ESTRENO ESPAÑOL: Una historia latina en el corazón de Nueva York
- por © Redacción/Golem-NOTICINE.com
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Un chico mexicano llega ilegalmente a Brooklyn para encontrar a su padre, al que no conoce, pero un impostor le roba su identidad para quedarse con su dinero. Esa es en pocas palabras la historia de "Padre nuestro", película dirigida por Christopher Zalla, quien se vale de un reparto latino para narrar una historia que habla de los lazos humanos y aquello que nos une y nos separa culturalmente, que se estrenará en las salas españolas el próximo viernes.
"Intelectualmente, siempre había entendido que Nueva York era una ciudad internacional, pero no llegué a comprenderlo emocionalmente hasta aquel día", recuerda Zalla con respecto al nacimiento de la historia de "Padre nuestro", que se remonta al corolario del atentado al World Trade Center. "De pronto, sentí lo fundamental que era nuestro deseo de tener una comunidad. Hemos levantado barreras, fronteras entre nosotros, sin embargo es irónico pensar que todos buscamos conexiones, lazos familiares”, afirma el realizador, quien esgrime como uno de los principales objetivos de su film el derribar esas barreras, ya que "este nuevo mundo global en que vivimos pide un nuevo tipo de conversación".
"Padre nuestro" inicia su acción cuando Juan y Pedro se conocen en la parte trasera de un tráiler lleno de inmigrantes mexicanos ilegales que van a Nueva York. Pedro le enseña a Juan una carta que su difunta madre le dio antes de morir para que encontrase al padre al que nunca conoció, que sabe se llama Diego y se ha convertido en el rico dueño de un restaurante. Horas después, Pedro se despierta en el camión que les ha llevado a Brooklyn. No queda nadie: su equipaje y la carta con la dirección de su padre han desaparecido. Se encuentra solo en una ciudad desconocida sin hablar el idioma. Entretanto, Juan llama a la puerta de Diego con la carta, haciéndose pasar por Pedro, su hijo. Pero Diego, que no es el rico dueño de un restaurante, sino un pobre lavaplatos que malgasta lo poco que gana, le rechaza sin más. Juan insiste, decidido a conquistar a su “padre” mediante la imagen de hijo trabajador y cariñoso, aunque en realidad se dedica a registrar el piso de Diego en busca de una fortuna escondida. Paralelamente, Pedro entabla amistad con Magda, una chica de la calle y sigue con su deseo de encontrar a su padre. Con cada día que pasa, Pedro está más cerca de encontrar a Diego, y Juan, de encontrar el dinero. Pero en el camino, los dos chicos descubrirán algo con lo que no contaban, algo que necesitaban.
“Los personajes principales no se comportan de la forma que pueda esperarse de ellos en principio. Siempre cabe la posibilidad de que cualquier personaje demuestre ser bondadoso o que deje patente el egoísmo más brutal, dando pie a situaciones y personajes sorprendentes, tan sorprendentes como la realidad”, explica el director, quien buscó dotar a sus personajes de la ambigüedad moral inherente a cada ser humano, para “conseguir que el público deje de lado el paradigma bueno/malo, que suele aplicarse a las películas, para aceptar a los personajes tal como son, como seres humanos".
EL REPARTO
Para su reparto, Zalla quería inicialmente actores no profesionales, pero rápidamente se dio cuenta que no podrían cumplir con el nivel de dramatismo buscado. Así buscó en México a Manuel Teil, el mismo que descubrió a Gael García Bernal y Diego Luna, para los roles de Juan y Pedro. “Nunca olvidaré cuando Armando Hernández (Juan) entró en la habitación”, cuenta el realizador, "tenía mucha energía, mucho carisma. Primero hizo una prueba para el personaje de Pedro, pero era obvio que no le respetaba. Le dije que saliera y volviera a entrar haciendo de Juan. Así lo hizo y me sacó las lágrimas, por una parte porque era muy divertido y, por otra, porque era la primera vez que el guión cobraba vida delante de mí. Algunos, al leer el guión, ven a Juan como el malo de la historia, pero nunca me dio esa impresión. Es un chico encantador y divertido que se lo pasa bien, y que hace lo necesario para sobrevivir. Es el típico pícaro que se aprovecha de todo el mundo, pero al que nadie rechaza porque es irresistible”.
