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Por Sergio Berrocal     
 
Ignoraba este plano que me ha dejado patitieso de un episodio de la excelente serie policíaca norteamericana "Blue Bloods": un aula de clase para jóvenes de la alta sociedad católica neoyorquina y en la pared lo nunca esperado, un cuadro con una foto del Che Guevara al lado de un crucifijo.

Por Sergio Berrocal     

En diciembre de 1994, cuando ya "Fresa y chocolate" había dado la vuelta al mundo entre aplausos, Alfredo Guevara recibía el título de doctor Honoris Causa de Arte en el Instituto Superior de Arte, en las afueras de La Habana. Algunas malas lenguas consideraron aquella condecoración como una recompensa a quien había sabido aguantar las embestidas...

- La estrella mexicana Kate del Castillo avanza en su particular cruzada para recuperar su buen nombre tras lo que considera un acoso de parte de las autoridades policiales y judiciales de su país, por su relación con el narco Joaquín "Chapo" Guzmán. Si a final de mayo demandó a la Procuraduría General de la República (fiscalía) por daño moral, reclamando 70 millones de pesos (3,7 millones de dólares), ahora acaba de materializar una denuncia similar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), al considerar que el gobierno mexicano violó sus derechos humanos al filtrar a la prensa informaciones falsas sobre ella.

- Michelle Rodríguez considera que la saga “Rápido y Furioso / Fast & Furious”, de la que es una de las protagonistas principales, ha hecho mucho por la diversidad racial, ya que en su elenco, hay actores y personajes de diferentes etnias, pero sigue teniendo... demasiada testosterona. En su cuenta de Instagram, comentó: “Espero que decidan mostrar más amor hacia las mujeres en la siguiente película de la franquicia. O si no, tal vez tenga que decir adiós a una querida saga. Ha sido un camino genial y estoy muy agradecida por la oportunidad que los fans y el estudio me han otorgado en los últimos años”.

Por Sergio Berrocal     

Cuando se marchó (2 de junio de 2005), Pastor Vega era demasiado joven, 65 años tenía, y faltaban once años más o menos para que Cuba fumase con Barack Obama el puro de la paz y el país tomase un viraje que no a todo el mundo agradó. Faltaba más todavía para que Donald Trump diese al traste con el deshielo. Hubiesen sido momentos intensos y dramáticos para Pastor, uno de los más grandes del cine cubano y probablemente el director más querido y más interesante, porque él presumía de revolucionario y quería dejar constancia que cincuenta años de lucha no pueden quedar en nada.