Festivales

"XXY" concluyó el año triunfando en Pantalla Pinamar
17-XII-07
Como para no dejar dudas de que "XXY" ha sido el film del año para la cinematografía argentina, la ópera prima de Lucía Puenzo acaba de alzarse con el Balance de Oro del Cuarto Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo, Pantalla Pinamar, que entregó sus galardones el último sábado en una ceremonia donde Kenneth Branagh fue el invitado especial.
Tras una semana de exhibiciones, el sábado se desvelaron los premios de la cuarta edición de Pantalla Pinamar, la última a realizarse en el mes de diciembre, ya que por el cambio de fecha del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, este encuentro entre las cinematografías de Argentina y Europa pasará al mes de marzo, convirtiéndose así en el epílogo de la temporada de verano en lugar del prólogo que ha buscado ser en estos primeros años de vida.
Su final estuvo marcado por la entrega de los Balances, premios que se otorgan a la producción argentina que se exhibe en su sección oficial -compuesta por títulos que han sido parte de festivales de relevancia- que se deciden en base al puntaje otorgado por público y crítica.
Así, con un promedio de 8,29, "XXY" se llevó el Balance de Oro, poniendo el broche final a un año en el que obtuvo diversos premios en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, fue elegida por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematografías de Argentina para representar al país en el Oscar y el Goya (en el cual acaba de ser nominada a mejor película hispanoamericana), y resultó la gran triunfadora de los Premios Sur. Con todo ello, Puenzo -ausente de la ceremonia- se ha convertido en el nuevo gran talento del cine argentino.
Con 8 puntos, la comedia negra "Regresados", retorno del binomio Cristian Bernard-Flavio Nardini ("76-89-03") que con su cinta sobre el reencuentro de un grupo de compañeros de secundario puso en pantalla las escenas más bizarras del certamen, consiguió el Balance de Plata; llevándose además el premio de mejor película del jurado de Signis (Asociación Católica Mundial para la Comunicación).
Finalmente, el documental "M", de Nicolás Prividera, que este año logró el premio "Che" Guevara del Festival de Mar del Plata, consiguió el Balance de bronce con esta historia sobre la búsqueda de identidad, a través de un hijo que quiere conocer que ha sucedido con su madre, desaparecida durante la dictadura militar argentina. Al momento de recoger su premio, Prividera y el productor Pablo Ratto aprovecharon el espacio para abogar por mayor apoyo al género documental.
Tras la entrega de premios, el festival concluyó oficialmente con la proyección de "Juego macabro", remake de "Sleuth" realizada por Branagh, quien fue el invitado especial de esta edición. El británico, de quien en la jornada previa se había exhibido "La flauta mágica", se mostró cordial, cercano y divertido, finalizando la introducción previa a la proyección de su película con la única frase en castellano que aseguró haber aprendido en su breve paso por la ciudad: "No hay problema, che".
El domingo concluyó la cuarta edición de Pantalla Pinamar con una programación que fue síntesis de lo exhibido a lo largo de una semana irregular, con una calidad inferior -en términos generales- a años previos, donde lo más destacable sin duda fue la proyección de dos films sobresalientes de las filmografías de Jacques Demy y Catherine Deneuve: "Los paraguas de Cherburgo" y "Las señoritas de Rochefort". Para los locales, el gran evento resultó "Visitante de invierno", de Sergio Esquenazi, primer ejercicio de terror del cine argentino reciente con alto presupuesto, que atrajo al público por haber sido rodada íntegramente en Pinamar.
Como para no dejar dudas de que "XXY" ha sido el film del año para la cinematografía argentina, la ópera prima de Lucía Puenzo acaba de alzarse con el Balance de Oro del Cuarto Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo, Pantalla Pinamar, que entregó sus galardones el último sábado en una ceremonia donde Kenneth Branagh fue el invitado especial.
Tras una semana de exhibiciones, el sábado se desvelaron los premios de la cuarta edición de Pantalla Pinamar, la última a realizarse en el mes de diciembre, ya que por el cambio de fecha del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, este encuentro entre las cinematografías de Argentina y Europa pasará al mes de marzo, convirtiéndose así en el epílogo de la temporada de verano en lugar del prólogo que ha buscado ser en estos primeros años de vida.
