XLIV Edición del Ariel: un balance
- por © Perla Ciuk (México)-NOTICINE.com
28-V-02
En el marco de un país donde las prioridades económicas relegan a la cultura al último renglón, la ceremonia del Ariel resulta un necesario y alegre estímulo a todo aquel que pertenece al mundo del cine. La etiqueta, rigurosa hace varias décadas, ha sido sustituida por cineastas que en mangas de camisa o playera de algodón, suben emocionados y sorprendidos a recibir la famosa estatuilla que se entrega en el escenario del magno Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México. Este año, reinó en los asistentes un espíritu de paciencia y tolerancia que permitió fluir al evento, a pesar de los errores técnicos -inadmisibles en los que se suponen especialistas en cine- que interrumpieron el guión a seguir y que fueron capoteados con grandes tablas por los presentadores en turno, la actriz y cantante de ópera Regina Orozco, Tito Vasconcelos y Susana Zabaleta, quienes sin proponérselo improvisaron el momento más simpático de la noche.
El tema de la entrega 44 de los Arieles se dedicó este año al guión y a los guionistas, aunque fuera de los actores que permanecieron sobre el escenario durante todo el acto en calidad de creadores de historias, las referencias a éstos y su obra fueron bastante superficiales. Nuevamente la falta de recursos se aparejó con la falta de imaginación tanto en la escenografía como en el tratamiento audiovisual, totalmente plano. Ahora, todo esto es lo de menos en el ámbito cinematográfico mexicano, donde el camino del guión a la pantalla requiere de un carácter de resistencia casi suicida.
A nadie extraño que "De la calle" dirección de Gerardo Tort, cinta nominada a 19 Arieles, se llevará 11, aunque inesperadamente "Cuento de hadas para dormir a los cocodrilos" segundo largometraje de Ignacio Ortiz recogió seis, entre estos los más importantes: Mejor Director y Mejor Película. "El gavilán de la sierra" también nominada en estas categorías, filme en el que Juan Antonio de la Riva se muestra como un realizador en plena madurez, salió sin ningún premio. La competencia estuvo reñida ya que las tres películas, totalmente distintas resultan valiosas en su género. Se extraño la participación de "Y tu mamá también" de Alfonso Cuarón y de "El espinazo del diablo" de Guillermo del Toro; ambas realizaciones no inscritas de acuerdo a las decisiones tomadas por sus realizadores, hubieran dado un balance y un sabor totalmente distinto a esta entrega, en la que la competencia prácticamente se dividió entre "De la calle" y "Cuentos de hadas para dormir a los cocodrilos".
El momento más emotivo, sin duda, fue la entrega del Ariel de Oro a los "Emilios", el escritor Emilio Carballido y el historiador cinematográfico Emilio García Riera, autor de "La historia documental del cine mexicano" quien recibió una gran ovación a pesar de no haber estado presente, debido a la fibrosis pulmonar que lo aqueja. Así entre la calidez del mes de mayo y un aire acondicionado prácticamente inexistente, transcurrió la noche de los Arieles.
En el marco de un país donde las prioridades económicas relegan a la cultura al último renglón, la ceremonia del Ariel resulta un necesario y alegre estímulo a todo aquel que pertenece al mundo del cine. La etiqueta, rigurosa hace varias décadas, ha sido sustituida por cineastas que en mangas de camisa o playera de algodón, suben emocionados y sorprendidos a recibir la famosa estatuilla que se entrega en el escenario del magno Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México. Este año, reinó en los asistentes un espíritu de paciencia y tolerancia que permitió fluir al evento, a pesar de los errores técnicos -inadmisibles en los que se suponen especialistas en cine- que interrumpieron el guión a seguir y que fueron capoteados con grandes tablas por los presentadores en turno, la actriz y cantante de ópera Regina Orozco, Tito Vasconcelos y Susana Zabaleta, quienes sin proponérselo improvisaron el momento más simpático de la noche.
El tema de la entrega 44 de los Arieles se dedicó este año al guión y a los guionistas, aunque fuera de los actores que permanecieron sobre el escenario durante todo el acto en calidad de creadores de historias, las referencias a éstos y su obra fueron bastante superficiales. Nuevamente la falta de recursos se aparejó con la falta de imaginación tanto en la escenografía como en el tratamiento audiovisual, totalmente plano. Ahora, todo esto es lo de menos en el ámbito cinematográfico mexicano, donde el camino del guión a la pantalla requiere de un carácter de resistencia casi suicida.
A nadie extraño que "De la calle" dirección de Gerardo Tort, cinta nominada a 19 Arieles, se llevará 11, aunque inesperadamente "Cuento de hadas para dormir a los cocodrilos" segundo largometraje de Ignacio Ortiz recogió seis, entre estos los más importantes: Mejor Director y Mejor Película. "El gavilán de la sierra" también nominada en estas categorías, filme en el que Juan Antonio de la Riva se muestra como un realizador en plena madurez, salió sin ningún premio. La competencia estuvo reñida ya que las tres películas, totalmente distintas resultan valiosas en su género. Se extraño la participación de "Y tu mamá también" de Alfonso Cuarón y de "El espinazo del diablo" de Guillermo del Toro; ambas realizaciones no inscritas de acuerdo a las decisiones tomadas por sus realizadores, hubieran dado un balance y un sabor totalmente distinto a esta entrega, en la que la competencia prácticamente se dividió entre "De la calle" y "Cuentos de hadas para dormir a los cocodrilos".
El momento más emotivo, sin duda, fue la entrega del Ariel de Oro a los "Emilios", el escritor Emilio Carballido y el historiador cinematográfico Emilio García Riera, autor de "La historia documental del cine mexicano" quien recibió una gran ovación a pesar de no haber estado presente, debido a la fibrosis pulmonar que lo aqueja. Así entre la calidez del mes de mayo y un aire acondicionado prácticamente inexistente, transcurrió la noche de los Arieles.