Festivales

Colaboración: ¡Bienvenidos a la Utopía!
19-IV-06
Por Humberto Solás (*)
Abrimos una nueva edición del Festival Internacional de Cine Pobre convencidos de su utilidad y capaces de sorprender. Si bien estamos satisfechos con las consecuencias que en gran medida el Festival ha propiciado, tales como el incremento de la producción audiovisual en Cuba y el gradual desmoronamiento de prejuicios e incomprensiones entre quienes consideraban la obra audiovisual solo como privilegio de una elite, hemos introducido modificaciones que redundan en una mayor versatilidad de premios tanto en metálico como en tecnología.
Y todo ello sustentado en la divulgación de obras que destacan una posición de no subordinación a las reglas del juego que caracterizó hasta ahora a esta profesión, o sea, a la pasiva recepción de los dictámenes de mercaderes o instituciones, emitidas verticalmente y sin espacio a la polémica. En cambio, alentamos la ejecución de un cine legítimo, actuante y movilizador, altamente estético y ético, humilde en su elaboración, ajeno a todo proyecto de elitismo cultural, propiciador, en cambio, de una interacción con las diversas comunidades. Promocionamos también un cine despojado del cosmopolitismo que nos condena al claudicante mimetismo de los centros culturales y económicos que aún pretenden regentear la espiritualidad en todo el planeta. Es por ello que alentamos el espacio innovador y no somos complacientes con el desaliento inspirado en el fatalismo geo-histórico-político.
Somos de los que creen inveteradamente en el futuro protagonismo de las comunidades, porque solo ellas paliarán la inevitable evolución globalizadora, con su irrefrenable madeja de políticas paternalistas y donde el actuar de las comunidades, como desalineada estructura realmente participativa, serán las que generen, aún precariamente, cierto equilibrio.
Si a la consolidación de los grupos de real identidad se une el deseo vivo y honesto de su extensión cultural, entonces sí podremos hablar de una épica de gnoseología colectiva que derrumbará, al menos parcialmente, los muros del planetario negocio de la distribución y le devolverá al cine y a las demás profesiones artísticas, su verdadero lugar y real compromiso.
Una elite artística deberá desaparecer, así como desaparecerá la injusticia en el marco general de la sociedad comunitaria en todos los órdenes y profesiones.
(*): El cineasta cubano Humberto Solás, autor de films como "Lucía", "Cecilia", "El siglo de las luces" o "Barrio Cuba", es presidente del Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara (Holguín, Cuba).
Por Humberto Solás (*)
Abrimos una nueva edición del Festival Internacional de Cine Pobre convencidos de su utilidad y capaces de sorprender. Si bien estamos satisfechos con las consecuencias que en gran medida el Festival ha propiciado, tales como el incremento de la producción audiovisual en Cuba y el gradual desmoronamiento de prejuicios e incomprensiones entre quienes consideraban la obra audiovisual solo como privilegio de una elite, hemos introducido modificaciones que redundan en una mayor versatilidad de premios tanto en metálico como en tecnología.
Y todo ello sustentado en la divulgación de obras que destacan una posición de no subordinación a las reglas del juego que caracterizó hasta ahora a esta profesión, o sea, a la pasiva recepción de los dictámenes de mercaderes o instituciones, emitidas verticalmente y sin espacio a la polémica. En cambio, alentamos la ejecución de un cine legítimo, actuante y movilizador, altamente estético y ético, humilde en su elaboración, ajeno a todo proyecto de elitismo cultural, propiciador, en cambio, de una interacción con las diversas comunidades. Promocionamos también un cine despojado del cosmopolitismo que nos condena al claudicante mimetismo de los centros culturales y económicos que aún pretenden regentear la espiritualidad en todo el planeta. Es por ello que alentamos el espacio innovador y no somos complacientes con el desaliento inspirado en el fatalismo geo-histórico-político.
Somos de los que creen inveteradamente en el futuro protagonismo de las comunidades, porque solo ellas paliarán la inevitable evolución globalizadora, con su irrefrenable madeja de políticas paternalistas y donde el actuar de las comunidades, como desalineada estructura realmente participativa, serán las que generen, aún precariamente, cierto equilibrio.
Si a la consolidación de los grupos de real identidad se une el deseo vivo y honesto de su extensión cultural, entonces sí podremos hablar de una épica de gnoseología colectiva que derrumbará, al menos parcialmente, los muros del planetario negocio de la distribución y le devolverá al cine y a las demás profesiones artísticas, su verdadero lugar y real compromiso.