Su final estuvo marcado por la entrega de los Balances, premios que se otorgan a la producción argentina que se exhibe en su sección oficial -compuesta por títulos que han sido parte de festivales de relevancia- que se deciden en base al puntaje otorgado por público y crítica.
Así, con un promedio de 8,29, "XXY" se llevó el Balance de Oro, poniendo el broche final a un año en el que obtuvo diversos premios en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, fue elegida por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematografías de Argentina para representar al país en el Oscar y el Goya (en el cual acaba de ser nominada a mejor película hispanoamericana), y resultó la gran triunfadora de los Premios Sur. Con todo ello, Puenzo -ausente de la ceremonia- se ha convertido en el nuevo gran talento del cine argentino.
Con 8 puntos, la comedia negra "Regresados", retorno del binomio Cristian Bernard-Flavio Nardini ("76-89-03") que con su cinta sobre el reencuentro de un grupo de compañeros de secundario puso en pantalla las escenas más bizarras del certamen, consiguió el Balance de Plata; llevándose además el premio de mejor película del jurado de Signis (Asociación Católica Mundial para la Comunicación).
Finalmente, el documental "M", de Nicolás Prividera, que este año logró el premio "Che" Guevara del Festival de Mar del Plata, consiguió el Balance de bronce con esta historia sobre la búsqueda de identidad, a través de un hijo que quiere conocer que ha sucedido con su madre, desaparecida durante la dictadura militar argentina. Al momento de recoger su premio, Prividera y el productor Pablo Ratto aprovecharon el espacio para abogar por mayor apoyo al género documental.
Tras la entrega de premios, el festival concluyó oficialmente con la proyección de "Juego macabro", remake de "Sleuth" realizada por Branagh, quien fue el invitado especial de esta edición. El británico, de quien en la jornada previa se había exhibido "La flauta mágica", se mostró cordial, cercano y divertido, finalizando la introducción previa a la proyección de su película con la única frase en castellano que aseguró haber aprendido en su breve paso por la ciudad: "No hay problema, che".
El domingo concluyó la cuarta edición de Pantalla Pinamar con una programación que fue síntesis de lo exhibido a lo largo de una semana irregular, con una calidad inferior -en términos generales- a años previos, donde lo más destacable sin duda fue la proyección de dos films sobresalientes de las filmografías de Jacques Demy y Catherine Deneuve: "Los paraguas de Cherburgo" y "Las señoritas de Rochefort". Para los locales, el gran evento resultó "Visitante de invierno", de Sergio Esquenazi, primer ejercicio de terror del cine argentino reciente con alto presupuesto, que atrajo al público por haber sido rodada íntegramente en Pinamar.
- © Cynthia García Calvo (Pinamar)-NOTICINE.com

El Festival de Sevilla critica a la Academia por eliminar el Goya al mejor film europeo
14-XII-07
Tras reasumir la entrega de los premios al cortometraje en su gala del año próximo, la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España se enfrenta ahora a otra protesta: la del festival de cine de Sevilla. Su director, Manolo Grosso, ha mostrado su disconformidad, a la directora general de la Academia de Cine española; Ana Arrieta, con la anunciada exclusión de la ceremonia anual de la entrega de los Goya del destinado a la mejor película Europea, para así agilizar la ceremonia de entrega de estos galardones.
Uniéndose al sentir de otras personalidades ligadas al mundo del cine, a juicio de Grosso esta decisión es del todo inadecuada en un momento, además, en el que las sinergias que se están produciendo entre el cine español y el del resto del continente son fundamentales para el futuro de nuestra cinematografía. El director del certamen hispalense ha expresado, asimismo, que el cine español sólo se entiende enmarcado dentro del cine europeo.
“No es lógico, comenta Grosso, que en un momento en el que se está trabajando en muchos sectores en crear una denominación de origen europea , más plural, menos localista y con unas posibilidades de mercado más ambiciosas, la Academia de Cine española le dé la espalda a las producciones europeas”. El director de Sevilla Festival de Cine ha apuntado, así mismo, que a ninguna de las academias europeas, excepto a la española, se les ha ocurrido plantearse prescindir de sus correspondientes galardones destinados al reconocimiento de los colegas europeos y en los que en tantas ocasiones han sido los españoles los protagonistas.
Finalmente Manuel Grosso muestra su esperanza en que se imponga la razón y la Academia dé marcha atrás con esta medida que tan flaco favor le hace a la cinematografía española.
