Festivales

Yoima Valdés, profeta en su tierra cubana
12-XII-05
A la actriz cubana afincada en España desde los 10 años, Yoima Valdés, aún le tiemblan las manos al recordar la presentación de su último film, "Agua con sal", coproducción hispano puertorriqueña que le valió el premio de interpretación femenina en Huelva hace pocas semanas, en el cine Yara de La Habana, su ciudad natal, dentro del 27 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. "Es la primera vez que vengo a mi país con una película, y estaba atemorizada, temblando y sin hablar desde la mañana", afirma la actriz, casada con su colega Vladimir Cruz, protagonista de la famosa "Fresa y chocolate".
Valdés, quien previamente intervino en "800 balas", de Alex de la Iglesia, y "Un rey en La Habana", de Alexis Valdés, tiene su primera gran oportunidad en esta cinta que se desarrolla en tierras valencianas, y en la que interpreta a Olga, una universitaria cubana que se enfrenta a la supervivencia y la nostalgia en la desarrollada España. "Ella encarna -explica- el sueño europeo de muchos emigrantes latinos, y como ese sueño se convierte en pesadilla, tenía cierto miedo a que el público no la aceptara aquí en La Habana, pero sí lo hizo, y reaccionó muy bien. Yo dediqué la película a mis padres, que fueron emigrantes, y a todos los cubanos allá donde se encuentren".
"Viví tras la proyección unos momentos muy felices, ya relajada, y lo más bonito que me dijeron fue por parte de un señor mayor, quien me dijo: 'Te felicito por tu cubanía'. También estuvo entre el público el realizador Fernando Pérez ("Suite Habana") y le gustó. Es un orgullo, porque él encarna el tipo de cine que me gustaría hacer", añade la joven actriz cubana.
Reconoce Yoima Valdés que el de "Agua con sal" es su primer papel sólido en España, donde se crió y estudió interpretación, tras personajes "florero" (en sus propias palabras). "Hay un cierto prejuicio en los directores que me gustan, que hacen un cine inteligente, hacia las mujeres atractivas. Creen que no podemos además ser actrices", dice. Sin embargo, con el apoyo de la guionista del film, Lilian Rosado, logró que el realizador Pedro Pérez-Rosado le hiciera una prueba y finalmente asumió el personaje de Olga. "Tuve que engañarle, callándome que llevaba más de una década en España, porque pienso que ellos buscaban a una cubana recién llegada", cuenta con una sonrisa traviesa.
Plenamente integrada en la sociedad española pero muy consciente de sus raíces e identidad cubanas, Valdés va a grabar próximamente una 'TV movie' para la TV valenciana Canal 9 y el año próximo encara otro ambicioso proyecto que la hará crecer como actriz, un film basado en la inolvidable cantante cubana La Lupe, que será coproducido por España, Cuba y Puerto Rico, a través de la historia de una joven santiaguera que quiere emular a la intérprete de "Puro teatro".
A la actriz cubana afincada en España desde los 10 años, Yoima Valdés, aún le tiemblan las manos al recordar la presentación de su último film, "Agua con sal", coproducción hispano puertorriqueña que le valió el premio de interpretación femenina en Huelva hace pocas semanas, en el cine Yara de La Habana, su ciudad natal, dentro del 27 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. "Es la primera vez que vengo a mi país con una película, y estaba atemorizada, temblando y sin hablar desde la mañana", afirma la actriz, casada con su colega Vladimir Cruz, protagonista de la famosa "Fresa y chocolate".
Valdés, quien previamente intervino en "800 balas", de Alex de la Iglesia, y "Un rey en La Habana", de Alexis Valdés, tiene su primera gran oportunidad en esta cinta que se desarrolla en tierras valencianas, y en la que interpreta a Olga, una universitaria cubana que se enfrenta a la supervivencia y la nostalgia en la desarrollada España. "Ella encarna -explica- el sueño europeo de muchos emigrantes latinos, y como ese sueño se convierte en pesadilla, tenía cierto miedo a que el público no la aceptara aquí en La Habana, pero sí lo hizo, y reaccionó muy bien. Yo dediqué la película a mis padres, que fueron emigrantes, y a todos los cubanos allá donde se encuentren".
"Viví tras la proyección unos momentos muy felices, ya relajada, y lo más bonito que me dijeron fue por parte de un señor mayor, quien me dijo: 'Te felicito por tu cubanía'. También estuvo entre el público el realizador Fernando Pérez ("Suite Habana") y le gustó. Es un orgullo, porque él encarna el tipo de cine que me gustaría hacer", añade la joven actriz cubana.
Reconoce Yoima Valdés que el de "Agua con sal" es su primer papel sólido en España, donde se crió y estudió interpretación, tras personajes "florero" (en sus propias palabras). "Hay un cierto prejuicio en los directores que me gustan, que hacen un cine inteligente, hacia las mujeres atractivas. Creen que no podemos además ser actrices", dice. Sin embargo, con el apoyo de la guionista del film, Lilian Rosado, logró que el realizador Pedro Pérez-Rosado le hiciera una prueba y finalmente asumió el personaje de Olga. "Tuve que engañarle, callándome que llevaba más de una década en España, porque pienso que ellos buscaban a una cubana recién llegada", cuenta con una sonrisa traviesa.