Una elite artística deberá desaparecer, así como desaparecerá la injusticia en el marco general de la sociedad comunitaria en todos los órdenes y profesiones.
(*): El cineasta cubano Humberto Solás, autor de films como "Lucía", "Cecilia", "El siglo de las luces" o "Barrio Cuba", es presidente del Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara (Holguín, Cuba).
- © FICP-NOTICINE.com

En Buenos Aires, los más y los menos del cine independiente
18-IV-06
Tras su primera semana, el Bafici (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente), que se desarrolla en la capital argentina desde el día 11, ha permitido llegar no sólo a conclusiones puntuales sobre los muchos films exhibidos en cualesquiera de sus secciones, sino a algunas de carácter más general, que engloban esta importante manera de hacer que tanta fuerza cobra hoy en el mundo entero.
El hecho de que los cineastas que deciden asumir la gestión fílmica alejados de la tiranía de los estudios y los productores al uso, logren una libertad creadora y expresiva considerable, conlleva en sí mismo esa incuestionable virtud, pero que a la vez puede devenir defecto, o al menos, peligroso riesgo: el querer decir tanto, sin la presión de los cortes, el regodearse en un tempo ajeno a las prisas hollywoodenses, desemboca en algunos de los problemas que se detectan en muchas de las obras aquí presentadas.
Tomemos por caso tres de la competencia internacional: "Longing", de la alemana Valesa Grisebach (un triángulo amoroso en clave tragicómica), "Los estados nórdicos", del canadiense Denis Coté (un hombre que ha practicado la eutanasia a la madre encuentra la redención en un apartado paraje) o "Reflections", del surcoreano Yao Hung (otro trío, esta vez de gente más joven y con un punto lésbico): temas de interés, tratamientos incluso con rubros técnicos motivadores, historias que podrían haber resultado si los circunloquios de la cámara, los motivos superfluos, los estiramientos absolutamente prescindibles, no las hubieran lastrado, algunas de modo irremediable.
Aspiren o no los premios, lo más novedoso e interesante se está hallando en el documental, a veces con un empaque más o menos tradicional (es el caso de "Cero grados de separación", de Elle Flanders; el conflicto palestino-israelí visto a través de dos parejas gays, de ambos sexos, e integrada por sendas etnias, o "Meninas", de la brasileña Sandra Werneck, en torno a adolescentes embarazadas en las favelas cariocas); otras enriquecido por elementos ficticios ("El ojo salvaje", de los estadounidenses Madows, Meyers y Strick, en la cuerda dialógica y dialogada de "Hiroshina, mon amour") o hasta pulsando la tan de moda cuerda del "falso documental" (como la rusa "First on the Moon", de Alexei Ferdochencko, historia alternativa de las presencias soviética y yanqui en la carrera espacial, o una variante, especie de "seudo-remake" en la argentina "Porno", de Homero Cirelli: cómo se hizo un film de este tipo, y donde interesa más el contexto y los costados que la obra en sí).
A propósito de esta última, la nutrida competencia argentina sigue demostrando que los linderos des-narrativos, el snobismo y la poses seudointelectuales, pueden llevar las conquistas de este grupo a un despeñadero: una cinta tan bien recibida aquí como "Puto", de Pablo Oliveiro, sobre un par de chicos que protagonizan una relación aparentemente profunda, que desemboca en otra cosa, es un ejemplo de cómo puede arruinarse una propuesta interesante cuando el tratamiento es, como decimos en buen cubano, "más rollo que película".
Así andan las cosas por el Bafici, del que seguiremos hablando.
Tras su primera semana, el Bafici (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente), que se desarrolla en la capital argentina desde el día 11, ha permitido llegar no sólo a conclusiones puntuales sobre los muchos films exhibidos en cualesquiera de sus secciones, sino a algunas de carácter más general, que engloban esta importante manera de hacer que tanta fuerza cobra hoy en el mundo entero.
El hecho de que los cineastas que deciden asumir la gestión fílmica alejados de la tiranía de los estudios y los productores al uso, logren una libertad creadora y expresiva considerable, conlleva en sí mismo esa incuestionable virtud, pero que a la vez puede devenir defecto, o al menos, peligroso riesgo: el querer decir tanto, sin la presión de los cortes, el regodearse en un tempo ajeno a las prisas hollywoodenses, desemboca en algunos de los problemas que se detectan en muchas de las obras aquí presentadas.