Tras reasumir la entrega de los premios al cortometraje en su gala del año próximo, la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España se enfrenta ahora a otra protesta: la del festival de cine de Sevilla. Su director, Manolo Grosso, ha mostrado su disconformidad, a la directora general de la Academia de Cine española; Ana Arrieta, con la anunciada exclusión de la ceremonia anual de la entrega de los Goya del destinado a la mejor película Europea, para así agilizar la ceremonia de entrega de estos galardones.
Uniéndose al sentir de otras personalidades ligadas al mundo del cine, a juicio de Grosso esta decisión es del todo inadecuada en un momento, además, en el que las sinergias que se están produciendo entre el cine español y el del resto del continente son fundamentales para el futuro de nuestra cinematografía. El director del certamen hispalense ha expresado, asimismo, que el cine español sólo se entiende enmarcado dentro del cine europeo.
“No es lógico, comenta Grosso, que en un momento en el que se está trabajando en muchos sectores en crear una denominación de origen europea , más plural, menos localista y con unas posibilidades de mercado más ambiciosas, la Academia de Cine española le dé la espalda a las producciones europeas”. El director de Sevilla Festival de Cine ha apuntado, así mismo, que a ninguna de las academias europeas, excepto a la española, se les ha ocurrido plantearse prescindir de sus correspondientes galardones destinados al reconocimiento de los colegas europeos y en los que en tantas ocasiones han sido los españoles los protagonistas.
Finalmente Manuel Grosso muestra su esperanza en que se imponga la razón y la Academia dé marcha atrás con esta medida que tan flaco favor le hace a la cinematografía española.
- © Redacción (España)-NOTICINE.com

"Luz silenciosa", premiada también en La Habana
14-XII-07
La mexicana "Luz silenciosa", de Carlos Reygadas, ya galardonada con anterioridad en Cannes y Huelva, entre otros certámenes, obtuvo este viernes el Coral de Oro en el XXIX Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, además de otros cinco premios: mejor director, mejor sonido, dirección de fotografía y mención especial del Premio Glauber Rocha, que otorga la prensa extranjera, junto al Premio Amazonia, dotado por la distribuidora estatal venezolana con 25.000 dólares. El jurado consideró en su acta que la también candidata mexicana al Oscar tiene "la maestría de un clásico", y elogió su "audacia y voluntad innovadora".
"El año que mis padres salieron de vacaciones", del brasileito Cao Hamburger, otra de las cintas latinas más recompensadas del año (el penúltimo premio lo logró en la Muestra de Santo Domingo), se alzó con el segundo Premio Coral, y la argentina "El otro", de Ariel Rotter, con el tercero. La cinta local de Fernando Pérez "Madrigal" obtuvo por su parte, un Premio Especial del Jurado.
Coproducida por Francia y Holanda, y estrenada en Cannes el pasado mayo, "Luz silenciosa", tercera realización de Reygadas, sitúa su acción en una pequeña comunidad menonita del norte de México, en donde Johan, contrario a las leyes de su religión y de su sociedad, mantiene una relación con dos mujeres.
La comedia uruguaya "El baño del Papa" fue la agraciada con el premio Glauber Rocha 2007, fundado por Prensa Latina.
En el festival habanero, que contó con visitas como las de Javier Bardem, Fito Páez o los mexicanos Diego Luna y Gael García Bernal, se proyectaron alrededor de 500 producciones audiovisuales, de las que una veintena competía por los premios Coral en el apartado ficción.
La mexicana "Luz silenciosa", de Carlos Reygadas, ya galardonada con anterioridad en Cannes y Huelva, entre otros certámenes, obtuvo este viernes el Coral de Oro en el XXIX Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, además de otros cinco premios: mejor director, mejor sonido, dirección de fotografía y mención especial del Premio Glauber Rocha, que otorga la prensa extranjera, junto al Premio Amazonia, dotado por la distribuidora estatal venezolana con 25.000 dólares. El jurado consideró en su acta que la también candidata mexicana al Oscar tiene "la maestría de un clásico", y elogió su "audacia y voluntad innovadora".
"El año que mis padres salieron de vacaciones", del brasileito Cao Hamburger, otra de las cintas latinas más recompensadas del año (el penúltimo premio lo logró en la Muestra de Santo Domingo), se alzó con el segundo Premio Coral, y la argentina "El otro", de Ariel Rotter, con el tercero. La cinta local de Fernando Pérez "Madrigal" obtuvo por su parte, un Premio Especial del Jurado.