Plenamente integrada en la sociedad española pero muy consciente de sus raíces e identidad cubanas, Valdés va a grabar próximamente una 'TV movie' para la TV valenciana Canal 9 y el año próximo encara otro ambicioso proyecto que la hará crecer como actriz, un film basado en la inolvidable cantante cubana La Lupe, que será coproducido por España, Cuba y Puerto Rico, a través de la historia de una joven santiaguera que quiere emular a la intérprete de "Puro teatro".
- © NOTICINE.com

Festival habanero: dentro y fuera del concurso
9-XII-05
Ya sean aspirantes a los corales (palmarés del Festival cubano) como las que se muestran mediante el Panorama latinoamericano, las películas de esta parte del mundo, esencia y razón de ser del Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, acarrean siempre entusiasmo y expectativa.
He aquí algunas consideraciones de lo nuevo visto: Argentina presenta, en competencia, "El aura", segundo largo de Fabián Bielinski ("Nueve reinas"). Claro que después de esa, su triunfal arrancada, los ojos estaban puestos en el joven realizador que, lamentablemente, decepciona con su más reciente obra y es que, al margen de las intenciones (esta vez se eleva a cuestiones metafísicas, por tanto más complejas que los simpáticos jueguitos de su ópera prima) un thriller no puede darse el lujo de ser aburrido, y este lo es. De qué manera se dilatan esos planos-secuencia innecesariamente, cuánta gratuidad en esos paseos, esas miradas del chofer intruso que padece de epilepsia. Ni Ricardo Darín, actor concentrado y dúctil, puede hacer nada por sacar a flote este híbrido desangelado y anémico.
Y hablando de primeras obras, en ese apartado concursa "Hermanas", de Julia Somonoff. El sempiterno ítem argentino de la dictadura, los desaparecidos y la represión de los militares en los 70, vuelve con trasfondo familiar en las dos posturas políticas que ante el suceso afrontan antes y después dos hermanas; pasado y presente alternan en la diégesis de un modo bastante plano y gris, sin que por otra parte se diga nada nuevo sobre tan recurrido tema. Notable el diseño de personajes, las diferencias de personalidades de ambas mujeres respecto a sí mismas, la familia, la vida en general, pero lamentablemente no encuentra en las actrices protagónicas, desempeños complementarios.
Chile trae (también concursando) "En la cama", de Matías Bize, que es, sin ambages, de lo mejor visto hasta ahora en los días que lleva el Festival. Una pareja, cuatro paredes, claro que sexo abundante pero éste, además, como motor de reflexiones, confesiones, acercamientos y tiranteces. El guión detenta una energía y una enjundia admirables, mientras la puesta (con una cámara de proyección godardiana) explota y explora tanto los cuerpos como un poco lo que encierran y descubren (o no), pasando de los primeros y medios planos a los generales en una inteligente y funcional alternancia. Para una película literalmente de cámara, la labor de los dos únicos actores es vital, y así la asumen y proyectan: Blanca Lewin y Gonzalo Valenzuela se meten en la piel de sus personajes, y claro que salen de ellas para tocar otras esferas de la compenetración humana: así lo recibe el espectador dentro de una película erótica de alta definición.
No concursa (por suerte para los jurados) y también de ese país, "El huésped", de Coke Hidalgo: suerte de "Alien" en un hospital, con suspense y gore de pacotilla, lugares comunes para regalar y situaciones forzadas, abuso de rejuegos cromáticos (desde la subjetiva que emite el monstruo) y actuaciones de quinta. Sólo recomendable a los incondicionales del género.
Uno de los títulos que representa al país anfitrión en el concurso es "Bailando chachachá", cuyo director Manuel Herrera ("Zafiros, locura azul") en declaraciones previas al estreno, habló de su fe en el melodrama como expresión. El problema aquí estriba en ciertos excesos, que dan al traste con la legitimidad de la tendencia genérica: situaciones que fuerzan el curso normal de la trama (ergo: la discusión de los hermanos bajo la lluvia, la cual sabemos en qué derivará; la novia bailarina del músico abandonada frente al cabaret o el secreto de las cartas guardado hasta el final, típico y tópico de la telenovela) o diálogos que se sienten harto retóricos y por tanto no fluyen. Si de fluidez se trata, a propósito, tampoco la narración va por esa vía, culpa en buena medida de una edición (Enrique Ríos y Julia Yip) que no ha mezclado las abundantes subtramas y accidentes argumentales con la suficiente pericia como para hacernos asimilable el trayecto; la historia, que “arranca” bien, se traba con frecuencia a través de reiteraciones y cambios de ritmo que afectan la diégesis. A ello se suma un narrador omnisciente absolutamente prescindible: la anécdota, a pesar de las aludidas complicaciones, es bien clara, de modo que esa voz in off detallando y precisando sólo adiciona un elemento enturbiador del decursar narrativo. La dirección de actores delata, sin embargo, mano certera en el director, quien no logra esta vez armar una historia convincente por cuanto no consiguió desarrollar coherentemente ni la trama ni las abundosas subtramas que penden de ella y por tanto, no se integran.