Tomemos por caso tres de la competencia internacional: "Longing", de la alemana Valesa Grisebach (un triángulo amoroso en clave tragicómica), "Los estados nórdicos", del canadiense Denis Coté (un hombre que ha practicado la eutanasia a la madre encuentra la redención en un apartado paraje) o "Reflections", del surcoreano Yao Hung (otro trío, esta vez de gente más joven y con un punto lésbico): temas de interés, tratamientos incluso con rubros técnicos motivadores, historias que podrían haber resultado si los circunloquios de la cámara, los motivos superfluos, los estiramientos absolutamente prescindibles, no las hubieran lastrado, algunas de modo irremediable.
Aspiren o no los premios, lo más novedoso e interesante se está hallando en el documental, a veces con un empaque más o menos tradicional (es el caso de "Cero grados de separación", de Elle Flanders; el conflicto palestino-israelí visto a través de dos parejas gays, de ambos sexos, e integrada por sendas etnias, o "Meninas", de la brasileña Sandra Werneck, en torno a adolescentes embarazadas en las favelas cariocas); otras enriquecido por elementos ficticios ("El ojo salvaje", de los estadounidenses Madows, Meyers y Strick, en la cuerda dialógica y dialogada de "Hiroshina, mon amour") o hasta pulsando la tan de moda cuerda del "falso documental" (como la rusa "First on the Moon", de Alexei Ferdochencko, historia alternativa de las presencias soviética y yanqui en la carrera espacial, o una variante, especie de "seudo-remake" en la argentina "Porno", de Homero Cirelli: cómo se hizo un film de este tipo, y donde interesa más el contexto y los costados que la obra en sí).
A propósito de esta última, la nutrida competencia argentina sigue demostrando que los linderos des-narrativos, el snobismo y la poses seudointelectuales, pueden llevar las conquistas de este grupo a un despeñadero: una cinta tan bien recibida aquí como "Puto", de Pablo Oliveiro, sobre un par de chicos que protagonizan una relación aparentemente profunda, que desemboca en otra cosa, es un ejemplo de cómo puede arruinarse una propuesta interesante cuando el tratamiento es, como decimos en buen cubano, "más rollo que película".
Así andan las cosas por el Bafici, del que seguiremos hablando.
- © Frank Padrón (Buenos Aires)-NOTICINE.com

Recuerdan a Rossellini en el Festival de Cine Pobre de Gibara
18-IV-06
Con la presencia de su hijo Renzo, el IV Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara, en la provincia cubana de Holguin, recuerda desde este lunes al fundador del neorrealismo italiano Roberto Rossellini, del que se proyecta un amplio ciclo. EL certamen cubano cuenta no sólo con una competición de largometrajes de ficción, sino también otras de documentales, obras experimentales y video arte, maquetas y guiones inéditos.
Una quincena de largometrajes y 27 cortos de América Latina y Europa, optan a premios en el primer apartado, de un total de 305 producciones recibidas. El jurado está integrado por el director de fotografía Jacques Loiseleux (Francia), la periodista italiana Alexandra Riccio y la actriz cubana Coralia Veloz.
Según el Boletín ICAIC Digital, este año las cifras de trabajos presentados demuestran el nivel de convocatoria alcanzado por el festival, con la mayor concurrencia de films en toda la historia del evento y la incorporación como subsede de Santiago de Cuba.
El festival, que preside el cineasta cubano Humberto Solás ("Barrio Cuba") y dirige Sergio Benvenuto, cuenta con apoyos de instituciones y empresas de todo el mundo. La firma suiza Swiss Effects otorga 15.000 euros al gran premio a la Mejor Maqueta de Largometraje de Ficción. La empresa GBM Inc., radicada en Cuba, entregará al ganador del premio a la Mejor Obra de Ficción el equivalente a 5.000 dólares en tecnología audiovisual. El premio al Mejor Documental, Obra Experimental o Videoarte es de 3.000 euros en tecnología audiovisual y será otorgado por el Instituto Roberto Rossellini.
Además de sus apartados competitivos y del homenaje a Rossellini, Gibara brinda otros apartados informativos, con trabajos respaldados por la UNESCO, la EICTV de San Antonio de los Baños, la madrileña escuela ECAM, el Festival de Cine Experimental de Benalmádena, eventos teóricos, exposiciones, obras de teatros y espectáculos musicales y circenses.
