Adiós a Gerardo Vera, artista multidisciplinar
- por © Alba Mallenco-NOTICINE.com
El director de cine y teatro Gerardo Vera, de 73 años, murió el domingo a causa de neumonía, tras dar positivo en la prueba de COVID-19. Acaba así una vida de éxitos y devoción al oficio artístico, que tal vez empezó cuando de niño por su casa pasaron Sofia Loren o Frank Sinatra, durante el rodaje de "Orgullo y pasión / The Pride and the Passion" (1957). Además de dirigir y ambientar innumerables obras teatrales, operas, películas e incluso producciones televisivas, realizó cuatro largometrajes, estuvo al frente del Centro Dramático Nacional de 2004 a 2011, y ganó dos Premios Goya.
Tenía previsto estrenar en el Teatro María Guerrero un "Macbeth" de Shakespeare, junto a su marido, el dramaturgo José Luis Collado, que iba a ser protagonizada por Carlos Hipólito. Y junto a este, quedan incompletas el final de "Eddy", la adaptación de la novela de Édouard Louis, "La sonata de Kreutzer" de Tolstoi, y en la Zarzuela "La verbena de la Paloma".
Entre sus películas como realizador -debutó con "Una mujer bajo la lluvia" en 1992- están "La Celestina", "Segunda piel", o "Deseo", y en este ámbito consiguió sendos premios Goya por la dirección artística de "La niña de tus ojos", de Fernando Trueba, y "El amor brujo", de Carlos Saura.
Gerardo Vera estaba por encima de las modas y los prejuicios, por eso, "adoraba el teatro". Según contó al boletín de AISGE: "En cine se produce un espejismo, todo es mentira. Cuando los actores trabajan juntos se llaman continuamente, intercambian teléfonos, pero cuando pasa un año, esa relación se pierde. Llevo 30 años en la escena y solo tengo amigos de fuera del teatro".
Para hablar del currículum de Gerardo Vera se necesita más de una hoja, y para entenderlo, más de unas cuantas referencias culturales. Él mismo decía sobre sus facetas: "Es arriesgado. Hoy trabajas con Víctor Manuel y Ana Belén, pero mañana vas al programa 'Viaje con nosotros' de Javier Gurruchaga y Pilar Miró, al siguiente día vas a la ópera. Creo que lo único que no he hecho aún es circo. Todo el mundo me define como director artístico, podría presentar mañana un decorado y que dijeran, sin más, que soy ‘el mejor’".
Entre sus trabajos más importantes están una de las puestas en escenas más celebradas de la dramaturgia española, como es "El Rey Lear" (1947), con Alfredo Alcón, u otras como la de "Divinas palabras" o "Un enemigo del pueblo". Adaptaciones de clásicos de Quevedo, Lope de Vega o Tolstoi. Se ha hecho con galardones como el Premio Nacional de Teatro en 1998. También fue un éxito en la EXPO de Sevilla de 1992 su espectáculo andaluz con Juanita Reina, Imperio Argentina y Rocío Jurado. Para todos ellos, como dice Juan Mayorga, dramaturgo y académico, fue un "verdadero maestro" y deja algunos de los momentos más "memorables" de la escena española.
Una de las personas que más cerca estuvo de él fue Alfredo Sanzol, quien habla de Vera como un padre artístico. Según él: "Gerardo Vera me enseñó a confiar en el talento, tanto en el mío propio como en el de los demás. Me habló de la belleza como un objetivo salvador que podía con el horror y la maldad, y me animó a atreverme con lo que yo veía imposible".
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Tenía previsto estrenar en el Teatro María Guerrero un "Macbeth" de Shakespeare, junto a su marido, el dramaturgo José Luis Collado, que iba a ser protagonizada por Carlos Hipólito. Y junto a este, quedan incompletas el final de "Eddy", la adaptación de la novela de Édouard Louis, "La sonata de Kreutzer" de Tolstoi, y en la Zarzuela "La verbena de la Paloma".
Entre sus películas como realizador -debutó con "Una mujer bajo la lluvia" en 1992- están "La Celestina", "Segunda piel", o "Deseo", y en este ámbito consiguió sendos premios Goya por la dirección artística de "La niña de tus ojos", de Fernando Trueba, y "El amor brujo", de Carlos Saura.
Gerardo Vera estaba por encima de las modas y los prejuicios, por eso, "adoraba el teatro". Según contó al boletín de AISGE: "En cine se produce un espejismo, todo es mentira. Cuando los actores trabajan juntos se llaman continuamente, intercambian teléfonos, pero cuando pasa un año, esa relación se pierde. Llevo 30 años en la escena y solo tengo amigos de fuera del teatro".
Para hablar del currículum de Gerardo Vera se necesita más de una hoja, y para entenderlo, más de unas cuantas referencias culturales. Él mismo decía sobre sus facetas: "Es arriesgado. Hoy trabajas con Víctor Manuel y Ana Belén, pero mañana vas al programa 'Viaje con nosotros' de Javier Gurruchaga y Pilar Miró, al siguiente día vas a la ópera. Creo que lo único que no he hecho aún es circo. Todo el mundo me define como director artístico, podría presentar mañana un decorado y que dijeran, sin más, que soy ‘el mejor’".
Entre sus trabajos más importantes están una de las puestas en escenas más celebradas de la dramaturgia española, como es "El Rey Lear" (1947), con Alfredo Alcón, u otras como la de "Divinas palabras" o "Un enemigo del pueblo". Adaptaciones de clásicos de Quevedo, Lope de Vega o Tolstoi. Se ha hecho con galardones como el Premio Nacional de Teatro en 1998. También fue un éxito en la EXPO de Sevilla de 1992 su espectáculo andaluz con Juanita Reina, Imperio Argentina y Rocío Jurado. Para todos ellos, como dice Juan Mayorga, dramaturgo y académico, fue un "verdadero maestro" y deja algunos de los momentos más "memorables" de la escena española.
Una de las personas que más cerca estuvo de él fue Alfredo Sanzol, quien habla de Vera como un padre artístico. Según él: "Gerardo Vera me enseñó a confiar en el talento, tanto en el mío propio como en el de los demás. Me habló de la belleza como un objetivo salvador que podía con el horror y la maldad, y me animó a atreverme con lo que yo veía imposible".
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