Con Jorge Adrián Espíndola, intérprete de Pedro, ocurrió lo contrario. "Jorge es intenso, apesadumbrado, parecía tener demonios en el armario, como si escondiera algo oscuro. De la misma manera que Juan no me parecía malo de verdad, tampoco Pedro me parecía tan virtuoso. Siempre he pensado que cuando se despierta y descubre que se lo han robado todo, pierde un poco la cabeza. En el transcurso de la historia, recupera el equilibro y su auténtica personalidad: no se detendrá ante nada para obtener lo que quiere. Como Juan, hace lo necesario para sobrevivir”.
Tras encontrar a los chicos protagonistas, convocó a Jesús Ochoa como el padre de la historia, porque consideró que "aporta la severidad, la frialdad requerida por el personaje"; en tanto que la actriz que da vida a Magda, Paola Mendoza, llegó por su cercanía con el personaje que le tocaba en juego. “Paola tuvo una infancia de locos. Vino de Colombia de muy pequeña con su familia. Su padre los abandonó. Ha pasado por mucho. Es una superviviente como Magda. Parece muy dura por fuera, pero no puede esconder la vulnerabilidad que lleva dentro”, afirma el realizador.
Luego de formar el equipo central, Zalla les pidió que dijeran los diálogos con su propio vocabulario, ya que pese a que su español es bueno carece de las expresiones coloquiales que caracterizan a cada pueblo. Una proyección sobre inmigrantes mexicanos ilegales le hizo entender que actuó de la forma correcta: “Se morían de risa con muchas de las expresiones, sobre todo las de Juan. Les sedujo. No acababan de creerse que hubiéramos podido retratar su mundo con tanta fidelidad. No habría sido posible si los actores no hubieran colaborado en el guión”.
Un chico mexicano llega ilegalmente a Brooklyn para encontrar a su padre, al que no conoce, pero un impostor le roba su identidad para quedarse con su dinero. Esa es en pocas palabras la historia de "Padre nuestro", película dirigida por Christopher Zalla, quien se vale de un reparto latino para narrar una historia que habla de los lazos humanos y aquello que nos une y nos separa culturalmente, que se estrenará en las salas españolas el próximo viernes.
"Intelectualmente, siempre había entendido que Nueva York era una ciudad internacional, pero no llegué a comprenderlo emocionalmente hasta aquel día", recuerda Zalla con respecto al nacimiento de la historia de "Padre nuestro", que se remonta al corolario del atentado al World Trade Center. "De pronto, sentí lo fundamental que era nuestro deseo de tener una comunidad. Hemos levantado barreras, fronteras entre nosotros, sin embargo es irónico pensar que todos buscamos conexiones, lazos familiares”, afirma el realizador, quien esgrime como uno de los principales objetivos de su film el derribar esas barreras, ya que "este nuevo mundo global en que vivimos pide un nuevo tipo de conversación".
"Padre nuestro" inicia su acción cuando Juan y Pedro se conocen en la parte trasera de un tráiler lleno de inmigrantes mexicanos ilegales que van a Nueva York. Pedro le enseña a Juan una carta que su difunta madre le dio antes de morir para que encontrase al padre al que nunca conoció, que sabe se llama Diego y se ha convertido en el rico dueño de un restaurante. Horas después, Pedro se despierta en el camión que les ha llevado a Brooklyn. No queda nadie: su equipaje y la carta con la dirección de su padre han desaparecido. Se encuentra solo en una ciudad desconocida sin hablar el idioma. Entretanto, Juan llama a la puerta de Diego con la carta, haciéndose pasar por Pedro, su hijo. Pero Diego, que no es el rico dueño de un restaurante, sino un pobre lavaplatos que malgasta lo poco que gana, le rechaza sin más. Juan insiste, decidido a conquistar a su “padre” mediante la imagen de hijo trabajador y cariñoso, aunque en realidad se dedica a registrar el piso de Diego en busca de una fortuna escondida. Paralelamente, Pedro entabla amistad con Magda, una chica de la calle y sigue con su deseo de encontrar a su padre. Con cada día que pasa, Pedro está más cerca de encontrar a Diego, y Juan, de encontrar el dinero. Pero en el camino, los dos chicos descubrirán algo con lo que no contaban, algo que necesitaban.