Con la presencia de su hijo Renzo, el IV Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara, en la provincia cubana de Holguin, recuerda desde este lunes al fundador del neorrealismo italiano Roberto Rossellini, del que se proyecta un amplio ciclo. EL certamen cubano cuenta no sólo con una competición de largometrajes de ficción, sino también otras de documentales, obras experimentales y video arte, maquetas y guiones inéditos.
Una quincena de largometrajes y 27 cortos de América Latina y Europa, optan a premios en el primer apartado, de un total de 305 producciones recibidas. El jurado está integrado por el director de fotografía Jacques Loiseleux (Francia), la periodista italiana Alexandra Riccio y la actriz cubana Coralia Veloz.
Según el Boletín ICAIC Digital, este año las cifras de trabajos presentados demuestran el nivel de convocatoria alcanzado por el festival, con la mayor concurrencia de films en toda la historia del evento y la incorporación como subsede de Santiago de Cuba.
El festival, que preside el cineasta cubano Humberto Solás ("Barrio Cuba") y dirige Sergio Benvenuto, cuenta con apoyos de instituciones y empresas de todo el mundo. La firma suiza Swiss Effects otorga 15.000 euros al gran premio a la Mejor Maqueta de Largometraje de Ficción. La empresa GBM Inc., radicada en Cuba, entregará al ganador del premio a la Mejor Obra de Ficción el equivalente a 5.000 dólares en tecnología audiovisual. El premio al Mejor Documental, Obra Experimental o Videoarte es de 3.000 euros en tecnología audiovisual y será otorgado por el Instituto Roberto Rossellini.
Además de sus apartados competitivos y del homenaje a Rossellini, Gibara brinda otros apartados informativos, con trabajos respaldados por la UNESCO, la EICTV de San Antonio de los Baños, la madrileña escuela ECAM, el Festival de Cine Experimental de Benalmádena, eventos teóricos, exposiciones, obras de teatros y espectáculos musicales y circenses.
- © Corresponsal (Cuba)-NOTICINE.com

"El acorazado...", restaurado y sinfónico en Buenos Aires
17-IV-06
Por Frank Padrón
Hay acontecimientos que trascienden el marco donde se insertan, y ello ocurrió justamente en el BAFICI, Festival
Internacional de cine independiente que tiene lugar en Buenos Aires desde el pasado día 11, cuando en el mítico teatro Colón (uno de los más antiguos y hermosos no ya de Argentina, sino de América Latina) ocurrió el que nos ocupa. Como una de las actividades especiales del mismo, se programó durante dos noches la presentación de una copia restaurada de "El acorazado Potemkin", el clásico del cine soviético realizado en 1925 por Serguéi M. Einsentein acompañada musicalmente por la Orquesta Sinfónica del gran coliseo.
Si fue todo un suceso ver emerger imponente y desafiante el inmenso barco (todo un símbolo de las conquistas fílmicas debidas al maestro ruso en el montaje, la composición de la imagen y la caligrafía fílmica) no menos lo fue escuchar el organismo musical sonando como si brotara de la misma pantalla, algo que sólo ocurrió cuando a partir de 1926, el alemán Edmund Meisei concibió la partitura que desde entonces acompañó el filme, sobre la cual trabajó el director orquestal Phil Jutzi.
Aún siendo originalmente soviética, la trayectoria del buque cinematográfico oscila entre la antigua Unión y Alemania, pues en realidad su éxito comenzó en el segundo país, donde sufrió tantas censuras y mutilaciones como en su patria (algunos intertítulos, por ejemplo, citaban explícitamente a Trotski). Lo cierto es que Einsenstein consideraba éste su “primer trabajo para el cine sonoro” (aun cuando originalmente nació mudo) y hablaba de su labor junto al músico con entusiasmo (“trabajamos en cooperación amistosa y comunidad creativa”, decía).
Un artista de la restauración cinematográfica como Enno Patalas, a quien se deben verdaderos milagros en este campo sobre otros clásicos ("Metrópolis" o "Los nibelungos") también se responsabilizó con la de Potemkin, y presente en las funciones argentinas, declaró sentirse impresionado al ver repleta la enorme capacidad del teatro porteño, “sobre todo de jóvenes”.
Las imágenes en realidad parecen de ahora mismo, no sólo por la nitidez lograda, sino por la fuerza de las mismas , por todo su vigor; restando el comprensible discurso triunfalista e hiperbólico, asombra que en la infancia del cine, se haya logrado esa estructura impecable, grandiosa, en narración y dramaturgia, sobre todo ahora que emergieron, como del fondo del mar (léase gavetas y archivos) tantas escenas que habían sido cercenadas y que por primera vez apreciamos, devolviendo al gigante su entereza, coherencia y dimensión.