Seguiremos hablando del Festival, que ya entra en su segunda y final semana.
Ya sean aspirantes a los corales (palmarés del Festival cubano) como las que se muestran mediante el Panorama latinoamericano, las películas de esta parte del mundo, esencia y razón de ser del Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, acarrean siempre entusiasmo y expectativa.
He aquí algunas consideraciones de lo nuevo visto: Argentina presenta, en competencia, "El aura", segundo largo de Fabián Bielinski ("Nueve reinas"). Claro que después de esa, su triunfal arrancada, los ojos estaban puestos en el joven realizador que, lamentablemente, decepciona con su más reciente obra y es que, al margen de las intenciones (esta vez se eleva a cuestiones metafísicas, por tanto más complejas que los simpáticos jueguitos de su ópera prima) un thriller no puede darse el lujo de ser aburrido, y este lo es. De qué manera se dilatan esos planos-secuencia innecesariamente, cuánta gratuidad en esos paseos, esas miradas del chofer intruso que padece de epilepsia. Ni Ricardo Darín, actor concentrado y dúctil, puede hacer nada por sacar a flote este híbrido desangelado y anémico.
Y hablando de primeras obras, en ese apartado concursa "Hermanas", de Julia Somonoff. El sempiterno ítem argentino de la dictadura, los desaparecidos y la represión de los militares en los 70, vuelve con trasfondo familiar en las dos posturas políticas que ante el suceso afrontan antes y después dos hermanas; pasado y presente alternan en la diégesis de un modo bastante plano y gris, sin que por otra parte se diga nada nuevo sobre tan recurrido tema. Notable el diseño de personajes, las diferencias de personalidades de ambas mujeres respecto a sí mismas, la familia, la vida en general, pero lamentablemente no encuentra en las actrices protagónicas, desempeños complementarios.
Chile trae (también concursando) "En la cama", de Matías Bize, que es, sin ambages, de lo mejor visto hasta ahora en los días que lleva el Festival. Una pareja, cuatro paredes, claro que sexo abundante pero éste, además, como motor de reflexiones, confesiones, acercamientos y tiranteces. El guión detenta una energía y una enjundia admirables, mientras la puesta (con una cámara de proyección godardiana) explota y explora tanto los cuerpos como un poco lo que encierran y descubren (o no), pasando de los primeros y medios planos a los generales en una inteligente y funcional alternancia. Para una película literalmente de cámara, la labor de los dos únicos actores es vital, y así la asumen y proyectan: Blanca Lewin y Gonzalo Valenzuela se meten en la piel de sus personajes, y claro que salen de ellas para tocar otras esferas de la compenetración humana: así lo recibe el espectador dentro de una película erótica de alta definición.
No concursa (por suerte para los jurados) y también de ese país, "El huésped", de Coke Hidalgo: suerte de "Alien" en un hospital, con suspense y gore de pacotilla, lugares comunes para regalar y situaciones forzadas, abuso de rejuegos cromáticos (desde la subjetiva que emite el monstruo) y actuaciones de quinta. Sólo recomendable a los incondicionales del género.
Uno de los títulos que representa al país anfitrión en el concurso es "Bailando chachachá", cuyo director Manuel Herrera ("Zafiros, locura azul") en declaraciones previas al estreno, habló de su fe en el melodrama como expresión. El problema aquí estriba en ciertos excesos, que dan al traste con la legitimidad de la tendencia genérica: situaciones que fuerzan el curso normal de la trama (ergo: la discusión de los hermanos bajo la lluvia, la cual sabemos en qué derivará; la novia bailarina del músico abandonada frente al cabaret o el secreto de las cartas guardado hasta el final, típico y tópico de la telenovela) o diálogos que se sienten harto retóricos y por tanto no fluyen. Si de fluidez se trata, a propósito, tampoco la narración va por esa vía, culpa en buena medida de una edición (Enrique Ríos y Julia Yip) que no ha mezclado las abundantes subtramas y accidentes argumentales con la suficiente pericia como para hacernos asimilable el trayecto; la historia, que “arranca” bien, se traba con frecuencia a través de reiteraciones y cambios de ritmo que afectan la diégesis. A ello se suma un narrador omnisciente absolutamente prescindible: la anécdota, a pesar de las aludidas complicaciones, es bien clara, de modo que esa voz in off detallando y precisando sólo adiciona un elemento enturbiador del decursar narrativo. La dirección de actores delata, sin embargo, mano certera en el director, quien no logra esta vez armar una historia convincente por cuanto no consiguió desarrollar coherentemente ni la trama ni las abundosas subtramas que penden de ella y por tanto, no se integran.
Seguiremos hablando del Festival, que ya entra en su segunda y final semana.
