesos por ingresos en taquilla de un total de 15 018, cifra a la que hay que añadir los ingresos que hayan obtenido por la venta de sus derechos a través del DVD, la televisión abierta y restringida, sus mercaderías adicionales y la red. ¡Un dineral que sólo beneficia a las empresas yankees!
Uno de los grandes perdedores del TLCAN fue el fisco mexicano. Con su firma se eliminaron múltiples impuestos que tenía el cine y se impuso el IVA generalizado, ahora del 16%, que paga el consumidor final y que absorbemos en pequeñas partes todos los integrantes de la cadena productiva del cine (salas/distribuidores/productores/proveedores) Además, con la firma de los tratados para evitar la doble tributación se dejó de percibir un 22% de las utilidades producidas en el país, ya que estas empresas sólo dejan el 10% del pago del ISR aquí y el resto lo reportan al fisco de los EUA. ¡Qué negociazo impulso Salinas y su equipo!
El otro gran perdedor, fue el proyecto de nación soberana e independiente con valores nacionales que nos conformen como mexicanos productores de cultura y o simples consumidores de lo otro, ya que los ciudadanos educados en los tiempos del TLCAN lo han hecho recibiendo valores y formas de pensar, en su educación formal e informal, desde su nacimiento, con material mayoritariamente norteamericano. En las salas, en el DVD, en la TV y un largo etcétera de las redes. Conocen más sobre Chicago, Los Ángeles y las formas de pensar y ser de los gringos que de Chiapas, Acayucan y nuestros vecinos del sur, los Guatemaltecos, sólo por citar un ejemplo. Lo anterior porque la visión audiovisual mexicana casi no existió por falta de producción y de espacios suficientes para su comunicación con el público, aparte de no poder competir en condiciones equitativas con las grandes inversiones que emplean para el posicionamiento de sus productos a través de la publicidad y propaganda.
En contra de lo que supone, Donald Trump, el nuevo presidente norteamericano, ¡Grande es su ignorancia! la política impulsada por la OMC, el TPP, el TLCAN y los demás tratados bilaterales sólo han beneficiado a las grandes empresas y han perjudicado a los gobiernos nacionales y sus ciudadanos. Aquí sí se incluyen los productores de cine norteamericano independiente, que sufren lo mismo en su país que el resto de las naciones occidentales.
Esta política neoliberal lo único que logró fue la concentración de ganancias en las grandes compañías en contra de las pequeñas y medianas empresas nacionales que terminaron por absorber o que desaparecieron por quiebra técnica, además logró el empobrecimiento de las mayorías por lo bajo del pago de los salarios y su escasa política de prestaciones sociales, concentrando así la venta en un pequeño sector privilegiado de mexicanos y propiciando el empobrecimiento de los mas, propiciando las migraciones masivas del campo a las ciudades y después a las grandes metrópolis del "primer mundo".
Aparentemente todo se dejó a las fuerzas del mercado pero en realidad lo que se hizo fue permitir la concentración a través de las malas prácticas comerciales que suceden cotidianamente en nuestro país ante la indiferencia. ¿Ignorancia? u omisión de la Comisión Federal de Competencia Económica y la PROFECO (Procuraduría Federal del Consumidor). La MPA que agrupa a los grandes estudios antes mencionados controla la economía de los mercados del cine y el audiovisual del mundo occidental a través de prácticas oligopólicas, sólo compiten entre sí por EUA pero una vez cruzadas las fronteras se organizan y no se pisan los estrenos y ahogan a la competencia local y mundial con estrenos masivos abusivos. Dejando sólo una pequeña porción del mercado a las cinematografías locales, más grande o más pequeña, de acuerdo a las políticas públicas que hayan impulsados los gobiernos en defensa de su expresión audiovisual. Francia se defiende muy bien, España, Argentina y Brasil más o menos. ¡México ha sido un desastre!