Bajo la batuta del maestro Guillermo Brizzio, la Orquesta Estable del Colón brilló de principio a fin: el difícil e imprescindible empaste entre percusión y cuerdas, los complejos crescendos melódico-orquestales en momentos clímax (la célebre Masacre de Odessa y, sobre todo, el enfrentamiento final de los dos buques, que requiere de un dinámico sostenido en el tutti) demostraron no sólo la alta profesionalidad y el talento de estos músicos, cuya ejecución prolongaba la fuerza y precisión del director, sino la interiorización que todos lograron de una partitura donde laten aires románticos de la mejor tradición europea.
Gran suceso éste de la cultura toda, que hermana Europa y Latinoamérica, que sale de la pantalla o el foso sinfónico, que salta del recinto casi sacro del coliseo bonaerense, para proseguir la travesía azarosa y exitosa del invencible acorazado fílmico.
Por Frank Padrón
Hay acontecimientos que trascienden el marco donde se insertan, y ello ocurrió justamente en el BAFICI, Festival
Internacional de cine independiente que tiene lugar en Buenos Aires desde el pasado día 11, cuando en el mítico teatro Colón (uno de los más antiguos y hermosos no ya de Argentina, sino de América Latina) ocurrió el que nos ocupa. Como una de las actividades especiales del mismo, se programó durante dos noches la presentación de una copia restaurada de "El acorazado Potemkin", el clásico del cine soviético realizado en 1925 por Serguéi M. Einsentein acompañada musicalmente por la Orquesta Sinfónica del gran coliseo.
Si fue todo un suceso ver emerger imponente y desafiante el inmenso barco (todo un símbolo de las conquistas fílmicas debidas al maestro ruso en el montaje, la composición de la imagen y la caligrafía fílmica) no menos lo fue escuchar el organismo musical sonando como si brotara de la misma pantalla, algo que sólo ocurrió cuando a partir de 1926, el alemán Edmund Meisei concibió la partitura que desde entonces acompañó el filme, sobre la cual trabajó el director orquestal Phil Jutzi.
Aún siendo originalmente soviética, la trayectoria del buque cinematográfico oscila entre la antigua Unión y Alemania, pues en realidad su éxito comenzó en el segundo país, donde sufrió tantas censuras y mutilaciones como en su patria (algunos intertítulos, por ejemplo, citaban explícitamente a Trotski). Lo cierto es que Einsenstein consideraba éste su “primer trabajo para el cine sonoro” (aun cuando originalmente nació mudo) y hablaba de su labor junto al músico con entusiasmo (“trabajamos en cooperación amistosa y comunidad creativa”, decía).
Un artista de la restauración cinematográfica como Enno Patalas, a quien se deben verdaderos milagros en este campo sobre otros clásicos ("Metrópolis" o "Los nibelungos") también se responsabilizó con la de Potemkin, y presente en las funciones argentinas, declaró sentirse impresionado al ver repleta la enorme capacidad del teatro porteño, “sobre todo de jóvenes”.
Las imágenes en realidad parecen de ahora mismo, no sólo por la nitidez lograda, sino por la fuerza de las mismas , por todo su vigor; restando el comprensible discurso triunfalista e hiperbólico, asombra que en la infancia del cine, se haya logrado esa estructura impecable, grandiosa, en narración y dramaturgia, sobre todo ahora que emergieron, como del fondo del mar (léase gavetas y archivos) tantas escenas que habían sido cercenadas y que por primera vez apreciamos, devolviendo al gigante su entereza, coherencia y dimensión.
Bajo la batuta del maestro Guillermo Brizzio, la Orquesta Estable del Colón brilló de principio a fin: el difícil e imprescindible empaste entre percusión y cuerdas, los complejos crescendos melódico-orquestales en momentos clímax (la célebre Masacre de Odessa y, sobre todo, el enfrentamiento final de los dos buques, que requiere de un dinámico sostenido en el tutti) demostraron no sólo la alta profesionalidad y el talento de estos músicos, cuya ejecución prolongaba la fuerza y precisión del director, sino la interiorización que todos lograron de una partitura donde laten aires románticos de la mejor tradición europea.
Gran suceso éste de la cultura toda, que hermana Europa y Latinoamérica, que sale de la pantalla o el foso sinfónico, que salta del recinto casi sacro del coliseo bonaerense, para proseguir la travesía azarosa y exitosa del invencible acorazado fílmico.