- © Frank Padrón (La Habana)-NOTICINE.com

García Márquez preside el 20 aniversario de La Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano durante el Festival de La Habana
9-XII-05
El escritor Colombiano Gabriel García Márquez, junto a los cofundadores Julio García Espinosa y Fernando Birri, participó este jueves en la celebración del XX aniversario de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, que ha tenido lugar en el marco del 27 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. La actividad pública más destacada en las dos décadas de historia del organismo ha sido la creación y mantenimiento de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños (Cuba), de la que han salido ya más de 10.000 cineastas iberoamericanos, de Africa y Asia.
Fue un 4 de diciembre de 1985, cuando en la Casa de las Américas de La Habana quedó constituida bajo la presidencia de García Márquez la FNCL, en presencia de un grupo de cineastas del subcontinente, entre ellos nombres tan destacados como Nelson Pereira Dos Santos, Fernando Birri, "Cacho" Pallero, Carlos Álvarez, Lisandro Duque, Julio García Espinosa, Alfredo Guevara Valdés, Daniel Díaz Torres, Miguel Littín, Paul Leduc, Jorge Sánchez y Alberto "Chicho" Durant.
El objetivo último de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano -sostiene el Premio Nobel colombiano- es "nada menos que el de lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado". A pesar de que el proyectó arrancó hace dos décadas, su primera semilla se gestó 30 años antes, y muy lejos de su sede oficial, la Finca Santa Bárbara, en las afueras de la capital cubana. La necesidad de crear una institución internacional que apoyara un cine latinoamericano en busca de identidad propia partió del encuentro como estudiantes en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma de los cubanos García Espinosa y Tomás Gutiérrez Alea, el argentino Fernando Birri y el colombiano García Márquez.
Veinte años después del nacimiento de la FNCL, hay satisfacción por los resultados obtenidos. "Creo con sinceridad que esa integración del cine latinoamericano está lograda, superando inclusive lo que nosotros mismos pensamos, y para utilizar una palabra más justa, lo que soñamos", declaraba Birri. “Todo lo que se ve es producto de ese sueño. Lo hemos concretado, y esto no se hace sin dolor, sin una enorme carga de paciencia, sin una tremenda sinceridad. Estoy convencido que la integración existe, y más allá de las previsiones. Cuando empezamos sabíamos que estábamos trabajando para el futuro que tenía que venir, y ese futuro, de alguna manera, vino antes de lo que nosotros pensamos”, añadía el documentalista argentino, calificado por García Márquez de "Papá del cine latinoamericano".
Además de la Escuela Internacional de Cine y TV, la Fundación trabaja activamente en la Preservación de la Memoria Cinematográfica de América Latina y el Caribe, en colaboración con la UNESCO, la Federación Internacional de Archivos de Imágenes en Movimiento (FIAF) y el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI). Coincidiendo con estas dos décadas de vida, se han editado las "Memorias de la Fundación 20 Aniversario", en soportes papel -libro en coedición con la Diputación de Córdoba (España) y en multimedia (con apoyo de la ORCALC/ UNESCO).
El escritor Colombiano Gabriel García Márquez, junto a los cofundadores Julio García Espinosa y Fernando Birri, participó este jueves en la celebración del XX aniversario de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, que ha tenido lugar en el marco del 27 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. La actividad pública más destacada en las dos décadas de historia del organismo ha sido la creación y mantenimiento de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños (Cuba), de la que han salido ya más de 10.000 cineastas iberoamericanos, de Africa y Asia.
Fue un 4 de diciembre de 1985, cuando en la Casa de las Américas de La Habana quedó constituida bajo la presidencia de García Márquez la FNCL, en presencia de un grupo de cineastas del subcontinente, entre ellos nombres tan destacados como Nelson Pereira Dos Santos, Fernando Birri, "Cacho" Pallero, Carlos Álvarez, Lisandro Duque, Julio García Espinosa, Alfredo Guevara Valdés, Daniel Díaz Torres, Miguel Littín, Paul Leduc, Jorge Sánchez y Alberto "Chicho" Durant.
El objetivo último de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano -sostiene el Premio Nobel colombiano- es "nada menos que el de lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado". A pesar de que el proyectó arrancó hace dos décadas, su primera semilla se gestó 30 años antes, y muy lejos de su sede oficial, la Finca Santa Bárbara, en las afueras de la capital cubana. La necesidad de crear una institución internacional que apoyara un cine latinoamericano en busca de identidad propia partió del encuentro como estudiantes en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma de los cubanos García Espinosa y Tomás Gutiérrez Alea, el argentino Fernando Birri y el colombiano García Márquez.
Veinte años después del nacimiento de la FNCL, hay satisfacción por los resultados obtenidos. "Creo con sinceridad que esa integración del cine latinoamericano está lograda, superando inclusive lo que nosotros mismos pensamos, y para utilizar una palabra más justa, lo que soñamos", declaraba Birri. “Todo lo que se ve es producto de ese sueño. Lo hemos concretado, y esto no se hace sin dolor, sin una enorme carga de paciencia, sin una tremenda sinceridad. Estoy convencido que la integración existe, y más allá de las previsiones. Cuando empezamos sabíamos que estábamos trabajando para el futuro que tenía que venir, y ese futuro, de alguna manera, vino antes de lo que nosotros pensamos”, añadía el documentalista argentino, calificado por García Márquez de "Papá del cine latinoamericano".