Coproducida por Francia y Holanda, y estrenada en Cannes el pasado mayo, "Luz silenciosa", tercera realización de Reygadas, sitúa su acción en una pequeña comunidad menonita del norte de México, en donde Johan, contrario a las leyes de su religión y de su sociedad, mantiene una relación con dos mujeres.
La comedia uruguaya "El baño del Papa" fue la agraciada con el premio Glauber Rocha 2007, fundado por Prensa Latina.
En el festival habanero, que contó con visitas como las de Javier Bardem, Fito Páez o los mexicanos Diego Luna y Gael García Bernal, se proyectaron alrededor de 500 producciones audiovisuales, de las que una veintena competía por los premios Coral en el apartado ficción.
- © Corresponsal-NOTICINE.com

Esteban Schroeder analiza la historia reciente latinoamericana en el thriller "Matar a todos"
13-XII-07
El director uruguayo afincado en Chile, Esteban Schroeder, ha presentado en el Cuarto Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo, Pantalla Pinamar, su película "Matar a todos", una coproducción latina en la que narra una historia que tiene como tema de fondo los años de plomo de la región, a la que gusta definir como una historia de sanación.
Schroeder pertenece a una familia diezmada por la política que imperó en América del Sur; él mismo fue uno de los miles de desaparecidos de la región, permaneciendo en cautiverio 55 días. Toda esa experiencia personal la volcó en "Matar a todos", coproducción entre Argentina, Chile y Uruguay, que cuenta además con aportes de Alemania, donde se reúnen figuras de todos los países latinoamericanos involucrados -Darío Grandinetti, Roxana Blanco, Walter Reyno, César Troncoso y Patricio Contreras, entre otros- para narrar un thriller que tiene como fondo el tristemente célebre Plan Cóndor, el cual consistía en el intercambio y la coordinación entre todas las dictaduras de la región del sur.
"Mi vida está marcada por ciertos momentos, que también fueron momentos determinantes de la historia política del país. Todas esas experiencias forman parte de la materia prima de la elaboración de la obra", explica Schroeder sobre el film, que sigue la investigación que inicia una mujer de la desaparición de un químico chileno, que le llevará a enfrentarse a fantasmas del pasado y su propio entorno. "Es la historia de una nación", precisa el director, quien a través del personaje central ejerce su mirada sobre la historia reciente desde la distancia que da el tiempo, buscando -de alguna manera- cerrar las heridas: "Creo que resumir estos procesos históricos dramáticos son necesarios para lograr una reconciliación. Creo que es posible, pero el trance es muy complejo".
Para Schroeder el nuevo escenario político es vital para poder desarrollar este tipo de cintas de revisionismo, donde también juega un papel de preponderancia la visión que se tiene con los años y la conciencia de ese oscuro pasado: "Este tipo de películas no solo son posibles porque hay un contexto diferente en nuestros países y el revisionismo parece una oportunidad. Son procesos permanentemente abiertos, aquí en Argentina lo conocen muy bien; en Uruguay es mucho más reciente. Pero más allá de la amplia divulgación de las barbaridades por las que hemos pasado, todo colabora con un contexto donde es posible tener una reflexión, una maduración para entenderlo. Tener una visión más certera de esta historia".
El realizador ha elegido para narrar la historia un género tan atractivo como el thriller, tal como han hecho otras cinematografías para narrar historias de fuerte contenido de un modo -a priori- más accesible para el público: "Lo que pretendo es superar ese territorio que pertenece a víctimas y protagonistas. Una de las cosas que me ha obsesionado es que mucha gente cree que este tipo de historias son ajenas, que pertenecen a aquellos que son víctimas o protagonistas. El que la película se cuente como un thriller responde expresamente a superar eso, a buscar una audiencia mayor. Es una condición muy firme. Justamente va en esa idea de que es importante ahondar en esas historias, quizá con estéticas o formas diferentes de abordarlas".
El director uruguayo afincado en Chile, Esteban Schroeder, ha presentado en el Cuarto Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo, Pantalla Pinamar, su película "Matar a todos", una coproducción latina en la que narra una historia que tiene como tema de fondo los años de plomo de la región, a la que gusta definir como una historia de sanación.