- © NOTICINE.com

Tucumán se suma al panorama de festivales argentinos
12-IV-06
La distribución de cine argentino fuera de los límites de Buenos Aires es una tarea ardua y son muchas las películas que no llegan a tener su estreno en el interior del país, por ello en la provincia de Tucumán se han organizado en los últimos dos años una serie de ciclos llamados a paliar esa carencia. El éxito que acompañó a esas muestras ha posibilitado que la Secretaría de Cultura de esta provincia subiera la apuesta y creara el Tucumán Cine 06, un certamen destinado exclusivamente a la cinematografía local que debutará este año en el panorama de festivales argentinos.
Tucumán Cine 06 tendrá lugar del 26 de octubre al 2 de noviembre, con el claro objetivo de acercar el cine argentino a la población del norte del país e incorporar paulatinamente a la provincia al ámbito cinematográfico nacional. "Tucumán ha tenido en los últimos dos años un creciente interés por la producción audiovisual, tanto por parte del público como de los realizadores locales. Este interés también surge como consecuencia de la creación, en el ámbito de la Secretaría de Cultura, de una Dirección dedicada al fomento y promoción multimedial, por un lado, y al inicio de actividades de la Escuela de Cine de la Universidad Nacional de Tucumán. Desde el Estado Provincial se viene realizando un trabajo intensivo en relación a la calidad de los materiales que se pueden brindar al público, los modos de producción audiovisual local y las nuevas tecnologías que estén al alcance para ello. Todo esto apunta en definitiva a formar un nuevo público, enriqueciendo la cultura y el mercado", señala Rafael Vásquez Rivera, director del festival.
El certamen se compondrá de una programación que incluye una muestra competitiva de cine argentino en 35 mm, con estrenos y pre-estrenos, la cual otorgará un premio de 20 mil pesos a la película que se consagre como la mejor; una muestra de largometrajes del interior del país en 35 mm y una muestra de cortos realizados en Tucumán. A ello se sumarán actividades paralelas como los seminarios y charlas sobre tecnología digital, espectáculos multimedia y el concurso provincial de proyectos para videoclips, que subrayan la intención de la organización por explorar y promover los nuevos formatos para la creación cinematográfica, suministrando valiosas herramientas para los cineastas del mañana.
La distribución de cine argentino fuera de los límites de Buenos Aires es una tarea ardua y son muchas las películas que no llegan a tener su estreno en el interior del país, por ello en la provincia de Tucumán se han organizado en los últimos dos años una serie de ciclos llamados a paliar esa carencia. El éxito que acompañó a esas muestras ha posibilitado que la Secretaría de Cultura de esta provincia subiera la apuesta y creara el Tucumán Cine 06, un certamen destinado exclusivamente a la cinematografía local que debutará este año en el panorama de festivales argentinos.
Tucumán Cine 06 tendrá lugar del 26 de octubre al 2 de noviembre, con el claro objetivo de acercar el cine argentino a la población del norte del país e incorporar paulatinamente a la provincia al ámbito cinematográfico nacional. "Tucumán ha tenido en los últimos dos años un creciente interés por la producción audiovisual, tanto por parte del público como de los realizadores locales. Este interés también surge como consecuencia de la creación, en el ámbito de la Secretaría de Cultura, de una Dirección dedicada al fomento y promoción multimedial, por un lado, y al inicio de actividades de la Escuela de Cine de la Universidad Nacional de Tucumán. Desde el Estado Provincial se viene realizando un trabajo intensivo en relación a la calidad de los materiales que se pueden brindar al público, los modos de producción audiovisual local y las nuevas tecnologías que estén al alcance para ello. Todo esto apunta en definitiva a formar un nuevo público, enriqueciendo la cultura y el mercado", señala Rafael Vásquez Rivera, director del festival.
El certamen se compondrá de una programación que incluye una muestra competitiva de cine argentino en 35 mm, con estrenos y pre-estrenos, la cual otorgará un premio de 20 mil pesos a la película que se consagre como la mejor; una muestra de largometrajes del interior del país en 35 mm y una muestra de cortos realizados en Tucumán. A ello se sumarán actividades paralelas como los seminarios y charlas sobre tecnología digital, espectáculos multimedia y el concurso provincial de proyectos para videoclips, que subrayan la intención de la organización por explorar y promover los nuevos formatos para la creación cinematográfica, suministrando valiosas herramientas para los cineastas del mañana.
- © Cynthia M. García (Argentina)-NOTICINE.com