OPINIÓN: Arriaga-Iñárritu, un divorcio desgraciado

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Babel
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G. IñárrituBabel27-II-07

Por Jon Apaolaza

Para todos los amantes del buen cine en general, y de esa brillante trilogía integrada por "Amores perros", "21 gramos" y "Babel" en particular, el confirmado divorcio profesional entre el guionista mexicano Guillermo Arriaga y su compatriota el realizador Alejandro González Iñárritu ha sido una muy mala noticia. En estas historias, como en las peleas entre amantes o amigos, es muy difícil desde fuera saber quién es el bueno y quien el malo, o simplemente a quien le acompañan más y mejores razones. Lo importante es calibrar qué consecuencias tendrá para ambos y para el Séptimo Arte.

Antes, sin embargo, hemos de destacar algunos de los detalles de este conflicto. Sin tener constancia segura de los problemas que ambos vivieron durante el rodaje, sí que nos sorprendió y mucho ver la ausencia o marginación de Arriaga en la promoción de la película. Su espacio en el press-book oficial de "Babel" era mínimo, sin una sola frase de declaraciones, y durante la campaña publicitaria de cara a los premios de la Academia, recuerdo perfectamente un anuncio en el que figuraban varios de los candidatos, pero significativamente no el guionista premiado en Cannes, ya nominado a la estatuilla. Ignoro si se trata de una reacción a una actitud previa de Arriaga, pero en cualquier caso no es una justa reacción.

Ahora, Alejandro González Iñárritu escribe una carta abierta a su ex colaborador acusándole de poco solidario y en cierta forma de egoísta por considerarse autor único de "Babel", implicando en ella a otros de los profesionales del film, los también mexicanos Gael García Bernal, Adriana Barraza y Rodrigo Prieto, así como el músico argentino Gustavo Santaolalla, que al parecer coinciden con la forma de pensar del "Negro", como conocen cariñosamente sus amigos a Iñárritu.

Por su parte, Arriaga se ha quejado de los cambios que el realizador introdujo en su guión, y se ha unido de manera destacada en defensa del manifiesto de los guionistas europeos en contra de la adjudicación de la autoría principal de un film a su realizador (el famoso "un film de...").

Desde la ignorancia -insisto- en los detalles íntimos del enfrentamiento, sí parece claro que el futuro cine de Arriaga va a perder menos si tras la cámara está otro realizador que lo que puede sufrir la próxima filmografía de Iñárritu sin las fuertes y emotivas historias del escritor y guionista. "Los tres entierros de Melquiades Estrada" mantiene la fuerza de las profundas narraciones de Arriaga, pero para "El Negro" será más complicado encontrar autores de la talla de su ya ex colaborador. Su propia experiencia como guionista, por ejemplo en el corto que se integró en "11'09''01 - September 11", deja claro que Iñárritu es mejor con la cámara en la mano que con el teclado de un ordenador.

Lo que más nos ha sorprendido ahora es la participación -en un conflicto entre dos poderosos talentos- de actores, compositor y director de fotografía, los cuales parecen solidarizarse con su realizador en los reproches contra Arriaga, que según ellos tiene una "injustificada obsesión por reclamar la sola autoría de una película".

La campaña promocional de "Babel" justamente apunta en sentido contrario, es decir, minimizar la aportación del escritor en la película, y suena a venganza, quizás por previas declaraciones de Arriaga respecto de los cambios que sufrió su guión en manos de Iñárritu.

Personalmente, siempre he creído que un mal guión jamás da lugar a una buena película por mucho esfuerzo que pongan actores, músicos, camarógrafos y directores. Por el contrario, un buen texto siempre conservará parte de su esencia en malas manos, aunque naturalmente sólo alcanzará su redondez con la calidad del resto de los profesionales de la producción. El cine -y en eso tiene razón González Iñárritu- es una labor colectiva, pero normalmente son los realizadores quienes tienen tendencia a adjudicarse los mayores honores, no los guionistas. Lo ideal es la figura del cineasta-escritor, pero no todo el mundo está dotado de dos talentos simultáneamente.

En cualquier caso, es una pena que las historias de Arriaga ya no se ilustren con las poderosas imágenes de Iñárritu. Y esperamos que por el bien del cine mexicano, iberoamericano e internacional, tanto uno como otro puedan seguir brillando con nuevos compañeros de viaje.