Schroeder pertenece a una familia diezmada por la política que imperó en América del Sur; él mismo fue uno de los miles de desaparecidos de la región, permaneciendo en cautiverio 55 días. Toda esa experiencia personal la volcó en "Matar a todos", coproducción entre Argentina, Chile y Uruguay, que cuenta además con aportes de Alemania, donde se reúnen figuras de todos los países latinoamericanos involucrados -Darío Grandinetti, Roxana Blanco, Walter Reyno, César Troncoso y Patricio Contreras, entre otros- para narrar un thriller que tiene como fondo el tristemente célebre Plan Cóndor, el cual consistía en el intercambio y la coordinación entre todas las dictaduras de la región del sur.
"Mi vida está marcada por ciertos momentos, que también fueron momentos determinantes de la historia política del país. Todas esas experiencias forman parte de la materia prima de la elaboración de la obra", explica Schroeder sobre el film, que sigue la investigación que inicia una mujer de la desaparición de un químico chileno, que le llevará a enfrentarse a fantasmas del pasado y su propio entorno. "Es la historia de una nación", precisa el director, quien a través del personaje central ejerce su mirada sobre la historia reciente desde la distancia que da el tiempo, buscando -de alguna manera- cerrar las heridas: "Creo que resumir estos procesos históricos dramáticos son necesarios para lograr una reconciliación. Creo que es posible, pero el trance es muy complejo".
Para Schroeder el nuevo escenario político es vital para poder desarrollar este tipo de cintas de revisionismo, donde también juega un papel de preponderancia la visión que se tiene con los años y la conciencia de ese oscuro pasado: "Este tipo de películas no solo son posibles porque hay un contexto diferente en nuestros países y el revisionismo parece una oportunidad. Son procesos permanentemente abiertos, aquí en Argentina lo conocen muy bien; en Uruguay es mucho más reciente. Pero más allá de la amplia divulgación de las barbaridades por las que hemos pasado, todo colabora con un contexto donde es posible tener una reflexión, una maduración para entenderlo. Tener una visión más certera de esta historia".
El realizador ha elegido para narrar la historia un género tan atractivo como el thriller, tal como han hecho otras cinematografías para narrar historias de fuerte contenido de un modo -a priori- más accesible para el público: "Lo que pretendo es superar ese territorio que pertenece a víctimas y protagonistas. Una de las cosas que me ha obsesionado es que mucha gente cree que este tipo de historias son ajenas, que pertenecen a aquellos que son víctimas o protagonistas. El que la película se cuente como un thriller responde expresamente a superar eso, a buscar una audiencia mayor. Es una condición muy firme. Justamente va en esa idea de que es importante ahondar en esas historias, quizá con estéticas o formas diferentes de abordarlas".
- © Cynthia García Calvo (Pinamar)-NOTICINE.com

A la pesca de corales en el Festival habanero
12-XII-07
Si bien hasta ahora no era muy frecuente las obras en concurso en la 29 edición del Festival habanero, a estas alturas, por el contrario, poco resta por exhibir. Valoremos algunas de ellas: "Cobrador : In God We Trust", de Paul Leduc (Frida, naturaleza viva) es uno de esos títulos que aspira a alguno de ellos en la categoría de ficción, y marca el regreso del mexicano a las andadas fílmicas tras 17 años sin filmar; parte de varios relatos del prestigioso narrador brasileño Rubem Fonseca para enlazar historias en diversos puntos del planeta, sobre todo de América Latina: Buenos Aires, el DF, Río de Janeiro y Nueva York son las grandes ciudades donde un joven negro, un sesentón blanco y una atractiva fotógrafa protagonizan personajes diversos que realizan otras tantas acciones; como puede apreciarse, el enlace y la dramaturgia de estos seres e historias nada tienen que ver con la manera en que las concibe un coterráneo de Leduc (González Iñárritu, en su reciente Babel, por ejemplo) y aunque a veces sintamos cierta desconexión entre los mismos, lo cierto es que esta denuncia sobre la violencia cotidiana –personal, social, política o todas juntas—encuentra en el nuevo film del también realizador de "Latino", una deslumbrante puesta en pantalla donde la cámara lo mismo proyecta los grandes espacios que caracterizan las monumentales urbes donde transcurre la narración, como los no menos importantes ambientes íntimos donde también ella se desplaza, con la complicidad de una fotografía ora intimista y umbrosa, ora plena de colores vivos y absolutos.