Además de la Escuela Internacional de Cine y TV, la Fundación trabaja activamente en la Preservación de la Memoria Cinematográfica de América Latina y el Caribe, en colaboración con la UNESCO, la Federación Internacional de Archivos de Imágenes en Movimiento (FIAF) y el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI). Coincidiendo con estas dos décadas de vida, se han editado las "Memorias de la Fundación 20 Aniversario", en soportes papel -libro en coedición con la Diputación de Córdoba (España) y en multimedia (con apoyo de la ORCALC/ UNESCO).
- © E.E. (La Habana)-NOTICINE.com

"Tapas" inicia la segunda edición de Pantalla Pinamar
9-XII-05
Con la proyección del aclamado film español "Tapas", de Juan Cruz y José Corbacho, este sábado se iniciará la segunda edición del Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo, más popular con su acotado nombre de Pantalla Pinamar, un espacio creado para la exhibición, promoción e intercambio entre las cinematografías europeas y la argentina que se desarrollará hasta el día 18 de diciembre.
La principal sección de este certamen es "Y el ganador es...", la cual se compone de películas argentinas que hayan sido premiadas o concursado en la sección oficial de los festivales internacionales de cine, que ostentan la categoría A de la FIAPF, es decir, Cannes, Venecia, Berlín, San Sebastián, Mar del Plata...Los integrantes de este apartado son los que competirán por los premios Balance de oro, de plata y de bronce, los cuales serán votados por el público asistente a las proyecciones, mediante voto electrónico, y la prensa acredita, por medio de planillas especiales, otorgando un puntaje. Los tres largometrajes que obtengan el mejor puntaje merecerán los galardones.
De las diez cintas que integran "Y el ganador es...", tres están pendientes de estreno en el país, de las cuales dos son exhibidas en calidad de preestreno nacional. Las mismas son "Monobloc", de Luis Ortega, que a nivel local se la pudo ver en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente; y como novedades aparecen "Garúa", de Gustavo Corrado, que fue premiada en el Festival de Shanghai y "El buen destino", debut como realizadora de la actriz Leonor Benedetto.
Preestrenos argentinos y europeos, films del viejo continente que no tienen distribución local y películas clásicas conforman la programación de este segundo encuentro, donde se destacana títulos como "Oliver Twist", de Roman Polanksi; "El niño", de los hermanos Dardenne; "Camarón", de Jaime Chávarri; y "Le couperet", de Costa-Gavras. Entre los invitados al festival se cuentan los españoles Óscar Jaenada -la nueva estrella del cine hispano que protagoniza "Camarón"- y Ana Fernández -que acompañará la proyección de "Morir en San Hilario". También se adelantó que visitará estas costas la belga Déborah Francois, actriz de "El niño".
Las funciones tendrán lugar en las salas Bahía y Pinamar con una entrada de apenas dos pesos, teniendo los espectadores la opción de adquirir talonarios de diez boletos por diez pesos. Al finalizar Pantalla Pinamar se realizará un sorteo entre quienes hayan adquirido entradas por un viaje al Festival de Cine Español de Málaga.
COMPETENCIA OFICIAL
- "Ay Juancito", de Héctor Olivera.
- "Iluminados por el fuego", de Tristán Bauer.
- "Un año sin amor", de Anahí Berneri.
- "Tatuado", de Eduardo Raspo.
- "Garúa", de Gustavo Corrado.
- "Los muertos", de Lisandro Alonso.
- "El aura", de Fabián Bielinsky.
- "El buen destino", de Leonor Benedetto.
- "La dignidad de los nadies", de "Pino" Solanas.
- "Monobloc", de Luis Ortega.
Con la proyección del aclamado film español "Tapas", de Juan Cruz y José Corbacho, este sábado se iniciará la segunda edición del Encuentro Cinematográfico Argentino-Europeo, más popular con su acotado nombre de Pantalla Pinamar, un espacio creado para la exhibición, promoción e intercambio entre las cinematografías europeas y la argentina que se desarrollará hasta el día 18 de diciembre.
La principal sección de este certamen es "Y el ganador es...", la cual se compone de películas argentinas que hayan sido premiadas o concursado en la sección oficial de los festivales internacionales de cine, que ostentan la categoría A de la FIAPF, es decir, Cannes, Venecia, Berlín, San Sebastián, Mar del Plata...Los integrantes de este apartado son los que competirán por los premios Balance de oro, de plata y de bronce, los cuales serán votados por el público asistente a las proyecciones, mediante voto electrónico, y la prensa acredita, por medio de planillas especiales, otorgando un puntaje. Los tres largometrajes que obtengan el mejor puntaje merecerán los galardones.
De las diez cintas que integran "Y el ganador es...", tres están pendientes de estreno en el país, de las cuales dos son exhibidas en calidad de preestreno nacional. Las mismas son "Monobloc", de Luis Ortega, que a nivel local se la pudo ver en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente; y como novedades aparecen "Garúa", de Gustavo Corrado, que fue premiada en el Festival de Shanghai y "El buen destino", debut como realizadora de la actriz Leonor Benedetto.
