OPINION: Desafíos del cine argentino en 2004

por © INFODAC-NOTICINE.com
Espacios INCAA, una buena forma de difusión
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Espacios INCAA, una buena forma de difusión4-V-04

Directores Argentinos Asociados ha cumplido cincuenta ediciones de sus boletines mensuales INFODAC, en los cuales informan y analizan la actualidad del cine mundial, especialmente el nacional y el latinoamericano; y por tal motivo el vicepresidente de la entidad, Octavio Getino, publicó un artículo donde reflexiona sobre la situación actual del cine argentino, y que reproducimos a continuación.

Es sabido que el sector cultural que en nuestro país ha contado invariablemente, desde hace casi medio siglo, con una política más o menos consecuente de Estado, es el del cine. Ello le ha permitido sobrevivir a las presiones externas y a las contingencias locales, sean ellas económicas, políticas o sociales, con gobiernos democráticos, seudodemocráticos o dictatoriales.

Ayer el INC y ahora el INCAA, así como la legislación básica del sector, han superado desde los años 50 dificultades de diverso tipo y ello ha permitido que los argentinos sigan contando con imágenes propias en las pantallas del país y del exterior, y tengan el reconocimiento internacional que la calidad de sus obras se merecen. Sin embargo, los desafíos para la consolidación del sector, en términos industriales y culturales, siguen hoy en pie como décadas atrás, y se acrecientan frente a la visible hegemonía de las majors sobre las pantallas de las salas, los aparatos de TV, las computadoras, los videojuegos y todas las nuevas formas de comercialización y reproducción ideológica audiovisual.

Como otras veces se ha dicho, uno de los principales temas a resolver es el de fomentar la existencia de una industria que culturalmente nos represente y que sea contemporánea del respeto a la diversidad de nuestros autores, tanto de los más jóvenes como de los no tan jóvenes. El mal o bien llamado "nuevo cine argentino" atraviesa, como lo ha hecho siempre, a todas las generaciones de realizadores, productores, técnicos, actores, y demás protagonistas del hecho fílmico. Será la conjunción y el diálogo democrático -aquel que sea capaz de reconocer al otro- lo que, por lo menos, puede intentar disminuir las diferencias de intereses (económicos, ideológicos, estéticos, etc.), que existen entre unos y otros.

El país necesita, al igual que el conjunto de la región, de una industria cada vez más sólida y competitiva en la cual los argentinos y los iberoamericanos nos sintamos efectivamente representados. Nadie puede sustituirnos en esta tarea. Pero ello incluye también a las expresiones más renovadoras de la producción y la creación audiovisual; inclusive, a las de carácter investigativo y experimental. Ninguna industria en el mundo, desde las relacionadas con el agro hasta las aeroespaciales, ha podido afirmarse como tal si no contó con una inversión adecuada destinada a la investigación y a la experimentación. Esto no implica que tales rubros hayan predominado sobre los del conjunto, pero, como bien es sabido, el conjunto tampoco hubiese avanzado de no existir un reconocimiento del aporte concreto de dichos rubros.

En este sentido, parecería recomendable que en el año en curso, todos quienes formamos parte de la actividad cinematográfica pudiésemos dialogar y debatir en torno a los problemas todavía no resueltos como una mejor comercialización de nuestras películas en el país, en América Latina y el mundo (la creación por parte del INCAA del programa de salas "Kilómetro...", representa un avance en esa línea); la reglamentación de la cuota de pantalla; un funcionamiento más efectivo del Consejo Asesor del INCAA; la implementación de la ley que reconoce al director como coautor de la obra cinematográfica; y una reconsideración de la aplicación del fomento cinematográfico que sirva tanto a los intereses productivos y creativos de las PyMEs de nuestro cine (más del 90% de las empresas constituidas), como a los grandes emprendimientos.

También, a diez años de sancionada la actual Ley de Cine, la necesidad de proceder a su posible revisión y actualización, atendiendo los cambios que se han producido en el mundo, en las relaciones de poder sobre los mercados y en materia de profundas innovaciones tecnológicas. Son temas a los cuales pueden agregarse otros, pero que hacen a una lectura crítica de la situación del sector y a intentar construir caminos que permitan afrontar de manera conjunta -entre el INCAA y las entidades, empresarios y cineastas- los problemas que el cine argentino debe aún resolver en la actualidad.