El realismo de las historias, el logrado clima de suspense, la coherencia entre los aparentemente irrelacionados casos y las estimables actuaciones (Lázaro Ramos, Peter Fonda, Antonella Costa…) son otros de sus méritos. Rivaliza con el mexicano Leduc la joven argentina Ana Katz, quien en su film (que también protagoniza) "Una novia errante" se inserta dentro de esa recurrente línea del Nuevo cine argentino encaminada a radiografiar la cotidianidad, esas circunstancias comunes y corrientes en las que, frecuentemente, apenas se repara; esta vez, tras una discusión, los integrantes de una pareja toman rumbos diferentes y aún cuando habían planeado pasar juntos unas vacaciones en un balneario del interior, sólo lo hace ella: sus constantes llamadas al novio que permaneció en Buenos Aires, las gentes que conoce (sobre todo, un amable y obeso arquero), la manera en que enfrenta el “quilombo” de una inminente ruptura, constituyen la médula de esta cinta que concentra de modo acertado el sujet y focaliza con tino las circunstancias aparentemente insignificantes que ocurren; ese sentido de crisis personal, de desorientación sentimental y hasta ontológica por las que todos hemos pasado, resulta atrapado y trasmitido por la joven directora.
En la liza de las óperas primas concursa "A casa de Alice", de Chico Teixeira, también en la cuerda del día a día aparentemente intrascendente; sólo que, en vez de una pareja en Mar de las Pampas (Argentina) se trata de toda una familia disfuncional en el populoso Sao Paulo: la manicura que da título al film, el esposo, la madre y tres hijos varones constituyen el núcleo de este debut donde su realizador demuestra precisión a la hora de comunicar y alternar los diferentes conflictos de cada uno de esos seres; es una lástima que el universo de los jóvenes no ocupara más el interés de Teixeira y que sean los adultos (sobre todo la protagonista) a quienes fundamentalmente sigue su cámara; a pesar de lo cual nos enfrentamos a vidas comunes dentro de una obra que sobresale por la sencillez de su discurso, el cual halla resonancia en un público identificado con situaciones que son comunes a cualquier habitante de nuestras urbes latinas. Película coral, al fin, se apoya en una edición esmerada, sin la cual la alternancia, mixtura y diversificación de las situaciones no hubiera llegado con tal puntería.
"Padre nuestro", de Christopher Zalla, en la sección Latinos en USA (aunque compitiendo también en largos de ficción) matiza el tópico de la inmigración hacia Nueva York con un tema tampoco ajeno al cine internacional: la usurpación de identidad, en este caso, la que ocurre entre dos jóvenes, uno de los cuales busca a su padre, ya establecido, en la inmensa y cosmopolita ciudad; el director se las ingenia por atrapar el clima de marginalidad, zozobra y exclusión de los viajantes una vez anclados en el lugar de sus sueños (devenidos casi siempre pesadillas) pero si esto no pasara de ahí estaríamos sólo ante otra buena película sobre el tema; sin embargo, Zalla logra desarrollar la historia del intercambio de personalidades (que confiere al título del film una irónica literalidad) con un sentido de la ironía y el sarcasmo rayanos en la tragedia; entre los aspectos que refuerzan ese tono figura en primer plano la soberbia banda sonora que mezcla piezas latinas con los ruidos tan especiales de Manhattan; luego está esa fotografía de penumbras y rincones que no se limitan a la cueva del padre, sino que incluye la luminosa urbe, a la que atrapa en su pátina más oscura, aún de día; está asimismo un montaje que con sapiencia alterna las circunstancias de los dos jóvenes en torno al mismo objetivo encauzándolas por un feliz cauce narrativo; por último, unas actuaciones que podrían aspirar legítimamente a los corales respectivos, ante todo la de Jesús Ochoa, ese marginal simpático y farsante atrapado en un ardid que se vuelve contra todos, incluyéndolo.