El caso México
Actualmente contamos con 6308 pantallas, ocupando el cuarto lugar mundial en el ramo, superando a países como Francia, Alemania e Inglaterra, mismo sitio que obtenemos por el consumo de los 327 millones de boletos sólo detrás de India, China y EUA. Y eso de que sólo el 28% de nuestra nación puede pagar los altos costos de los boletos.
En estas salas se estrenaron comercialmente 387 film de los cuales 177 fueron de origen norteamericano (45,73%) y 78 de México (21,96%). Se vendieron 327 millones de boletos de los cuales el 8,6% del total fue para ver nuestro cine. Hay que destacar que no todo el cine norteamericano lo distribuyen las majors, las empresas de la MPA sólo estrenaron un total de 95 films (24,54%) obteniendo el 79,02% de los ingresos nacionales.
Según las autoridades oficiales, el 2016 fue un buen año para nuestro cine y eso de que del total de los 78 estrenos en la ciudad, sólo se alcanzó a ver un promedio de 32 en los diversos estados de la república mexicana. Esta cifra muestra una retracción de 7 películas nacionales con respecto al 2015 (-8.32%) pero basan su optimismo porque se obtuvieron 461 millones de pesos más en taquilla pasando del 5,3% del 2015 al 8,6%. ¿Por qué tanto optimismo si en la década de los ochenta obteníamos más del 50% de los ingresos totales en el país?
En donde si tienen materia para su optimismo discursivo es que de acuerdo al informe del IMCINE en el 16 se produjeron 160 películas de largometraje, más por el avance de las posibilidades tecnológicas de mejor calidad a menor precio, que por las políticas públicas de los últimos años. El 50 % de la producción se realizó sin apoyo oficial alguno.
En el 16 existió una reducción presupuestaria del -2.14% más el 4% de la inflación y para el 2017 este recorte será superior a 73 millones (-17.41%) con respecto al año anterior más la perdida por inflación. Los efectos de los recortes al presupuesto del IMCINE que superaron el -65,38% del 2012 al 2017 ya se muestran claramente en el año que recién terminó. Existió un 20% menos de apoyos a películas de largo, el FOPROCINE sólo apoyo 4 largos en total de producción experimental completa, se han reducido los montos y el número de apoyos a festivales, cursos de capacitación y un largo etcétera.
A la reducción presupuestal hay que sumar que las autoridades que deben de vigilar el cumplimiento de las leyes no cumplen con su función y por esto las trasnacionales hacen y deshacen en nuestro país, por ejemplo se permiten estrenos que superan más de 5000 pantallas a la semana y les permiten ocupar más del ciento por ciento en las mejores fechas. Dejándole las peores fechas a nuestras películas, por lo que fácilmente las pequeñas productoras se arruinan y desaparecen.
Conclusión
Resistirnos a la voluntad imperial será difícil, pero si realmente se va a renegociar el TLCAN, es tiempo de que nuestros funcionarios convoquen a los ciudadanos para escuchar cómo se puede recuperar nuestra soberanía económica y cultural ya que ellos, como lo han demostrado desde siempre, no son especialistas ni saben de todo aunque el multifuncionario de Videgaray crea que sabe cómo sabe hacerlo aunque este aprendiendo. No vaya a resultar que el cine mexicano estuviera mejor antes de Tump que después, debido a las malas negociaciones de los actuales funcionarios. ¡Al tiempo!
P. D. A los interesados sobre el tema, estén pendientes del próximo foro del GRECU (Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura) en marzo.
(*): Victor Ugalde es director, escritor e investigador de cine. Preside la Sociedad Mexicana de Directores-Realizadores de Cine.
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Ahora que está de moda hablar del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) con eso de que Trump no quiere firmar el TPP (Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica) y este 20 de enero empieza su posible renegociación por su fétida voluntad como presidente de EUA, resulta conveniente reflexionar, brevemente, sobre el panorama de nuestro cine ante Trump y después de 22 años de TLCAN para que la comunidad se vaya organizando para defenderse de las nuevas pretensiones imperiales. ¡Proteccionismo local con invasión focalizada!
