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La mexicana Fernanda Romero, acusada de pagar a un norteamericano por una "boda blanca" que le permitiera residir y trabajar en los Estados Unidos, consiguió de un juez federal este lunes que revocara la orden que le obligaba a llevar un dispositivo en el tobillo para estar controlada por las autoridades. La actriz, cantante y presentadora, que podría pasar cinco años en una cárcel norteamericana por fraude, solicitó que se lo quitaran porque interfería en su trabajo diario.

Síntoma del sarampión "democrático" que sacudió las salas de cine españolas, el llamado "destape" permitió al público dejar atrás muchos años de censura y represión, política y sexual. Denostado por los críticos, ese subgénero del cine español se ve ahora revalorizado por un mini-ciclo que le dedica la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, en su sede madrileña de la calle Zurbano, con cuatro títulos, en los que algunas de las emblemáticas estrellas del "Yo sólo me desnudo si lo exige el guión" (Nadiuska, Mabel Escaño, María José Cantudo, Adriana Vega...) comparten pantalla con actores como José Luis López Vázquez, Manuel Alexandre o Andrés Pajares.

Hijo de un prestigioso realizador, Pierre Granier-Deferre,  Denys Granier-Deferre tuvo hace más de dos décadas un fracaso tan radical con su tercer largometraje, "Blanc de Chine", que decidió replantear su carrera, dejar el cine y centrarse en la realización televisiva. La comedia "El pastel de bodas" ("Pièce montée"), que este viernes se estrena en España, ha sido para él un renacer cinematográfica y una vuelta a sus orígenes.

Hace justo 20 años que Luc Besson presentaba su "Nikita, dura de matar", la historia de una "hitwoman", una atractiva joven (Anne Parillaud) que se gana la vida matando. En la estela de este éxito internacional, el guionista-director-productor francés quiere a Zoe Saldaña para protagonizar la historia de otra mujer asesina, titulada "Colombiana" y que presumiblemente se filmaría en el país de referencia.  

Por Sergio Berrocal *

Cuando amanece en mi playa del sur de España, donde ya no tomo descafeinado con leche, porque todo pasa, el desamor llega, recuerdo los amaneceres límpidos sobre el lago Paranoa, pulmón de Brasilia, la capital de Brasil que a la chita callando ha cumplido medio siglo. Las lágrimas del jefe indio convertidas en lago artificial todavía deben de seguir dando frescor a los habitantes de la apuesta político-arquitectónica más loca de todos los tiempos.