Otra sobre profundas grietas familiares es la ópera prima "XXY", dirigida por la argentina Lucía Puenzo y también por ella escrita, aunque partiendo de un referente literario; si bien determinados sujetos de la diversidad sexual (el gay propiamente dicho, la lesbiana, el travestí…) han salido a la palestra con cierto empuje en los últimos años, no ha corrido la misma suerte, quizá por más infrecuente, el que ahora protagoniza este film: el hermafrodita; la joven cineasta se acerca a Alex, la adolescente con ese conflicto, pero no se limita a ella, también lo hace a otros que le rodean y que padecen otros no menos agudos: sus padres, una pareja (médico él) que los visita para familiarizarse con el asunto, el jovencito hijo de ellos (atrapado a partir de la relación con la protagonista, en otro dilema), otro buen amigo de ella con quien ha reñido.
La paulatina evolución y madurez de los caracteres desde un tempo que rechaza las prisas hollywoodenses, es el primer gran mérito atribuible a la hija del célebre Luis Puenzo (La historia oficial), todo encaminado a potenciar la gran tesis del film: si hay que elegir puede ser que la no-decisión sea lo mejor, como parece opinar la propia Alex, y la apertura del desenlace refuerza.
Los desempeños de la muy dúctil Inés Efron, de un (afortunadamente) desestereotipado Ricardo Darín, y del resto del elenco, contribuyen al éxito de la cinta, por otra parte, una de las fuertes aspirantes al premio de la popularidad.
Gente aislada o unida en ciudades del mundo; parejas, familias o miembros de ellas en pugnas entre sí o consigo mismos; intimismo y coralidad en el cotidiano de América Latina y mucho más allá…porestos títulos ¿no andarán algunos de los corales?
Si bien hasta ahora no era muy frecuente las obras en concurso en la 29 edición del Festival habanero, a estas alturas, por el contrario, poco resta por exhibir. Valoremos algunas de ellas: "Cobrador : In God We Trust", de Paul Leduc (Frida, naturaleza viva) es uno de esos títulos que aspira a alguno de ellos en la categoría de ficción, y marca el regreso del mexicano a las andadas fílmicas tras 17 años sin filmar; parte de varios relatos del prestigioso narrador brasileño Rubem Fonseca para enlazar historias en diversos puntos del planeta, sobre todo de América Latina: Buenos Aires, el DF, Río de Janeiro y Nueva York son las grandes ciudades donde un joven negro, un sesentón blanco y una atractiva fotógrafa protagonizan personajes diversos que realizan otras tantas acciones; como puede apreciarse, el enlace y la dramaturgia de estos seres e historias nada tienen que ver con la manera en que las concibe un coterráneo de Leduc (González Iñárritu, en su reciente Babel, por ejemplo) y aunque a veces sintamos cierta desconexión entre los mismos, lo cierto es que esta denuncia sobre la violencia cotidiana –personal, social, política o todas juntas—encuentra en el nuevo film del también realizador de "Latino", una deslumbrante puesta en pantalla donde la cámara lo mismo proyecta los grandes espacios que caracterizan las monumentales urbes donde transcurre la narración, como los no menos importantes ambientes íntimos donde también ella se desplaza, con la complicidad de una fotografía ora intimista y umbrosa, ora plena de colores vivos y absolutos.
El realismo de las historias, el logrado clima de suspense, la coherencia entre los aparentemente irrelacionados casos y las estimables actuaciones (Lázaro Ramos, Peter Fonda, Antonella Costa…) son otros de sus méritos. Rivaliza con el mexicano Leduc la joven argentina Ana Katz, quien en su film (que también protagoniza) "Una novia errante" se inserta dentro de esa recurrente línea del Nuevo cine argentino encaminada a radiografiar la cotidianidad, esas circunstancias comunes y corrientes en las que, frecuentemente, apenas se repara; esta vez, tras una discusión, los integrantes de una pareja toman rumbos diferentes y aún cuando habían planeado pasar juntos unas vacaciones en un balneario del interior, sólo lo hace ella: sus constantes llamadas al novio que permaneció en Buenos Aires, las gentes que conoce (sobre todo, un amable y obeso arquero), la manera en que enfrenta el “quilombo” de una inminente ruptura, constituyen la médula de esta cinta que concentra de modo acertado el sujet y focaliza con tino las circunstancias aparentemente insignificantes que ocurren; ese sentido de crisis personal, de desorientación sentimental y hasta ontológica por las que todos hemos pasado, resulta atrapado y trasmitido por la joven directora.