Los resultados obtenidos en la industria cultural cinematográfica mexicana en el 2016 nos muestran y demuestran que el único gran ganador del TLCAN, desde el 94, han sido las trasnacionales de la comunicación norteamericana (Sony, Warner, Universal, Paramount, Fox, Disney, etc.), las cuales obtuvieron el año pasado la cifra de 11 116 millones de pesos por ingresos en taquilla de un total de 15 018, cifra a la que hay que añadir los ingresos que hayan obtenido por la venta de sus derechos a través del DVD, la televisión abierta y restringida, sus mercaderías adicionales y la red. ¡Un dineral que sólo beneficia a las empresas yankees!
Uno de los grandes perdedores del TLCAN fue el fisco mexicano. Con su firma se eliminaron múltiples impuestos que tenía el cine y se impuso el IVA generalizado, ahora del 16%, que paga el consumidor final y que absorbemos en pequeñas partes todos los integrantes de la cadena productiva del cine (salas/distribuidores/productores/proveedores) Además, con la firma de los tratados para evitar la doble tributación se dejó de percibir un 22% de las utilidades producidas en el país, ya que estas empresas sólo dejan el 10% del pago del ISR aquí y el resto lo reportan al fisco de los EUA. ¡Qué negociazo impulso Salinas y su equipo!
El otro gran perdedor, fue el proyecto de nación soberana e independiente con valores nacionales que nos conformen como mexicanos productores de cultura y o simples consumidores de lo otro, ya que los ciudadanos educados en los tiempos del TLCAN lo han hecho recibiendo valores y formas de pensar, en su educación formal e informal, desde su nacimiento, con material mayoritariamente norteamericano. En las salas, en el DVD, en la TV y un largo etcétera de las redes. Conocen más sobre Chicago, Los Ángeles y las formas de pensar y ser de los gringos que de Chiapas, Acayucan y nuestros vecinos del sur, los Guatemaltecos, sólo por citar un ejemplo. Lo anterior porque la visión audiovisual mexicana casi no existió por falta de producción y de espacios suficientes para su comunicación con el público, aparte de no poder competir en condiciones equitativas con las grandes inversiones que emplean para el posicionamiento de sus productos a través de la publicidad y propaganda.
En contra de lo que supone, Donald Trump, el nuevo presidente norteamericano, ¡Grande es su ignorancia! la política impulsada por la OMC, el TPP, el TLCAN y los demás tratados bilaterales sólo han beneficiado a las grandes empresas y han perjudicado a los gobiernos nacionales y sus ciudadanos. Aquí sí se incluyen los productores de cine norteamericano independiente, que sufren lo mismo en su país que el resto de las naciones occidentales.
Esta política neoliberal lo único que logró fue la concentración de ganancias en las grandes compañías en contra de las pequeñas y medianas empresas nacionales que terminaron por absorber o que desaparecieron por quiebra técnica, además logró el empobrecimiento de las mayorías por lo bajo del pago de los salarios y su escasa política de prestaciones sociales, concentrando así la venta en un pequeño sector privilegiado de mexicanos y propiciando el empobrecimiento de los mas, propiciando las migraciones masivas del campo a las ciudades y después a las grandes metrópolis del "primer mundo".
Aparentemente todo se dejó a las fuerzas del mercado pero en realidad lo que se hizo fue permitir la concentración a través de las malas prácticas comerciales que suceden cotidianamente en nuestro país ante la indiferencia. ¿Ignorancia? u omisión de la Comisión Federal de Competencia Económica y la PROFECO (Procuraduría Federal del Consumidor). La MPA que agrupa a los grandes estudios antes mencionados controla la economía de los mercados del cine y el audiovisual del mundo occidental a través de prácticas oligopólicas, sólo compiten entre sí por EUA pero una vez cruzadas las fronteras se organizan y no se pisan los estrenos y ahogan a la competencia local y mundial con estrenos masivos abusivos. Dejando sólo una pequeña porción del mercado a las cinematografías locales, más grande o más pequeña, de acuerdo a las políticas públicas que hayan impulsados los gobiernos en defensa de su expresión audiovisual. Francia se defiende muy bien, España, Argentina y Brasil más o menos. ¡México ha sido un desastre!
