Perfil: Antonio Resines, el anti-actor
- por © J.A.-NOTICINE.com
12-VI-02
El actor español Antonio Resines estrena este viernes "X", un "thriller" en el que el guionista Luis Marías ("Todo por la pasta", "Al límite", "El palo"...) debuta por primera vez tras la cámara como realizador. Su papel es esta vez el de un inspector de policía, adscrito a homicidios, que tras una noche de borrachera de la que no recuerda nada, se enfrenta a un caso en el que todo apunta a él mismo como culpable. "X", título que se refiere a la incógnita del asesinato, comparte protagonismo con María Adánez, Esperanza Roy y Manolo Galiana.
La vida -todos lo sabemos- está llena de paradojas, casualidades y hasta casi milagros. Hay quien las pasa putas para llegar a abrirse paso en la siempre difícil oficio de la actuación, y pese a años de estudios y una enorme vocación fracasan y jamás tocan ni de lejos la fama. Otros, en cambio, sin tener ni el atractivo de un Robert Redford ni el talento de un Laurence Olivier, consiguen el éxito y un trabajo continuo. En España, el mejor ejemplo que se me ocurre es el de Antonio Resines. Y, por favor, no se lo tomen como un comentario peyorativo, simplemente la suerte es así. El propio actor ha confesado muchas veces que sin comerlo ni beberlo se encontró ante la cámara. Pertenecía a una cuadrilla madrileña ávida de hacer cine, y a alguien le tenía que tocar actuar... porque director querían ser todos.
El caso es que si a pesar de no poseer un registro dramático especialmente amplio, el éxito de Resines no es únicamente consecuencia de haber nacido de pie o de tener un santo detrás abriéndole los caminos, sino de su credibilidad. Es un tipo normal que actúa con naturalidad. Nunca ha tenido que exhibir una gama de emociones exageradas porque lo suyo es la comedia o el drama sin estridencias. Puede poner una cara de palo en la que imaginamos una intensa amargura interior (que francamente no se le nota), y la cosa funciona, lo cual no deja de ser virtud poco frecuente en otros colegas. En "X" tiene nuevamente de nuevo la oportunidad de un personaje lleno de introspección.
Su único peligro hoy por hoy es acabar saturándonos, porque está en el 75% del cine español que se estrena y en televisión cada dos por tres, ya sea haciendo de malo (bueno, de malo gracioso o medio malo, como el Guardia Civil de "El portero" o el padre de "Carreteras secundarias") o de bueno. Claro que seguro que si no hiciese tres o cuatro películas al año seguro que le echábamos de menos...
El actor español Antonio Resines estrena este viernes "X", un "thriller" en el que el guionista Luis Marías ("Todo por la pasta", "Al límite", "El palo"...) debuta por primera vez tras la cámara como realizador. Su papel es esta vez el de un inspector de policía, adscrito a homicidios, que tras una noche de borrachera de la que no recuerda nada, se enfrenta a un caso en el que todo apunta a él mismo como culpable. "X", título que se refiere a la incógnita del asesinato, comparte protagonismo con María Adánez, Esperanza Roy y Manolo Galiana.
La vida -todos lo sabemos- está llena de paradojas, casualidades y hasta casi milagros. Hay quien las pasa putas para llegar a abrirse paso en la siempre difícil oficio de la actuación, y pese a años de estudios y una enorme vocación fracasan y jamás tocan ni de lejos la fama. Otros, en cambio, sin tener ni el atractivo de un Robert Redford ni el talento de un Laurence Olivier, consiguen el éxito y un trabajo continuo. En España, el mejor ejemplo que se me ocurre es el de Antonio Resines. Y, por favor, no se lo tomen como un comentario peyorativo, simplemente la suerte es así. El propio actor ha confesado muchas veces que sin comerlo ni beberlo se encontró ante la cámara. Pertenecía a una cuadrilla madrileña ávida de hacer cine, y a alguien le tenía que tocar actuar... porque director querían ser todos.
El caso es que si a pesar de no poseer un registro dramático especialmente amplio, el éxito de Resines no es únicamente consecuencia de haber nacido de pie o de tener un santo detrás abriéndole los caminos, sino de su credibilidad. Es un tipo normal que actúa con naturalidad. Nunca ha tenido que exhibir una gama de emociones exageradas porque lo suyo es la comedia o el drama sin estridencias. Puede poner una cara de palo en la que imaginamos una intensa amargura interior (que francamente no se le nota), y la cosa funciona, lo cual no deja de ser virtud poco frecuente en otros colegas. En "X" tiene nuevamente de nuevo la oportunidad de un personaje lleno de introspección.
Su único peligro hoy por hoy es acabar saturándonos, porque está en el 75% del cine español que se estrena y en televisión cada dos por tres, ya sea haciendo de malo (bueno, de malo gracioso o medio malo, como el Guardia Civil de "El portero" o el padre de "Carreteras secundarias") o de bueno. Claro que seguro que si no hiciese tres o cuatro películas al año seguro que le echábamos de menos...