Preestrenos argentinos y europeos, films del viejo continente que no tienen distribución local y películas clásicas conforman la programación de este segundo encuentro, donde se destacana títulos como "Oliver Twist", de Roman Polanksi; "El niño", de los hermanos Dardenne; "Camarón", de Jaime Chávarri; y "Le couperet", de Costa-Gavras. Entre los invitados al festival se cuentan los españoles Óscar Jaenada -la nueva estrella del cine hispano que protagoniza "Camarón"- y Ana Fernández -que acompañará la proyección de "Morir en San Hilario". También se adelantó que visitará estas costas la belga Déborah Francois, actriz de "El niño".
Las funciones tendrán lugar en las salas Bahía y Pinamar con una entrada de apenas dos pesos, teniendo los espectadores la opción de adquirir talonarios de diez boletos por diez pesos. Al finalizar Pantalla Pinamar se realizará un sorteo entre quienes hayan adquirido entradas por un viaje al Festival de Cine Español de Málaga.
COMPETENCIA OFICIAL
- "Ay Juancito", de Héctor Olivera.
- "Iluminados por el fuego", de Tristán Bauer.
- "Un año sin amor", de Anahí Berneri.
- "Tatuado", de Eduardo Raspo.
- "Garúa", de Gustavo Corrado.
- "Los muertos", de Lisandro Alonso.
- "El aura", de Fabián Bielinsky.
- "El buen destino", de Leonor Benedetto.
- "La dignidad de los nadies", de "Pino" Solanas.
- "Monobloc", de Luis Ortega.
- © Cynthia M. García (Argentina)-NOTICINE.com

El Festival de cine en la Habana: primeros acercamientos
8-XII-05
Desde el martes en la mañana, la 27 edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano es una realidad en la capital y en todo el país, pues casi todas las provincias reciben films de todas las muestras. En estos días iniciales ya hemos visto de (casi ) todo, aunque aún no de la competencia, de modo que algunos de los títulos que aspiran a los corales serán reseñados en un próximo comentario.
Por lo pronto, del Panorama latinoamericano (muestra informativa), "Mujeres infieles", de Chile, es una comedia erótica (algo muy de moda, como se sabe, en el cine chileno contemporáneo desde el super éxito de cintas como "El chacotero sentimental" o la reciente "Sexo con amor") que dirige Rodrigo Ortúzar. Película coral cuyos varios casos apuntan a una tesis que, aún cuando una famosa sexóloga la defienda explícitamente, late en cada uno de ellos: no hay mujer infiel sino insatisfecha, y también: no hay por que otorgarle a los hombres un “privilegio” anejo a todo humano. El tono del film, comedia en definitiva, es deliberadamente ligero, por lo cual no debe esperarse mayor profundización en los personajes ni situaciones resueltas con demasiada hondura sico(o socio)lógica; baste (por lo menos al director) alternar e interrelacionar los diversos casos con una edición fluida, con varios chistes funcionales (no siempre de buen gusto) y actuaciones que también lo son, en correspondencia con el diseño de personajes.
La realización tampoco es compleja, y responde más una estética televisiva, como de serie o telenovela (sólo que, por supuesto, adaptada a algo más de los noventa minutos estándar) que al cine, pero de cualquier manera se pasa bien con esta simpática incursión en la problemática de la mujer clase media del Chile contemporáneo, y donde, entre sonrisas y gags, se lanzan ciertos dardos a la TV y su política comercialista, la falta de escrúpulos de los detectives privados y la doble moral, y donde la auto-satisfacción femenina y la libertad definitiva (algo así como el libertinaje amoroso) parecen asomar como posibles soluciones. Si no somos demasiado exigentes, estas "Mujeres infieles", defensoras a toda costa del joie de vivre , nos depararán una grata jornada.
"Cazuza, o tempo nao para" es un biopic en torno al joven rockero brasileño que irrumpió y fue suceso durante los años 80, y que murió víctima del SIDA a principios de la década siguiente. Calificado por Caetano Veloso como “el poeta más importante de su generación”, procedente de una familia de clase media alta, iconosclasta y rebelde, vivió intensamente con autenticidad y desenfado, algo que trasladó a las letras de las canciones que cantaba, impactando a las multitudes sobre todo juveniles, aunque también mucho más allá de esas edades. Temas como "Tudo amor que houver nesta vida", "Faz parte do meu show", "Exagerado" o el que forma parte del título del film (ya con la enfermedad asumida), se impusieron junto con su grupo Barao Vermelho primero, y después con el cantautor en solitario, que a quince años de su deceso, sigue presente en Brasil.
La directora Sandra Werneck ("Amores posíveis"), asistida por Walter Carvalho ("Janela da Alma") ha logrado captar todo eso y más. Su cámara (en mano, muchas veces) capta el nerviosismo, la fibra y la vibración de vida, obra, generación, contexto, con fuerza y a la vez poesía, una labor fotográfica esmerada, una cuidadosa edición y una banda sonora que mezcla a la excelente música, todo el ruido de una época y un país. Seleccionado entre sesenta actores, el joven actor Daniel de Oliveira (doblando las canciones en voz del cantante original) logra una labor en realidad virtuosa, que secundan sus compañeros de trabajo (entre ellos la veterana Marieta Severo, como la madre).