El caso México
Actualmente contamos con 6308 pantallas, ocupando el cuarto lugar mundial en el ramo, superando a países como Francia, Alemania e Inglaterra, mismo sitio que obtenemos por el consumo de los 327 millones de boletos sólo detrás de India, China y EUA. Y eso de que sólo el 28% de nuestra nación puede pagar los altos costos de los boletos.
En estas salas se estrenaron comercialmente 387 film de los cuales 177 fueron de origen norteamericano (45,73%) y 78 de México (21,96%). Se vendieron 327 millones de boletos de los cuales el 8,6% del total fue para ver nuestro cine. Hay que destacar que no todo el cine norteamericano lo distribuyen las majors, las empresas de la MPA sólo estrenaron un total de 95 films (24,54%) obteniendo el 79,02% de los ingresos nacionales.
Según las autoridades oficiales, el 2016 fue un buen año para nuestro cine y eso de que del total de los 78 estrenos en la ciudad, sólo se alcanzó a ver un promedio de 32 en los diversos estados de la república mexicana. Esta cifra muestra una retracción de 7 películas nacionales con respecto al 2015 (-8.32%) pero basan su optimismo porque se obtuvieron 461 millones de pesos más en taquilla pasando del 5,3% del 2015 al 8,6%. ¿Por qué tanto optimismo si en la década de los ochenta obteníamos más del 50% de los ingresos totales en el país?
En donde si tienen materia para su optimismo discursivo es que de acuerdo al informe del IMCINE en el 16 se produjeron 160 películas de largometraje, más por el avance de las posibilidades tecnológicas de mejor calidad a menor precio, que por las políticas públicas de los últimos años. El 50 % de la producción se realizó sin apoyo oficial alguno.
En el 16 existió una reducción presupuestaria del -2.14% más el 4% de la inflación y para el 2017 este recorte será superior a 73 millones (-17.41%) con respecto al año anterior más la perdida por inflación. Los efectos de los recortes al presupuesto del IMCINE que superaron el -65,38% del 2012 al 2017 ya se muestran claramente en el año que recién terminó. Existió un 20% menos de apoyos a películas de largo, el FOPROCINE sólo apoyo 4 largos en total de producción experimental completa, se han reducido los montos y el número de apoyos a festivales, cursos de capacitación y un largo etcétera.
A la reducción presupuestal hay que sumar que las autoridades que deben de vigilar el cumplimiento de las leyes no cumplen con su función y por esto las trasnacionales hacen y deshacen en nuestro país, por ejemplo se permiten estrenos que superan más de 5000 pantallas a la semana y les permiten ocupar más del ciento por ciento en las mejores fechas. Dejándole las peores fechas a nuestras películas, por lo que fácilmente las pequeñas productoras se arruinan y desaparecen.
Conclusión
Resistirnos a la voluntad imperial será difícil, pero si realmente se va a renegociar el TLCAN, es tiempo de que nuestros funcionarios convoquen a los ciudadanos para escuchar cómo se puede recuperar nuestra soberanía económica y cultural ya que ellos, como lo han demostrado desde siempre, no son especialistas ni saben de todo aunque el multifuncionario de Videgaray crea que sabe cómo sabe hacerlo aunque este aprendiendo. No vaya a resultar que el cine mexicano estuviera mejor antes de Tump que después, debido a las malas negociaciones de los actuales funcionarios. ¡Al tiempo!
P. D. A los interesados sobre el tema, estén pendientes del próximo foro del GRECU (Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura) en marzo.
(*): Victor Ugalde es director, escritor e investigador de cine. Preside la Sociedad Mexicana de Directores-Realizadores de Cine.
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