Alfred Hitchcock: El cineasta que sabía demasiado

por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
Vértigo
Vértigo
PsicosisVértigo13-VII-06

Cinemateca de Cuba, en su sala Chaplin, está llevando a cabo desde el primero del mes en curso y hasta su cierre, el 31, un ciclo de lujo, como los que con frecuencia se encuentran sólo allí: "Alfred Hitchcock, el maestro del suspenso", que a la vez califica como una de las retrospectivas más completas que sobre el genio inglés nacido en 1899 y desaparecido en 1980, han tenido lugar en las salas de cine.

Además de lo que ya sabemos sobre el viejo Hitch (ese precursor en las técnicas del montaje y la fotografía, el autor reverenciado por los nuevos y después célebres hombres de la Nouvelle Vague francesa, el mago que no sólo hacía inimaginables malabares con las tramas e historias, sino que lograba convertir novelitas intrascendentes en señoras películas, el culpable de tantas uñas comidas, corazones a punto de infartar o descargas de adrenalina en proporciones inimaginables en públicos de tantos países, generaciones y tendencias, el que consideraba "rebaño" a los actores pero casi siempre echaba mano a atractivas y valiosas figuras para sus cintas, el que sólo recibió un Oscar honorario por toda su carrera a pesar de merecerlo individualmente tantas veces -de las cuales fue nominado seis-...) tenemos la oportunidad casi única de asistir a algunas facetas que apenas conocíamos (digamos, su paso por la comedia, más o menos pura, o mezclada con sus habituales guiños terroríficos, lo que por otra parte no es nada asombroso en un ser con tan especial sentido del humor) o de enfrentarnos a varios films que, o conocen un absoluto estreno en Cuba, o se habían visto en contadas ocasiones y eso en copias nada satisfactorias. Sin olvidar los documentales o making off de algunos de sus títulos.

Siendo más concretos, mencionemos "Agente secreto", un notable filme de espionaje de 1936 que Cinemateca pone por vez primera; la menor, pero siempre interesante "Jamaica Inn", (titulada entre nosotros, en su pase comercial hace muchos años "La posada maldita") de 1939, que también estrena la Institución; "Casados y descasados", de 1941, comedia de enredos donde el especialista en miedos demuestra que podía también hacer reír con dignidad y al gusto de la época; "La soga", primer trabajo en colores del maestro que fuera calificado por Leonard Maltin como un "interesante, experimento altamente teatral" y remoto, pero seguro inspirador de los films "Compulsión" (1959) y "Swoon" (1992) o el imprescindible "AH presents" (cuatro episodios realizados por el autor para la TV norteamericana, sendas joyas pequeñas y únicas)...

En tanto esos acercamientos desde fuera a que nos referíamos, encontraremos varios documentales de Laurent Bouzereau, verdadero especialista en el maestro, entre ellos: "Sin duda: la realización del film preferido de Hitchcock" / Beyond Doubt: The Making of Hitchcock's Favorite Film" (34') acerca de "La sombra de una duda", "Saboteur, un vistazo de cerca" / Saboteur, a Closer Look" sobre el largometraje homónimo, o el making off de "Para atrapar a un ladrón"; y otros no menos rigurosos e interesantes como "Obsesionados con Vértigo / Obsessed With Vertigo, New Life for Hitchcock's Masterpiece", de Harrison Engle (29', EE.UU, 1997), todos, por supuesto, acompañados de las cintas referentes, u "Homenaje del a.f.i. a Alfred Hitchcock / AFI Salute to Alfred Hitchcock" (15', EE.UU., 1979) donde el reverenciado lanza uno de sus discursos memorables, como para que supiéramos que no sólo sabía hacerlo de su mejor manera, desde la cámara.

Este recorrido cronológico por los varios períodos del "mago" que incluye su casi desconocida etapa silente y otras tantas curiosidades (que son, realmente, "asignaturas pendientes" para los estudiosos), permitirá de todos modos lo que tantos esperan: el reencuentro con los clásicos, los "grandes Hitchcock", ahora en excelentes copias, que no por ser vistos y revisitados, siempre tienden nuevos desafíos a sus fanáticos: "Desaparece una dama", "La ventana indiscreta", "Los pájaros", "Psicosis", "Marnie", "Trama macabra", "39 escalones" y, por supuesto "Vértigo": una vez más podrá comprobarse los muchos entresijos y reflexiones de tipo ontológico y hasta filosófico que laten bajo esas tramas aparentemente unidireccionales, que sólo los ingenuos consideran sólo hechas para rompernos la cabeza y asustarnos. Pareciera que el maestro nos dice una y otra vez: "Asústense más bien con la complejidad del ser humano, su carácter impredecible, sus secretos y sorpresas".

La deliciosa y rigurosa retro incluye también los "remakes", esos films vueltos a filmar por el propio cineasta, de modo que podremos comparar, por ejemplo, el salto o más bien la parábola trazada desde el primer "El hombre que sabía demasiado"/ The Man Who Knew Too Much, (1934) en su etapa británica, hasta el mismo título vuelto a filmar en 1956, con James Stewart y Doris Day, aquella inolvidable pareja norteamericana que se ve envuelta en una peligrosa intriga internacional, acompañados por la canción "Que Sera, Sera", interpretada por ella, compuesta por Jay Livingston y Ray Evans y ganadora del Oscar en su especialidad.

Se recomienda llevar pastillas para los nervios durante este mes de constantes e ininterrumpidas visitas al Chaplin; de allí salimos, cierto, sin uñas, con dolores en los ojos y en el pecho...también con la convicción de asistir, una vez más, y perdonando el soberano lugar común, a la obra de unos de los grandes del séptimo arte.

Me niego a llamarle cineasta de culto, propongo mejor: uno de los cineastas más cultos (aunque tratara de disimularlo siempre) que ha dado el cine, uno de los que ha hecho del cine, sin lugar a dudas, un multitudinario culto con millones de oficiantes.