Una coproducción entre Francia, Gran Bretaña e Italia abrió por todo lo alto la muestra de este último país: "Cuando naces, ya no puedes esconderte", de Marco Tullio Giordania (a propósito, con un rollo trocado el cual alteró la proyección) que pone (muy bien puesto) el dedo en una llaga supurante en la Europa de hoy: la inmigración, sobre todo porque el cineasta no lanza el velo paternalista de otros tantos, ni nos muestra unos “refugiados”, sólo víctimas de discriminación y maltratos. También mucha escoria llega de los antiguos países socialistas, Africa y Asia a un Primer mundo que no los acoge con los brazos abiertos ni mucho menos (verdad que la cinta tampoco escamotea) pero que tiene que vérselas con “elemento” como el que da médula a la historia: junto con honestos trabajadores, deseosos de una legítima mejoría vital, llega mucho delincuente, proxeneta y prostituta(o), decidido a hacérselo de este modo más fácil. La redondez dramática y narrativa del film es tal que, pese a sus casi dos horas, nos mantiene en vilo. Las actuaciones de adultos y jóvenes complementan aquella, de modo que, a buen paso dio inicio la muestra italiana.
También se inició de esa suerte la española, la cual presentó credenciales con "7 vírgenes", de Alberto Rodríguez: cine de la marginalidad, en torno a jóvenes extraviados en su comportamiento y sentido de la vida dentro de un barrio periférico: simpáticos, afectuosos pero a la vez ladrones y tramposos incluso entre sí. La película se inserta dentro de la tan recurrida tendencia actual de la des-narración, de modo que ambienta y sugiere más de lo que cuenta. Notable el sondeo que hace en torno a interesantes subterfugios de varios personajes (como el protagonista y su hermano, a los cuales enlaza una extraña relación de amor-odio, dependencia-rechazo) y la captación magistral de la atmósfera en ese microcosmos que es “el barrio” (con su sordidez, sus peculiares tipos casos, cosas y casas), sólo que en más de una ocasión el film se siente como la serpiente que se mordió la cola: se alarga, insiste en lo mismo, y bien pudo ahorrarse la categoría de largo para haber devenido un magistral mediometraje.
Oro molido, película excepcional de las pocas que hasta ahora considera este crítico superlativa, la canadiense-británica "Tideland", del irreverente Terry Gilliam. Una obra sobre seres absolutamente alucinados, enajenados, de esos que no habitan este mundo ni tienen nada que ver con la tierra que pisan, comenzando con esa niña protagónica como para un inapelable premio de “actriz-revelación” pero dista mucho de ser el film sólo una colección de “raros”: es, en el fondo, y más allá de sus eficaces efectos especiales, su fotografía contrastante y matizada y su cáustico humor, un grito de lo más profundo de sus realizadores a estrechar la amistad y el calor humanos, porque esta gente que viaja a tierras extrañas, que inventan amigos e historias, o que disecan muertos para que no se los robe la tierra, están todos pidiendo a gritos amor y calidez, están conjurando a cada minuto la soledad y la incomunicación que tanto los lastra.
Pronto hablaremos mucho más de las ofertas festivaleras. Hasta muy pronto.
Desde el martes en la mañana, la 27 edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano es una realidad en la capital y en todo el país, pues casi todas las provincias reciben films de todas las muestras. En estos días iniciales ya hemos visto de (casi ) todo, aunque aún no de la competencia, de modo que algunos de los títulos que aspiran a los corales serán reseñados en un próximo comentario.
Por lo pronto, del Panorama latinoamericano (muestra informativa), "Mujeres infieles", de Chile, es una comedia erótica (algo muy de moda, como se sabe, en el cine chileno contemporáneo desde el super éxito de cintas como "El chacotero sentimental" o la reciente "Sexo con amor") que dirige Rodrigo Ortúzar. Película coral cuyos varios casos apuntan a una tesis que, aún cuando una famosa sexóloga la defienda explícitamente, late en cada uno de ellos: no hay mujer infiel sino insatisfecha, y también: no hay por que otorgarle a los hombres un “privilegio” anejo a todo humano. El tono del film, comedia en definitiva, es deliberadamente ligero, por lo cual no debe esperarse mayor profundización en los personajes ni situaciones resueltas con demasiada hondura sico(o socio)lógica; baste (por lo menos al director) alternar e interrelacionar los diversos casos con una edición fluida, con varios chistes funcionales (no siempre de buen gusto) y actuaciones que también lo son, en correspondencia con el diseño de personajes.
