Carácter y variedad del cine holandés

por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
La novia polaca
La novia polaca
CarácterLa novia polaca9-XI-06

La primera muestra de cine holandés contemporáneo que tiene lugar en La Habana (sala Chaplin, Cinemateca de Cuba) está arrancando tal entusiasmo de los cinéfilos que las tres tandas se dan a llenos absolutos. Y es entendible, no sólo porque se trata del “debut” de esta cinematografía entre nosotros, sino fundamentalmente porque vale la pena, porque casi todas las cintas son estimables, no por gusto han cosechado abundantes premios en su andadura por festivales del país y de fuera de éste (algunos tan importantes como San Sebastián , Buenos Aires, Rotterdam y hasta el propio Oscar). Aunque todavía restan unos días para que finalice, hagamos un balance de lo apreciado hasta ahora.

La muestra se (y nos) dio el gustazo de programar dos títulos superlativos del cine holandés, ambos relacionados con el Oscar; uno (”Las gemelas”), propuesta del país a la estatuilla dorada de 2002, el otro (“Carácter”) que lo había ganado en 1997, y también emparentados entre sí por tratarse ambos de contundentes dramas familiares.

El primero, como su título indica, sobre dos hermanas. Dirigido por Bem Sombogaart, sigue a Lotte y Anna, separadas cuando sus padres mueren y con sendas historias bien diferentes, hasta que ya ancianas, y disgustadas por diversos motivos de sus vidas que se entrecruzan más de una vez, se reencuentran en una casa de descanso; la Segunda Guerra Mundial marca de modo diverso sus vidas, pero el director se las ingenia para alternar las mismas, focalizar los puntos más sobresalientes con impacto que sin embargo rechaza el efectismo, apoyado en un montaje exquisito, una expresiva fotografía y, sobre todo, las actuaciones memorables de Julia Koopmans y Thekla Reuten.

“Carácter” enfrenta a un padre dominante y un hijo ambicioso, aquel rechazado por la esposa, cuya decepción por ello vuelca en el bastardo. La fuerza en el diseño psicológico de estos personajes, la evolución de los mismos dentro de una narración matizada y energética, permite al director Mike van Diem amarrar todos los recursos dentro de una puesta en pantalla que sobrecoge por su perfección.

Pero claro, ha habido otros motivos de satisfacción dentro de la muestra holandesa. “Grimm”, por ejemplo, homenaje explícito a los hermanos de los cuentos “infantiles”, parte de unos Hansel y Gretel un tanto más creciditos que perdidos en el bosque y abandonados por sus padres, llegan a España donde los esperan otros hermanos pudientes, pero un misterio ronda el aparente paraíso que los arroja a un pueblecito de oeste perdido y deshabitado; el director Alex van Warmedam maneja con eficacia el pastiche y la parodia, logra resolver los varios tonos y géneros que atraviesan su historia y nos entrega un delicioso trayecto donde reímos, nos inquietamos y sufrimos un poco con las peripecias de los personajes, asumidos por un competente elenco internacional que cuenta con holandeses (Hailna Reinj, Jacobo Werdig...), españoles (Carmelo Gómez, Teresa Berganza) y hasta el argentino Ulises Dumont.

Uno de las sorpresas más gratas de los estrenos en Cinemateca ha sido “La novia polaca”, del argelino Karim Traida, una opera prima que nos invita a seguir los pasos de este cineasta establecido en Holanda, por la sutileza y la variedad de matices con que llena la hermosa historia de amor que surge entre un granjero de pocas palabras y una mujer polaca que llega malherida y violada a los alrededores de su granja: la manera gradual y delicada en que van estableciéndose los nexos de la relación encuentra de hábiles cómplices una fotografía igual de detallista e inteligente, una música elegante y un tempo que se ahorra los apuros para concentrarse en el sujeto; aunque la actriz Monic Hendrickx fue justamente premiada por su labor (en Argentina) no menos brillante está su compañero, Jaap Spiijkers, en la evolución de su carácter.

Otra historia de amor, la de un joven holandés (Theo) y una cantante indoeuropea (Ems) sacudida por contundentes acontecimientos políticos (la inestabilidad en las Indias Orientales en 1939, el estallido de la Segunda Guerra Mundial, los abusos y humillaciones de los japoneses, la victoria indonesa en 1949...) conforma “Trópico de Esmeralda”, de Orlow Seunke, mas, a diferencia de la anterior, encontramos un desarrollo pedestre, convencional y lastrado por una narración in off absolutamente innecesaria, que casi todo el tiempo incorpora, también de modo abusivo y en definitiva superfluo, referencias documentales.

“Sin Dios”, de Pieter Kuijpers, sí logra afortunadamente, encauzar un discurso narrativo (que incluye también el recuento in off) no sólo coherente sino creativo, en una retrospectiva que aporta a la acción, la complementa, dentro de una historia no menos fuerte: la que enlaza a dos amigos, un tímido estudiante de buena familia que deviene criminal, por el otro, un delincuente de baja estofa a quien aquel admira y que un poco llena sus lagunas afectivas ante un padre desaparecido y una madre verbalista pero poco cariñosa. Si bien la caracterización de Maikel (el marginal) se resiente ante la de Stan (protagonista y narrador), no es menos cierto que el film detenta una puesta en pantalla limpia, sustanciosa, con un montaje muy bien proyectado, y varias actuaciones sobresalientes (en especial los dos amigos: Egber Jan Weeber y Tygo Gernandt) todo sobre un guión motivador, rico en contrastes y que desarrolla con habilidad las situaciones y soluciones dramáticas.

A esta primera muestra de cine holandés en Cuba le quedan al menos cuatro títulos: sobre ellos y algunos de los cortos de ficción, hablaremos en un próximo comentario.