Amplia retrospectiva fílmica dentro de los días serbios en Cuba

por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
Gato negro, gato blanco
Gato negro, gato blanco
Tiro al centroGato negro, gato blanco3-V-07

La Jornada de la Cultura Serbia en Cuba fue inaugurada el miércoles 2 del corriente con la proyección de la cinta “Zona, hija de Zamfir”(2002), del realizador Zdrako Sotra, en la sala-teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. Pero esto es sólo el preludio de un abarcador y representativo panorama de la cinematografía de ese país que abarca 17 films de varios géneros y estilos realizados entre 1964 y 2005.

La Multisala Infanta acoge desde el jueves y hasta el próximo 9 de mayo, esta muestra que a partir del viernes abarcará las tres tandas de sus salas 1 y 2 y que, en su producción más reciente, la de este siglo, incluye por ejemplo “Tiro al centro”, cinta realizada en 2001 por Srdan Golubovic, que mezcla drogas y ese deporte con la relación de dos hermanos como médula dramática; “Cuando sea mayor seré canguro” (2004), de Radivoje Andric: tres cuentos ubicados en el Municipio Vozdova Belgrado, la capital serbia, con personajes que intentan llevar cambios a sus vidas, pero lo hacen de manera errónea; “El santo de Ivko” (2005), también de Zdravko Sotra, que esta vez se ubica en la tradición religiosa de la deidad Durdevdan.

Además, la retro serbia, dentro de sus films recientes, incluye “El anzuelo celestial” (2000), de Ljubisa Samardzic, sobre siete días del año 1999, durante el bombardeo de Belgrado para referirse a los destinos de unos jóvenes que viven en el mismo barrio y que no solamente tratan de sobrevivir, sino de resolver los dilemas que marcaron su generación.

Respecto a años anteriores, podremos apreciar los mismos títulos de los recientes 90 (“Hay pájaros que no pueden volar”, “Cosas del corazón”, “Bellas vidas, bellas llamas”...), incluyendo algo del más célebre de los cineastas serbios, Emir Kusturica (con su deliciosa “Gato negro, gato blanco”) como de anteriores décadas, incluso los 60 (digamos, “La marcha al Drina”, ubicada en la Segunda Guerra Mundial o una bien conocida como “Los comerciantes de plumas”, de Aleksandar Sasa, sobre la vida de los gitanos) , los 70 (“Un perro al que le gustaban los trenes”, “El momento”...) y los 80 (“Quién canta allí”).

Sobre la cinta que inaugura la retro: “Zona, hija de Zamfir” (y que podrá verse de nuevo el próximo sábado), se trata de una típica historia de amor interclasista que, comedia al fin, se resuelve felizmente. A finales del siglo XIX, luego de la independencia de la ocupación de Turquía, la ciudad de Nish comienza a europeizar su vida cotidiana. En este contexto se sitúa el romance entre Zona, la bella hija del patrón, y Mane, un orfebre pobre.

Con un aire de leyenda folclórica, casi un cuento de hadas, la cinta está repleta de reiteraciones, de motivos que, a fuerza de ingenuos, llegan a ser forzados mientras su peculiar humor (apoyado en refranes y costumbres propias) resulta difícil de asimilar por un espectador occidental. A pesar de ello, la exquisitez en la dirección de arte, la hermosa música (que, sin perder la esencia, se adereza con modernos y muy bien sonantes arreglos) y la expresiva fotografía, la salvan del naufragio.