La realización tampoco es compleja, y responde más una estética televisiva, como de serie o telenovela (sólo que, por supuesto, adaptada a algo más de los noventa minutos estándar) que al cine, pero de cualquier manera se pasa bien con esta simpática incursión en la problemática de la mujer clase media del Chile contemporáneo, y donde, entre sonrisas y gags, se lanzan ciertos dardos a la TV y su política comercialista, la falta de escrúpulos de los detectives privados y la doble moral, y donde la auto-satisfacción femenina y la libertad definitiva (algo así como el libertinaje amoroso) parecen asomar como posibles soluciones. Si no somos demasiado exigentes, estas "Mujeres infieles", defensoras a toda costa del joie de vivre , nos depararán una grata jornada.
"Cazuza, o tempo nao para" es un biopic en torno al joven rockero brasileño que irrumpió y fue suceso durante los años 80, y que murió víctima del SIDA a principios de la década siguiente. Calificado por Caetano Veloso como “el poeta más importante de su generación”, procedente de una familia de clase media alta, iconosclasta y rebelde, vivió intensamente con autenticidad y desenfado, algo que trasladó a las letras de las canciones que cantaba, impactando a las multitudes sobre todo juveniles, aunque también mucho más allá de esas edades. Temas como "Tudo amor que houver nesta vida", "Faz parte do meu show", "Exagerado" o el que forma parte del título del film (ya con la enfermedad asumida), se impusieron junto con su grupo Barao Vermelho primero, y después con el cantautor en solitario, que a quince años de su deceso, sigue presente en Brasil.
La directora Sandra Werneck ("Amores posíveis"), asistida por Walter Carvalho ("Janela da Alma") ha logrado captar todo eso y más. Su cámara (en mano, muchas veces) capta el nerviosismo, la fibra y la vibración de vida, obra, generación, contexto, con fuerza y a la vez poesía, una labor fotográfica esmerada, una cuidadosa edición y una banda sonora que mezcla a la excelente música, todo el ruido de una época y un país. Seleccionado entre sesenta actores, el joven actor Daniel de Oliveira (doblando las canciones en voz del cantante original) logra una labor en realidad virtuosa, que secundan sus compañeros de trabajo (entre ellos la veterana Marieta Severo, como la madre).
Una coproducción entre Francia, Gran Bretaña e Italia abrió por todo lo alto la muestra de este último país: "Cuando naces, ya no puedes esconderte", de Marco Tullio Giordania (a propósito, con un rollo trocado el cual alteró la proyección) que pone (muy bien puesto) el dedo en una llaga supurante en la Europa de hoy: la inmigración, sobre todo porque el cineasta no lanza el velo paternalista de otros tantos, ni nos muestra unos “refugiados”, sólo víctimas de discriminación y maltratos. También mucha escoria llega de los antiguos países socialistas, Africa y Asia a un Primer mundo que no los acoge con los brazos abiertos ni mucho menos (verdad que la cinta tampoco escamotea) pero que tiene que vérselas con “elemento” como el que da médula a la historia: junto con honestos trabajadores, deseosos de una legítima mejoría vital, llega mucho delincuente, proxeneta y prostituta(o), decidido a hacérselo de este modo más fácil. La redondez dramática y narrativa del film es tal que, pese a sus casi dos horas, nos mantiene en vilo. Las actuaciones de adultos y jóvenes complementan aquella, de modo que, a buen paso dio inicio la muestra italiana.
También se inició de esa suerte la española, la cual presentó credenciales con "7 vírgenes", de Alberto Rodríguez: cine de la marginalidad, en torno a jóvenes extraviados en su comportamiento y sentido de la vida dentro de un barrio periférico: simpáticos, afectuosos pero a la vez ladrones y tramposos incluso entre sí. La película se inserta dentro de la tan recurrida tendencia actual de la des-narración, de modo que ambienta y sugiere más de lo que cuenta. Notable el sondeo que hace en torno a interesantes subterfugios de varios personajes (como el protagonista y su hermano, a los cuales enlaza una extraña relación de amor-odio, dependencia-rechazo) y la captación magistral de la atmósfera en ese microcosmos que es “el barrio” (con su sordidez, sus peculiares tipos casos, cosas y casas), sólo que en más de una ocasión el film se siente como la serpiente que se mordió la cola: se alarga, insiste en lo mismo, y bien pudo ahorrarse la categoría de largo para haber devenido un magistral mediometraje.
Oro molido, película excepcional de las pocas que hasta ahora considera este crítico superlativa, la canadiense-británica "Tideland", del irreverente Terry Gilliam. Una obra sobre seres absolutamente alucinados, enajenados, de esos que no habitan este mundo ni tienen nada que ver con la tierra que pisan, comenzando con esa niña protagónica como para un inapelable premio de “actriz-revelación” pero dista mucho de ser el film sólo una colección de “raros”: es, en el fondo, y más allá de sus eficaces efectos especiales, su fotografía contrastante y matizada y su cáustico humor, un grito de lo más profundo de sus realizadores a estrechar la amistad y el calor humanos, porque esta gente que viaja a tierras extrañas, que inventan amigos e historias, o que disecan muertos para que no se los robe la tierra, están todos pidiendo a gritos amor y calidez, están conjurando a cada minuto la soledad y la incomunicación que tanto los lastra.
Pronto hablaremos mucho más de las ofertas festivaleras. Hasta muy pronto.
- © Frank Padrón (La Habana)-NOTICINE.com