Colaboración: Porfirio Rubirosa, toda una vida

Por Sergio Berrocal     

Murió como todo playboy de los años sesenta hubiese deseado hacerlo: a bordo de un Ferrari que quedó inservible después de chocar en una zona idílica de París. Se llamaba Porfirio Rubirosa y ahora están preparando una película sobre su vida, después de varios intentos fallidos. La rueda, según se anuncia, el actor y productor colombiano Manolo Cardona.
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Murió el actor de origen cubano Julio Oscar Mechoso

El actor cubano-estadounidense, Julio Oscar Mechoso ("Pequeña Miss Sunshine / Little Miss Sunshine", 2006), secundario conocido por sus papeles de mafioso, gángsters, policías de dudosa moralidad y diabólicos personajes, falleció el pasado sábado a causa de un ataque al corazón, informó el diario Miami Herald. Mechoso, que participaba en repartos tanto de películas como de series, interpretó su último papel en el drama "Inheritance" en junio de este mismo año.
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Colaboración: Buenas noches, Don Alfredo

Por Sergio Berrocal     

Alfredo Guevara falleció el 19 de abril de 2013 en La Habana a los 88 años de edad.

 En 1993 regresé a Cuba para asistir a uno de los momentos más grandiosos no solamente del cine cubano sino mundial. Fue con el estreno de la película "Fresa y chocolate", de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, presentada a concurso en el Festival de La Habana. El autor "moral" de este tierno relato sobre el amor sin freno entre dos homosexuales cubanos era el mismísimo Alfredo Guevara, fundador del instituto del cine cubano, ICAIC y presidente del Festival de Cine de La Habana.
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Colaboración: Vampiras en La Habana

Por Sergio Berrocal    

Casi seguro que los invitados que lleguen a primeros del próximo mes de diciembre a La Habana para asistir al Festival de Cine lo harán sin la aprensión inaguantable que yo llevaba en el cuerpo cuando, por primera vez, llegaba a Cuba en 1985.
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Colaboración: El camembert de Fidel

Por Sergio Berrocal    

Cuando bajaron por la Rampa, al fondo y a la izquierda el Hotel Nacional parecía una pura ascua. El sonido agudo de las trompetas y el sincopado del saxo flotaba hasta la puerta, donde agentes de seguridad procuraban que entre los invitados y los clientes del hotel no se deslizara ninguna “jinetera”, esas muchachas de placer (me parece demasiado duro llamarlas prostitutas) que habían sido como un adorno más de La Habana, la mayoría jóvenes y bonitas estudiantes llegadas desde el fondo de sus provincias.
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