“Los personajes principales no se comportan de la forma que pueda esperarse de ellos en principio. Siempre cabe la posibilidad de que cualquier personaje demuestre ser bondadoso o que deje patente el egoísmo más brutal, dando pie a situaciones y personajes sorprendentes, tan sorprendentes como la realidad”, explica el director, quien buscó dotar a sus personajes de la ambigüedad moral inherente a cada ser humano, para “conseguir que el público deje de lado el paradigma bueno/malo, que suele aplicarse a las películas, para aceptar a los personajes tal como son, como seres humanos".
EL REPARTO
Para su reparto, Zalla quería inicialmente actores no profesionales, pero rápidamente se dio cuenta que no podrían cumplir con el nivel de dramatismo buscado. Así buscó en México a Manuel Teil, el mismo que descubrió a Gael García Bernal y Diego Luna, para los roles de Juan y Pedro. “Nunca olvidaré cuando Armando Hernández (Juan) entró en la habitación”, cuenta el realizador, "tenía mucha energía, mucho carisma. Primero hizo una prueba para el personaje de Pedro, pero era obvio que no le respetaba. Le dije que saliera y volviera a entrar haciendo de Juan. Así lo hizo y me sacó las lágrimas, por una parte porque era muy divertido y, por otra, porque era la primera vez que el guión cobraba vida delante de mí. Algunos, al leer el guión, ven a Juan como el malo de la historia, pero nunca me dio esa impresión. Es un chico encantador y divertido que se lo pasa bien, y que hace lo necesario para sobrevivir. Es el típico pícaro que se aprovecha de todo el mundo, pero al que nadie rechaza porque es irresistible”.
Con Jorge Adrián Espíndola, intérprete de Pedro, ocurrió lo contrario. "Jorge es intenso, apesadumbrado, parecía tener demonios en el armario, como si escondiera algo oscuro. De la misma manera que Juan no me parecía malo de verdad, tampoco Pedro me parecía tan virtuoso. Siempre he pensado que cuando se despierta y descubre que se lo han robado todo, pierde un poco la cabeza. En el transcurso de la historia, recupera el equilibro y su auténtica personalidad: no se detendrá ante nada para obtener lo que quiere. Como Juan, hace lo necesario para sobrevivir”.
Tras encontrar a los chicos protagonistas, convocó a Jesús Ochoa como el padre de la historia, porque consideró que "aporta la severidad, la frialdad requerida por el personaje"; en tanto que la actriz que da vida a Magda, Paola Mendoza, llegó por su cercanía con el personaje que le tocaba en juego. “Paola tuvo una infancia de locos. Vino de Colombia de muy pequeña con su familia. Su padre los abandonó. Ha pasado por mucho. Es una superviviente como Magda. Parece muy dura por fuera, pero no puede esconder la vulnerabilidad que lleva dentro”, afirma el realizador.
Luego de formar el equipo central, Zalla les pidió que dijeran los diálogos con su propio vocabulario, ya que pese a que su español es bueno carece de las expresiones coloquiales que caracterizan a cada pueblo. Una proyección sobre inmigrantes mexicanos ilegales le hizo entender que actuó de la forma correcta: “Se morían de risa con muchas de las expresiones, sobre todo las de Juan. Les sedujo. No acababan de creerse que hubiéramos podido retratar su mundo con tanta fidelidad. No habría sido posible si los actores no hubieran colaborado en el guión”.