En la liza de las óperas primas concursa "A casa de Alice", de Chico Teixeira, también en la cuerda del día a día aparentemente intrascendente; sólo que, en vez de una pareja en Mar de las Pampas (Argentina) se trata de toda una familia disfuncional en el populoso Sao Paulo: la manicura que da título al film, el esposo, la madre y tres hijos varones constituyen el núcleo de este debut donde su realizador demuestra precisión a la hora de comunicar y alternar los diferentes conflictos de cada uno de esos seres; es una lástima que el universo de los jóvenes no ocupara más el interés de Teixeira y que sean los adultos (sobre todo la protagonista) a quienes fundamentalmente sigue su cámara; a pesar de lo cual nos enfrentamos a vidas comunes dentro de una obra que sobresale por la sencillez de su discurso, el cual halla resonancia en un público identificado con situaciones que son comunes a cualquier habitante de nuestras urbes latinas. Película coral, al fin, se apoya en una edición esmerada, sin la cual la alternancia, mixtura y diversificación de las situaciones no hubiera llegado con tal puntería.
"Padre nuestro", de Christopher Zalla, en la sección Latinos en USA (aunque compitiendo también en largos de ficción) matiza el tópico de la inmigración hacia Nueva York con un tema tampoco ajeno al cine internacional: la usurpación de identidad, en este caso, la que ocurre entre dos jóvenes, uno de los cuales busca a su padre, ya establecido, en la inmensa y cosmopolita ciudad; el director se las ingenia por atrapar el clima de marginalidad, zozobra y exclusión de los viajantes una vez anclados en el lugar de sus sueños (devenidos casi siempre pesadillas) pero si esto no pasara de ahí estaríamos sólo ante otra buena película sobre el tema; sin embargo, Zalla logra desarrollar la historia del intercambio de personalidades (que confiere al título del film una irónica literalidad) con un sentido de la ironía y el sarcasmo rayanos en la tragedia; entre los aspectos que refuerzan ese tono figura en primer plano la soberbia banda sonora que mezcla piezas latinas con los ruidos tan especiales de Manhattan; luego está esa fotografía de penumbras y rincones que no se limitan a la cueva del padre, sino que incluye la luminosa urbe, a la que atrapa en su pátina más oscura, aún de día; está asimismo un montaje que con sapiencia alterna las circunstancias de los dos jóvenes en torno al mismo objetivo encauzándolas por un feliz cauce narrativo; por último, unas actuaciones que podrían aspirar legítimamente a los corales respectivos, ante todo la de Jesús Ochoa, ese marginal simpático y farsante atrapado en un ardid que se vuelve contra todos, incluyéndolo.
Otra sobre profundas grietas familiares es la ópera prima "XXY", dirigida por la argentina Lucía Puenzo y también por ella escrita, aunque partiendo de un referente literario; si bien determinados sujetos de la diversidad sexual (el gay propiamente dicho, la lesbiana, el travestí…) han salido a la palestra con cierto empuje en los últimos años, no ha corrido la misma suerte, quizá por más infrecuente, el que ahora protagoniza este film: el hermafrodita; la joven cineasta se acerca a Alex, la adolescente con ese conflicto, pero no se limita a ella, también lo hace a otros que le rodean y que padecen otros no menos agudos: sus padres, una pareja (médico él) que los visita para familiarizarse con el asunto, el jovencito hijo de ellos (atrapado a partir de la relación con la protagonista, en otro dilema), otro buen amigo de ella con quien ha reñido.
La paulatina evolución y madurez de los caracteres desde un tempo que rechaza las prisas hollywoodenses, es el primer gran mérito atribuible a la hija del célebre Luis Puenzo (La historia oficial), todo encaminado a potenciar la gran tesis del film: si hay que elegir puede ser que la no-decisión sea lo mejor, como parece opinar la propia Alex, y la apertura del desenlace refuerza.
Los desempeños de la muy dúctil Inés Efron, de un (afortunadamente) desestereotipado Ricardo Darín, y del resto del elenco, contribuyen al éxito de la cinta, por otra parte, una de las fuertes aspirantes al premio de la popularidad.
Gente aislada o unida en ciudades del mundo; parejas, familias o miembros de ellas en pugnas entre sí o consigo mismos; intimismo y coralidad en el cotidiano de América Latina y mucho más allá…porestos títulos ¿no andarán algunos de los corales?
- © Frank Padrón-NOTICINE.com